A pesar de la reanudación de las exportaciones de Ucrania, el mundo se encamina hacia los niveles de cereales más ajustados en mucho tiempo, ya que los envíos son demasiado escasos y las cosechas de otros grandes productores de cultivos son menores que lo previsto inicialmente, según los datos de suministro de grano y previsión de cosechas.
La falta de precipitaciones y las elevadas temperaturas en regiones agrícolas clave, desde EEUU hasta Francia y China, está reduciendo las cosechas de cereales y recortando las existencias, lo que aumenta el riesgo de hambruna en algunas de los países más pobres del mundo.
Los importadores, los fabricantes de alimentos y los productores de ganado esperaban que la disponibilidad de las cosechas mejorara después de que Ucrania reanudara los envíos desde los puertos del mar Negro este verano y los agricultores estadounidenses plantaran grandes cosechas.
Sin embargo, se espera que EEUU, el principal productor de maíz del mundo, recoja su menor cosecha de maíz en tres años. La sequía también ha castigado las cosechas europeas y amenaza la próxima temporada de siembra en Sudamérica.
Para el final de la campaña agrícola 2022/23, las reservas mundiales de maíz serán suficientes para 80 días de consumo, 28% menos que hace cinco años y el nivel más bajo desde 2010/11, según cifras del Consejo Internacional de Cereales basadas en datos de suministro de grano y previsión de cosechas. Ello supondría menos días de existencias de maíz que los que tenía el mundo en 2012.
La escasez de suministros de grano refleja el impacto del cambio climático en la producción de cultivos, así como la creciente demanda mundial de ganado que se alimenta de maíz, consumiendo las reservas. Los inventarios de todo el grano cosechado en todo el mundo alcanzarán el nivel más bajo de los últimos ocho años al final de esta campaña agrícola, según el Consejo Internacional de Cereales.
«Avisos tempranos de hambre». Numerosas regiones están amenazadas por la nueva situación mundial configurada entre la guerra y el clima.
Europa
En la Unión Europea se espera que la producción alcance el nivel más bajo de los últimos 15 años, lo que obligará al bloque a aumentar las importaciones de Ucrania en 2022/23 en un 30% respecto al año anterior, hasta los 10,4 millones de toneladas. Una mayor demanda de importaciones europeas significa menos para lugares como el Cuerno de África, afectado por la sequía.
Las exportaciones ucranianas de maíz y trigo han aumentado desde que un acuerdo con Rusia, auspiciado por la ONU, permitió reanudar los envíos desde los puertos bloqueados desde el inicio de la guerra. Pero está por ver cuánto podrá exportar Ucrania, especialmente si la guerra se prolonga.
Se espera que Ucrania coseche entre 25 y 27 millones de toneladas de maíz en 2022, por debajo de los 42,1 millones de toneladas de 2021, tras la invasión rusa, según estimaciones oficiales. Las sanciones relacionadas con la guerra hacen que Rusia también tenga dificultades para exportar lo que se espera que sea una cosecha de trigo récord.
Sudamérica
Los importadores están poniendo sus ojos en Sudamérica, donde se espera que los agricultores brasileños produzcan cosechas récord de maíz y soja en 2023, según los analistas y el Gobierno. Esperan un mejor clima para las siembras de soja que están en marcha, después de que la sequía echara a perder parte de la cosecha de la temporada pasada.
En la Argentina, sin embargo, la Bolsa de Cereales de Rosario prevé que las plantaciones que acaban de comenzar para la cosecha de maíz 2022/2023 caerán un 7% respecto a la temporada pasada, hasta los 8 millones de hectáreas (20 millones de acres), debido a un problema conocido: la sequía.
El Gobierno argentino también ha limitado la exportación de la cosecha, que se sembrará en las próximas semanas, a 10 millones de toneladas iniciales, frente a los 36 millones de toneladas de la temporada de maíz 2021/22
– Norte Chaco.