Respetar las normas de tránsito: la salida más simple para evitar las multas.
Por Redacción de La Nueva.
Por una ley provincial promulgada en 2009, el valor de las infracciones de tránsito está ligada al precio de la nafta de mayor octanaje que ofrece la petrolera YPF.
El monto a pagar se determina mediante cierta cantidad de unidades fijas (UFs), cada una de las cuales coincide con el precio un litro de esa nafta en el Automóvil Club Argentino de La Plata.
Pero además, la normativa establece una actualización bimestral, las cual se realiza de manera rigurosa y sin lugar a ningún tipo de discusión.
Esto deriva en que hoy los valores sean realmente elevados, considerando que en 2009 una UF equivalía a $ 3,20 y hoy se ubica en $ 771 (para el bimestre enero-febrero 2024).
Cada infracción tiene asignado una cantidad de UFs, entre un mínimo y uno máximo, y es potestad del juzgado de falta determinar cuántas aplica.
En ese contexto, estacionar en zona prohibida –la falta más cometida a nivel local—admite una pena de hasta $ 771 mil, mientras que negarse al test de alcoholemia roza el millón de pesos.
No es simple establecer con certeza si aumentar el valor de las multas ayuda a disminuir la cantidad de infracciones. Porque existe una cultura muy instalada en nuestro país de no respetar las leyes de tránsito o ignorarlas sin demasiados miramientos.
También podría discutirse si en el actual contexto económico resulta lógico que sea el combustible –que lo ajustan las petroleras a su gusto— un parámetro adecuado.
Incluso en la Ciudad autónoma de Buenos Aires el valor de referencia adoptado es la UF pero equivalente al 50% del valor de la nafta de mayor octanaje establecido por el promedio de venta de todas las petroleras.
Sin embargo, hay una solución muy simple, práctica y contundente para evitar todo tipo de sanciones y no tener que afrontar estos pagos tan onerosos: no pasar semáforos en rojo, no hablar por celular mientras se conduce, no tomar alcohol si se va a manejar, no estacionar donde está prohibido.
Mejorando esa cultura se tienen entonces al menos dos consecuencias favorables: menos accidentes de tránsito y menos multas que pagar.