Extraño caso de supervivencia política, la titular de Minería de la Nación intenta entablar contacto con un ambiente convulsionado por retenciones al alza y pérdida de confianza.
El gesto tomó por sorpresa y desconcertó al ambiente minero local. No por lo obvio que implica que un funcionario busque contacto directo con su área de competencia, sino porque Royón arrastra de tiempos de Massa conducción un feroz rechazo del ambiente, en términos unánimes. Distancia que, se comprende ahora, pretende ir reduciendo a fuerza de contacto cara a cara.
Ocurre que las cicatrices de los tiempos pasados recientes son bien gruesas. Casi todo el medio ambiente de la minería nacional, y en particular el de San Juan, hizo fuerza para que el entonces jefe de Royón (Sergio Massa) fuese desplazado por los votos, como ocurrió. Y Royón era uno de los pistones del tigrense en ese ambiente de negocios a la retranca.
Claro que la minería no le reclamaba tanto por aspectos referidos a la técnica específica del sector (en la que su par era una catamarqueña alineada con un gobernador albertista puro como Raúl Jalil) o la energía. Le objetaban más que nada aspectos de la macro, con destinatario en el Palacio de Hacienda: el atraso cambiario, las mil brechas por otros mil tipos de cambio distintos, las dificultades para liquidar divisas en el exterior. Nada que no excluyera a cualquier otra cadena de valor. Pero la minera estuvo particularmente concentrada con correrle la escalera a Massa casi sin excepciones: con el alemán Meding de Los Azules, los suizos de Glencore-Pachón y los canadienses de Josemaría en primera fila.
Así ocurrió: Massa fue historia, pero no Royón. Asombroso caso de supervivencia, con motivos políticos aún sujetos de especulaciones: nadie explicó en on en el gobierno de Milei por qué decidieron mantener a una funcionaria de primera línea de una gestión que ellos consideran fracasada.
El asunto es que las cosas para el frente minero efectivamente cambiaron, pero para peor. Tampoco por decisiones propias de la actividad, sino por coletazos de la macro, operada ahora por Toto Caputo. En el primer capítulo de sus decisiones decidió la conocida devaluación del 180% en una sola cuota, pero a la vez impuso el doble de las retenciones a la minería.
Todo el mundo a volver a sacar cuentas: un beneficio por la devaluación de pasar a liquidar en 550 dólares –mix 50 y 50 entre oficial a 380 y CCL de 800- a un nuevo dólar de 800, pero con el contrapeso de las retenciones que pasaron del 4,4 u 8% -depende el productor exportado- a un 15% generalizado para todos. Y con el plus del impuesto Pais para importaciones, que encarece el dólar comprador del exterior a unos $1.200. Y que toda la cadena minera debe aplicar a su actividad porque la gran mayoría de sus insumos son extranjeros. La cuenta no da.
Más aún, entre todo el abanico provincial de intereses mineros hay quienes pierden más y quienes pierden menos. Y en la primera lista figura nada menos que Veladero, la mina a la que subirá Royón en jueves. Sencillamente, porque es la única de San Juan que exporta el doré, sobre el que se multiplicó por dos la retención. En Veladero, que fueron los más contemplativos con la gestión Massa y que está integrado en un 50% por capitales chinos –estatales, una mala palabra para el Milei inicial que califica a esa procedencia como comunista-, el enojo con los primeros pasos de la nueva gestión es más potente aún, según se advierte en el ambiente. Por eso el encuentro con Royón podrá ser muy protocolar, pero seguramente con esa tensión inscripta.
Los primeros pasos de Milei-Royón en la actividad provocaron además un evidente desencanto en el sector minero nacional y sanjuanino, que veían a la gestión Milei como una oportunidad.
El primer impacto que los voceros empresariales mineros se encargaron de hacer saber es la desconfianza. “La suba de las retenciones a las exportaciones va a afectar muy negativamente a las inversiones en curso y las que están por venir. Es un atraso muy grande”, dijo uno de ellos a Ecojournal. Otro dijo: “con retenciones al 15% ningún proyecto puede funcionar. Si esta medida es a mediano plazo, no va a haber proyectos mineros que se lleven a cabo”.
Cuestionan también la presión, que a cálculos del sector eleva el esfuerzo del 55% de la facturación al 62%. “Esto hace inviable a todos los proyectos mineros. No da margen a planificar nada que comience antes del 2027”. Es decir, hasta el final de la (primera) gestión de Javier Milei.
“Todos los proyectos a construir no son factibles con esa tributación total, quedamos fuera del mapa”, dicen en el sector. Y agregan puntualmente que “pega especialmente en los proyectos que tienen que ponerse en marcha, que están en prefactibilidad o que quieren comenzar la construcción, como por ejemplo, los del cobre. No se puede pensar en ningún plan de desarrollo minero con el 15% de retenciones”, concluyen.
El primer capítulo se dará a 4.000 metros de altura, en el campamento de Veladero. Cuando Flavia Royón se acomode el casco para saltar a la cancha en terreno hostil, a pesar de que seguramente se dispensen sonrisas