Entender al campo, materia pendiente de la política nacional

La hidrovía es clave para las exportaciones del complejo oleaginoso

“Dilatado, tendido, sin altos ni bajos, este es el suelo mío, este es mi campo. Es como a mí me gusta, verde, ancho, el sol por todo él, el agua a mano.” Suelo Santafesino, José Pedroni (1899-1968)

Así describía el poeta santafesino José Pedroni el paisaje de Santa Fe, evocando dones naturales de nuestro campo. Si a ello agregamos las mujeres y hombres que trabajaron contribuyendo a su grandeza hoy nos encontramos con mucho más que el suelo tendido.

Hoy “el campo” es algo muy distinto al que conocimos décadas atrás. El panorama comenzó a modificarse en los últimos 30 años y se aceleró en la última década. Hoy lo “primario” se retroalimenta en complejidad y dinamismo científico, tecnológico y productivo con la industria y los servicios. De la mano de la biotecnología, el universo agropecuario pasó de proveedor de materia prima de granos y cría de animales, al mundo de la energía renovable, los bioinsumos industriales, la demanda de fertilizantes, herbicidas, semillas sofisticadas, vacunas, insumos veterinarios, maquinaria de precisión, inteligencia artificial, uso de datos, servicios profesionales y ecosistémicos como turismo rural, captura y fijación de carbono. Este salto innovador nos ubica entre los países líderes de estas nuevas tecnologías.

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Estamos hablando de un nuevo perfil productivo basado en bioeconomía, big data, blockchain, inteligencia artificial, sensores remotos, geolocalización, robótica e Internet de las cosas junto a la agricultura de precisión, la edición génica, la hidroponía, aplicados no sólo al agro sino a alimentos, salud y todo tipo de materiales que nos brindan la posibilidad de desarrollo y una inserción internacional inteligente basada en nuestros recursos humanos y naturales.

Se torna imprescindible comprender esta nueva y compleja estructura productiva, con nuevos sujetos agroindustriales bajo sistema de contratos, para reformular las políticas públicas y aprovechar su capacidad de generar divisas exportando más, ocupar territorios con empleo de calidad y cuidar el ambiente.

Sin embargo, vemos –con hastío a esta altura- que la discusión política pasa por aumento de retenciones a la exportación, la inestabilidad del mercado cambiario, la falta de dólares y la presión a los productores para que liquiden su cosecha, el cepo a las importaciones, la inexplicable escasez de gasoil, la baja -por ley- en el corte obligatorio con biocombustibles, la creación de opacos fideicomisos para garantizar abastecimiento y precios cuando no la intempestiva restricción a las exportaciones de carne. La falta de diálogo, siempre.

Necesitamos desde la política comprender lo nuevo, la gran posibilidad que el mundo nos ofrece en medio de tantas dificultades. Que la actividad agroindustrial sea priorizada, jerarquizada y, en especial, reciba incentivos para que alcance plenamente su potencial de desarrollo.

Provincia líder
Santa Fe representa millones de hectáreas que nutren al complejo agroindustrial más grande del mundo, ubicando a la provincia como líder en producción mundial de aceite, harina y poroto de soja.

Posee, además, la mayor cantidad de empresas productoras de biodiésel del país. Las 33 plantas ubicadas en Santa Fe, representan el 82% de la capacidad instalada del país, con una producción anual de 3,2 millones de toneladas al año.

Por nuestros puertos y la Hidrovía Paraná-Paraguay sale al exterior más del 60% de las divisas que ingresan al país por bienes y servicios agroindustriales, aportando unos 40 mil millones de dólares al presupuesto nacional.

Contamos con casi 20.000 explotaciones agropecuarias, con 475 hectáreas de superficie promedio, que indican un modelo de desarrollo que lejos está de la concentración.

En el complejo de carne bovina, Santa Fe representa el 10,5% del rodeo nacional y el 44% de las exportaciones.

El rodeo lechero representa a la cuenca láctea más importante y desarrollada del país, con una cadena de valor que incluye los principales productos derivados y un conjunto de empresas emblemáticas para la Argentina y el mundo.

Somos referencia en tecnología genética bovina, ovina, avícola, porcina y caprina.

Juntos el sector pecuario, la industria metalmecánica y la de servicios tecnológicos potencian cada muestra, desde AgroActiva a las exposiciones rurales que se realizan a lo largo y ancho de nuestro territorio, y que lo transforman en una vidriera nacional.

Desde el socialismo vamos a seguir acompañando a los productores, sus organizaciones y a la agroindustria para dejar atrás una fracasada política confrontativa con el sector más dinámico de la Argentina y de Santa Fe, que hace desperdiciar las inmejorables condiciones del contexto internacional, tanto de precios como de demanda de bienes y servicios.

Para terminar con las distorsiones en materia de cupos y restricciones a la exportación, impuestos distorsivos y la incertidumbre cambiaria.

Para terminar con la imprevisión y avanzar de una vez en la definición de una política con sentido estratégico para la Hidrovía y las obras de infraestructura vial y ferroviarias que complementan la imprescindible logística.

Para reformular la educación y formar jóvenes con capacidades innovadoras.

Para mejorar la conectividad de Internet y vial, tan necesaria para el arraigo de la familia y los jóvenes.

Para invertir en ciencia y tecnología que generen más valor en cada rincón productivo de Santa Fe.

Para tener como decía Pedroni, el suelo tendido al sol, verde, con agua produciendo más y mejor en abundancia para todos y cuidando el ambiente con la ciencia del Siglo XXI.

La autora es diputada provincial de Santa Fe y presidenta de la Usina Social

Clara García

Clara García – LA NACIÓN