«Dependerá del nuevo gobierno configurar un nuevo escenario para la minería o sostener el vigente», sostiene en esta columna Miguel Alguacil. ¿Qué decidirá Milei?
La victoria de Javier Milei, en las urnas, reabre un nuevo interrogante en cuánto al futuro del sector minero en la Argentina. Uno de los dilemas a dilucidar, será quién tendrá a su cargo, la Secretaría de Minería de la Nación, que aún se encuentra en manos de Fernanda Ávila.
Quién asuma como secretaria/o de Minería, se encontrará con un sector que ha tenido un salto exponencial en los últimos años, principalmente, de la mano del litio y el cobre.
Más allá de la transición y la toma del poder del nuevo presidente electo, la asunción del nuevo gobierno, puede generar un nuevo esquema geopolítico en materia de inversiones mineras, donde nuevos grupos económicos podrían verse beneficiados, siempre y cuando, las reglas de juego, permitan configurar una política económica estable y sin restricciones cambiarias.
El nuevo gobierno electo, deberá trabajar en función de la sostenibilidad de la minería, comenzando por disminuir las regulaciones, que actúan como un impedimento en materia de inversiones. Argentina, deberá propender y aprovechar las oportunidades del renovado interés por la actividad minera, minimizando sus potenciales amenazas, para ello se requerirá de una visión estratégica, que permita generar un plan de incentivos en materia fiscal y tributaria, que conlleve un incremento de las inversiones en el sector minero, sin dejar de lado los beneficios que otorga dicha actividad, en materia de empleabilidad y desarrollo económico y social de las regiones, que integran los distintos proyectos mineros.
Dependerá del nuevo gobierno configurar un nuevo escenario para la minería o sostener el vigente, de todas maneras, se vislumbra una nueva configuración geopolítica en materia de inversiones, que deberá garantizar la sostenibilidad de los proyectos vigentes, con un nuevo esquema de inversiones y regulaciones, que permita el ingreso de nuevos actores económicos en el sector, cuyas principales implicancias, se podrán vislumbrar en la ampliación y reestructuración geopolítica, en materia de recursos naturales.
Para finalizar, es importante destacar, que al nuevo presidente, le espera un arduo desafío en cuanto al desarrollo de la actividad minera como del sector productivo, dónde deberá construir una confianza sostenible en el tiempo, eliminando los impuestos internos distorsivos, los cuáles no deberían aplicarse durante el proceso productivo, siendo estos mismos, una limitación al desarrollo y/o crecimiento de una región como de un país.
MEMO