Bahía Blanca. Feliú: “Hay que cambiar el paradigma del diseño estratégico de la ciudad ”

De cara a los 200 años, el senador provincial dijo que son bienvenidas las inversiones, pero que la clave es lograr una simbiosis público-privada que reduzca la desigualdad.
Feliú planteó la ciudad desde tres aspectos: la Bahía soñada, o deseada; la Bahía real y la Bahía posible.

La falta de datos estadísticos, uno de los temas expuestos. / Fotos: IG MF y Archivo La Nueva.

“Cambiar el paradigma implica hacerlo visible. Y hacerse cargo; primero, desde la política. Por eso siempre digo que Jaime Linares es un ejemplo, porque fue la última vez que alguien planificó estratégicamente la ciudad”.

Para el senador provincial Marcelo Feliú, renovar un paradigma imperante por otro, donde el crecimiento económico deje de estar disociado de la situación social, es el primer paso para un desarrollo efectivo que mejore las condiciones de vida de los bahienses.

Lo dijo en el marco del ciclo de conferencias denominado La Bahía de los 200 años, un desafío del presente, que organizó el Centro de Estudios para la Promoción del Desarrollo Local y Regional (Ceproder), a poco menos de 6 años del 11 de abril de 2028.

También participaron del encuentro –realizado en el auditorio de la UNS de Rondeau 29– otros tres referentes locales como el citado exintendente (1991-2003) y ex senador nacional (2011-2017) Jaime Linares; el actual jefe comunal, Héctor Gay y la ex concejala y magister en Políticas y Estrategias, Elisa Quartucci.

“Para eso debemos empezar a tener datos locales, que serán los que nos permitirán planificar, y convencer a todas las instituciones vinculadas con ese desarrollo. Es algo que debe ir en sintonía con el cambio”, añadió.

“Dejo en claro que son bienvenidas las inversiones de los empresarios, así como que si se logra esa simbiosis público-privada no me cabe ninguna duda de que aumentará el producto bruto y bajará la desigualdad”, sostuvo.

“Puedo asegurar que a ningún empresario le gustará tener mucha rentabilidad con un entorno cada vez más pobre. ¿Por qué? Porque eso le desestabilizará la propia presencia del lugar donde está emplazado”, explicó.

“Uno tiende a curarse cuando reconoce lo que es. Y tiene la capacidad, voluntad y valentía de intentar transformarlo. Aspiro a que el bicentenario nos encuentre con una sintonía tal que entendamos que debemos cambiar y sentar las bases de una transformación para que Bahía pueda ser una sola Bahía, no dos como hoy”, aseguró.

Feliú planteó la ciudad desde tres aspectos: la Bahía soñada, o deseada; la Bahía real y la Bahía posible.

“La soñada es en la que, creo, todos coincidimos. Es cuando decimos puerta y puerto del sur argentino; megainversiones que nos van a desarrollar; el capital humano producto de la calidad educativa que tenemos y la madurez institucional de la clase política Todas estas cuestiones las compartimos pero, a veces, autopercibo, porque soy parte, que con enumerar la Bahía soñada vamos a llegar a la Bahía real”, comentó.

“Esto tiene una historia. La Bahía real es la empírica, la de hoy; es esto. O la aceptamos y la intentamos mejorar, o la reprimimos y decimos que no existe y nos quedamos con la Bahía soñada. Creo que hay que ver por qué estamos en la real y si es posible construir una Bahía posible paso a paso”, dijo.

Creyó conveniente Feliú, a la hora de plantear hipótesis, recordar algunos hitos.

Dijo que, en 1828, se produjo la primera fundación a partir de la decisión política de avanzar en la conquista del Desierto y que, en 1884, fue la segunda con la llegada del ferrocarril y la construcción del puerto.

“En referencias históricas y periodísticas del diario La Nación, del año 1883, Leopoldo Lugones señalaba que nuestra ciudad iba a ser la Liverpool argentina. O la California del sur. Se trataba de las ciudades más prósperas de Inglaterra y de los Estados Unidos, y tenían condiciones similares a las nuestras: puerto para importar y exportar desde un sitio estratégico”, recordó.

“Si no hay una planificación estratégica, en 10 años volveremos a la compulsión de la repetición: incremento del PBI per cápita, pero con más desigualdad”.
En 1928 llegó el centenario.

“¿Qué se decía? ¿Qué dijo el intendente (Dr. Ramón) Ayala Torales? No hubo discurso. El más importante fue de (Arthur) Coleman, a quien se lo denominada el hombre fuerte de Bahía Blanca porque presidía Ferrocarriles en representación de Inglaterra. Recuerdo: en ese momento, trenes, puertos, luz y agua eran (propiedad de) ingleses. Coleman rescataba entonces el empréstito de la Baring Brothers y hablaba de una ciudad que tenía destino de prosperidad”, sostuvo.

“Y en 1997 el intendente Linares anunciaba la planificación estratégica de la ciudad y decía que podíamos estar en presencia de la tercera fundación por la concreción del sector portuario petroquímico. Planteaba algo que comparto: incremento económico con desarrollo social. Y ahora lo parafraseo: ‘Vinieron las megas inversiones, pero lo segundo para achicar la grieta social no”, relató.

Feliú arribó, entonces, a la actualidad.

“Tenemos anuncios de nuevas megainversiones. ¡Bienvenidas! Son una condición necesaria y Bahía Blanca ofrece un plus para esas radicaciones”, dijo.

“¿Es una nueva oportunidad? Claramente. Pero creo que tenemos que analizar por qué perdimos la oportunidad en la tercera fundación y por qué nos pasó lo mismo cuando se hablaba de infinitiva grandeza y gloria mundial”, cuestionó.

El no dato es un dato en la ciudad
“Hay un primer dato (problemático) de la Bahía real y que depende para salir adelante: No existen datos. Por eso el no dato es un dato en nuestra ciudad”, aseveró.

“La última vez que se midió el PBI fue en 2012. Es imposible que un sitio con semejante potencialidad no tenga datos de lo que produce; incluso, con los desagregados. Así no puede diseñarse ninguna política pública, en este caso estratégica desde el punto de vista económico, considerando que se trata del polo de atracción de inversión más importante del país”, sostuvo.

A partir de los datos del PBI de la Argentina, el senador se permitió una interpretación.

“Desde 2004 hasta 2021, el PBI del país registra crecimiento. Aún con todos los vaivenes, se produce más y ya estamos en niveles similares a 2018 o 2019”, dijo.

“Un dato puntual es muy importante. En fabricación de sustancias y productos químicos Bahía tiene una ventaja cualitativa, ya que se trata del polo más grande de Sudamérica. El PBI empezó a bajar en 2017, pero en pandemia no paró de crecer. Es decir, a todos no les fue mal; eso está muy bien y lo destaco para analizar la plusvalía local”, expresó.

“La relación del PBI de la Argentina con la población de Bahía Blanca me permite determinar cuánto produce el bahiense en relación al resto de los argentinos. Si la media del país fuera 1, el ingreso per cápita de Bahía Blanca es de 1,43. Esto significa que los bahienses estamos 43 % mejor que la media de la producción argentina”, explicó.

“Para aquellos que creen que el producto bruto es el que nos permite cuando crecemos tener mayor desarrollo integral de la persona, este 43 % se tendría que ver reflejado. ¿Dónde? En que la ciudad debería tener un 43 % de desarrollo humano superior al país. O por lo menos aspirar a eso”, mencionó.

“Ahora bien. Según el Indec, en 1999-2021 la pobreza y la indigencia en Bahía Blanca se incrementaron. En otra forma de medir el desarrollo, a través de la configuración urbana, la ciudad tenía unos 27 asentamientos precarios en el año 2000. Hoy ya son 44”, describió.

Feliú añadió que, según un informe reciente del Conicet, el 29 % de la población está sin cobertura de salud; el 17 % vive en viviendas inadecuadas; el 18 % posee un bajo nivel educativo; el 16 % habita con déficits de saneamiento y unas 45.000 personas residen en hogares con inseguridad moderada alimentaria severa.

“Esta es la Bahía de hoy; la de los contrastes. Es la consolidación de la desigualdad. Este es el paradigma que debemos revisar. Lamentablemente, muchas veces nos montamos sobre el discurso de la Bahía soñada, la de creer que lo que actúa sobre el producto bruto, que es la inversión, va a generar igualdad por sí solo. Más allá de la postura ideológica de cada uno, lo empírico demuestra que eso es falso”, indicó.

“El problema no es la inversión; el problema más importante es el político en el sentido amplio, partidario y multiinstitucional. Todos debemos revisar esto, porque si lo ponemos en duda debemos hacer algo distinto a lo que ya hicimos”, admitió.

“Si la comunidad local es capaz de liderar el proceso de cambio estructural, y acá me refiero a la política, habrá un proceso de desarrollo económico del lugar. Insisto: La historia bahiense nos demuestra empíricamente que sólo la inversión no genera igualdad. Esto lo propongo para debatirlo”, dijo.

El legislador citó una charla que tuvo, en 2015, con un referente de YPF.

“Me dijo: ‘Si ustedes, los bahienses, logran alinear estratégicamente el puerto y la industria pueden mirarse en lo sucedido en lugares como Singapur, que logró desarrollo con menos desigualdad. ¿Es posible? Es posible. Una economía de mercado con una fuerte planificación estratégica estatal, donde no solamente se deben poner de acuerdo quienes gobiernan circunstancialmente, sino los sectores público y privado. Ese puede ser uno de los caminos a la hora de mirar hacia los 200 años”, aseveró Feliú

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com – La Nueva Provincia