El presidente de Coninagro, Elbio Laucirica, señaló que el productor «va a tener que tirar todo el año con el producto de una cosecha que no fue buena». Según sostienen, se están terminando los ahorros y reservas de los productores agropecuarios y empezaron a darse muchos compromisos financieros con tasas poco razonables.
Todas las provincias de la zona pampeana comienzan a cerrar una trilla muy resentida para el trigo y con pocas expectativas de mantener un volumen medio. Las calificaciones también indican que la campaña de granos gruesos está avanzando en zonas muy comprometidas, que advierten una ausencia en los resultados de la cosecha que se va a sentir muy fuerte en el primer semestre del 2023.
La proyección corresponde al área de economía de Coninagro, que en su evaluación de datos microeconómicos, de producción y mercado están indicando una complicación en los pueblos del interior del país, los comercios, servicios y otras actividades.
“Vamos a tener que tirar todo el año con el producto de la cosecha que no ha sido buena y sabemos que no será fácil llevarlo adelante, ni mucho menos pagar los anticipos del impuesto a la ganancias sobre un período que ya nos está anticipando un resultado hacia la pérdida”, reconoció el presidente de Coninagro, Elbio Laucirica.
El dirigente, que estuvo reunido con referentes de la comisión de Agricultura del Senado de la Nación, explicó que le pidieron a los legisladores que colaboren con los gobiernos para agilizar la toma de declaraciones juradas de emergencia y desastre agropecuario, con el objetivo de suspender el pago de Ganancias.
“No podemos erogar un efectivo que necesitamos para mantener toda las estructuras del campo. Va a ser muy difícil pagar y precisamos financiamiento para asumir el costo de la nueva campaña”, subrayó Laucirica agregando que la sequía no es solo de este año, sino que viene arrastrándose.
Según Coninagro, se están terminando los ahorros y reservas de los productores agropecuarios y han empezado a darse muchos compromisos financieros con tasas poco razonables. “Estamos reclamando la participación de los bancos, con créditos adecuados a quienes están amparados en la ley de emergencia agropecuaria y vemos que las aprobaciones van lentas en la mayoría de las provincias, a excepción de algunos departamentos de Santa Fe y muchos partidos de Buenos Aires”, dijo recordando que en el caso de las economías regionales y una línea de asistencia por las heladas tardías todavía no se ha avanzado en nada.
PUBLICIDAD
Laucirica considera que la culpa no es solo de la administración central, sino que en gran parte está asociada con la pasividad de los gobiernos provinciales por avanzar con gestiones para que todo fluya más rápido.
También, manifestó su sorpresa al ver que sobre una campaña (2022/23) que va a costar 12 mil millones de dólares, la mayoría de los recursos salen de las cooperativas y segmentos privados. Algo así como u$s 8800 millones.
La sorpresa está centrada en el Banco de la Nación Argentina, que solo aportará 500 millones de dólares y no ha logrado unificar un criterio en sus líneas de financiación o préstamos, ya que una de sus reglamentaciones vigentes castiga a los productores que tienen soja con un aumento del 120 % en la tasa de interés.
Al cierre, los referentes de Coninagro remarcaron que en algunos casos la situación en tan grave, que no hay agua para consumo en los rodeos lecheros.
“No hay recursos para el forraje que necesitan consumir las vacas, se comienza a ver una caída en la producción de leche y falta dinero para disponer de los recursos”, enfatizó con mucha preocupación por la ausencia de una asistencia inmediata y generalizada
Leonardo Stringaro – La Capital de Rosario