«Generar vida urbana en infraestructura obsoleta»

Álvaro García Resta, secretario de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Buenos Aires, expuso ayer las transformaciones urbanas que logró en los diferentes espacios, sin que nadie saliera afectado, con diálogo, participación ciudadana e incluso con nuevos marcos normativos. Contó sobre la demolición del gran edificio abandonado denominado «Elefante Blanco» y lo que se generó en «Ciudad Oculta». Allí, a través de reuniones, primero con vecinos y luego con vecinas en mayoría, se planificó y avanzó en un espacio público destinado a la recreación y a la actividad física.

Disertación

«Debemos hacer ciudades para mejorar la calidad de vida de la gente», remarcó en la disertación que dio ayer en el Centro de Convenciones de Limache, en el marco del ciclo «Hablemos de lo que viene» de El Tribuno.

Remarcó que siempre debajo de cada plan debe existir una arquitectura del proyecto que lo haga sostenible. Eso consiste básicamente en política social, económica y el financiamiento. «Conozco muchos proyectos que no avanzaron porque no tuvieron esa base, eso que está por lo bajo. Cuando la gente demanda algo y el sector publico lo registra aparece el financiamiento. No es relevante un render si no tiene prioridad al sujeto», enfatizó.

El urbanista logró avanzar en 30 proyectos disruptivos. Por su gestión, Jorge Macri, próximo jefe de Gobierno, lo convocó para seguir en el cargo. Además del caso del Elefante Blanco, enumeró otros casos. En ese lugar destacó que se construyó la sede del Ministerio de Desarrollo Humano. «No solo demolimos un edificio, demolimos creencias», añadió.

Contó que cuando se reunían con vecinos para ver sus necesidades, dijo que la mayoría de los varones quería canchas de fútbol. Luego tuvieron encuentros con mujeres y las ideas se multiplicaron. «Vimos que es necesario un diseño urbano con perspectiva de género. Nos dimos cuenta que los espacios públicos no consideran las perspectivas de género. No estoy hablando de colocar un banco de un color determinado, sino de generar espacios desde otra óptica», reflexionó.

Manzana 66

García Resta también contó el caso de la «Manzana 66», con la cual expuso las nuevas herramientas que llevó adelante para la transformación

Se trataba de una manzana de dominio privado, cerca de la estación de trenes de Once. Narró que allí los vecinos querían un espacio verde y público. Allí un grupo empresario quería hacer canchas de fútbol 5.

García Resta expuso que entabló conversaciones con los dueños del lugar y vio que no era una buena opción la expropiación, que además implicaba una millonaria erogación al Estado, unos 30 millones de dólares. «No era la manera expropiar. Entonces encontramos una salida: fue la primera ley de permuta. Le ofrecimos dar otro terreno. Le cambié un activo por un activo. Le dimos un terreno más chico en otra zona. Fue una operación de economía urbana», afirmó.

«Hoy es una manzana, con juegos y otras áreas. El programa de necesidades lo acordamos con el vecino. El sector publico tiene que arbitrar porque sino las cosas no pasan. Hay que generar las condiciones para que al otro le vaya bien», indicó.

También abordó la nueva herramienta de «los convenios urbanísticos». Sostuvo que no son excepciones sino nuevas normas. Aclaró que el debate es ver «quién accede a proponer eso y si ese acceso es igual a todos». Con estos convenios se puede avanzar en proyectos

EL TRIBUNO

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