Por Manuel Parola
Alrededor de 1200 comedores y espacios comunitarios son la gran diferencia entre el hambre y poder tener un plato de comida para los sectores más carenciados de Rosario.
Los problemas alimentarios en Rosario se han visto intensificados durante los últimos meses en los sectores más desprotegidos de la ciudad. Los comedores populares se han convertido en el sostén de muchas familias que no pueden llegar a completar las cuatro comidas diarias y precisan para eso la asistencia del Estado. Para dimensionar la creciente demanda: solo en 2023 se entregaron más de 2 millones de kilos de alimentos en Rosario.
En este contexto, la Municipalidad contabiliza más de 800 centros comunitarios que se dividen entre merenderos, comedores y ollas populares, a los cuales acompañan con recursos y mercadería para paliar el hambre que hay en las barriadas.
Tanto el Estado municipal como el provincial destinan recursos para la entrega de alimentos y la inyección de recursos financieros directamente a las organizaciones, las cuales después rinden los gastos a las autoridades.
Desde la secretaría de Desarrollo Humano del municipio indicaron que se asisten a 831 espacios comunitarios donde se le brinda una ración de comida a las personas que se acercan a estos espacios.
Solo a través del Banco de Alimentos de Rosario (BAR), 300 organizaciones son asistidas con la recepción, clasificación y distribución de productos alimenticios que no pueden comercializarse pero que son aptos para el consumo: “Del total de organizaciones beneficiarias 295 son de Rosario y el resto son de localidades cercanas como Villa Gobernador Gálvez, Roldán, Funes, Baigorria, Empalme Villa Constitución, Carcarañá, Alvarez, Villa Eloísa, Pérez, Capitán Bermúdez, Ramallo, Peyrano, San Nicolás y San Lorenzo” apuntó a La Capital la directora ejecutiva de la entidad, Nadia Montes.
Entre los beneficiarios se pueden mencionar comedores, merenderos, centros comunitarios, centros de día y hogares para personas con adicciones o con discapacidad”, además de “hogares de mujeres, niños o ancianos, escuelas, centros de formación, centros culturales, centros de jubilados y otras Ongs.
Además, Montes aclaró que actualmente hay 684 organizaciones sociales en lista de espera para ser beneficiarias del BAR, de las cuales 500 son de Rosario.
Desde la secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat que conduce Nicolás Gianelloni, apuntaron que “en campaña con el BAR nos permite poder llegar a más lugares. Trabajamos con 1200 centros comunitarios” donde se incluye a entidades del Gran Rosario y las ubicadas en el área céntrica de la ciudad.
Durante el mes de junio del 2023, la secretaría de Desarrollo Territorial liderada por Camilo Scaglia, asistía a 500 comedores sólo en el área de Rosario. Desde las organizaciones sociales que llevan adelante estos espacios colaborativos advierten que el fenómeno de los centros comunitarios entró en expansión durante la pandemia con casi 2000 puntos de entrega de comida: “Durante la pandemia funcionaron más de 2.000” espacios de asistencia alimentaria gestionada por iniciativas solidarias, cooperativas y autoconvocadas sólo en Rosario.
“Después de la pandemia nosotros no disminuimos, sino que aumentamos” la cantidad de espacios, dijeron desde la Corriente Clasista y Combativa (CCC) a La Capital, movimiento social que en la actualidad lleva adelante 110 comedores en Rosario.
“Para poder responder a la demanda de alimentos de las organizaciones beneficiarias, el año pasado se entregaron más de 2 millones de kilos de alimentos y según nuestros relevamientos internos los productos que más solicitan son harina, aceite, fideos secos, leche y puré de tomate”, describió Montes.
Los comedores han tenido un aluvión de nuevas bocas que buscan una ración de alimento desde la liberación de precios de los alimentos desde los primeros días de diciembre, sumado a que el otrora ministerio de Desarrollo Social de la Nación, durante el último año de la gestión de Alberto Fernández fue muy irregular en la entrega de la mercadería que por convenio el Estado nacional debía entregar a las organizaciones sociales, al punto que en el mes de noviembre pasado sólo se entregó un tercio de los productos acordados en materia de asistencia