Según Juan José Madero, director de la división campos de L.J. Ramos Brokers Inmobiliarios, a once años del cepo este es uno de los factores que influyen; Uruguay y Paraguay se acercan en precios
La menor presión impositiva y reglas claras para la producción, uno de los atractivos que ven los inversores en los países vecinos
Mientras Brasil, Paraguay y Uruguay viven un boom inmobiliario rural, donde los precios de los campos están en permanente crecimiento, el negocio en la Argentina corre en reversa. Mercado único cambiario, dólar estable, inflación baja, presión impositiva, seguridad jurídica. En rigor, decisiones administrativas en los diferentes gobiernos. Estos son algunos de los motivos por los que un inversor decide esquivar a la Argentina y comprarse tierras en un país vecino. “Acá vamos al revés”, remarcó Juan José Madero, director de la división Campos de L.J. Ramos Brokers Inmobiliarios.
En este contexto, explicó que, tanto en Uruguay como en Paraguay, Brasil y Estados Unidos, “lo que es la compra y venta se hace con total libertad, donde puede invertir un extranjero, donde los negocios se pactan en dólares, que luego se transfieren con normalidad de cuenta a cuenta y con un mercado de divisas libre para cualquier tipo de transacción”.
“Enorme diferencia con la Argentina que tenemos hace 11 años un cepo que obliga a las partes a ser mucha ingeniería financiera para poder liquidar la operación y mucha ingeniería jurídica para garantizar en caso de campos que se vendan con plazo, que el vendedor en ese tiempo reciba dólares y no otra cosa. Esto una de las trabas principales y enormes que tenemos respecto de los otros países”, señaló a LA NACION.
“Además, ese cepo implica justamente un tipo de cambio irreal, entre oficial y el verdadero, donde a un inversor que genera pesos se le dificulta conseguir los dólares a un precio, que es el doble de lo que le liquida al productor”, añadió.
UNA ACTIVIDAD CLAVE DEL NORTE QUE VIVÍA UN BOOM AHORA CRUJE POR LA INFLACIÓN
Respecto de lo que sucede con la presión impositiva en Uruguay, por ejemplo, el directivo señaló que “con toda la furia, el Fisco se lleva un 25% para personas jurídicas y, alrededor de un 10% para personas físicas”.
“En Paraguay sucede algo similar a lo del Uruguay. De hecho, le dicen el país del 10%, porque los impuestos, las ganancias, el IVA es 10%. Donde también hay total libertad y normalidad para poder operar”, afirmó.
Juan José Madero, director de la división Campos de L.J. Ramos: “Los inversores no se retiraron, solo se retrajeron a esperar a ver qué pasa, a esperar a que esto decante”
En relación a valores de la tierra, detalló que el mercado “en Uruguay está más demandado que ofrecido”, donde los motivos de ventas tienen que ver más por cuestiones familiares y personales y con una “demanda insatisfecha”.
“Eso lleva a que los valores se hayan afirmado y hoy, lo que es la zona núcleo de Uruguay, en Soriano, se esté hablando de entre US$9000 y US$15.000 la hectárea, aunque alguna operación en la zona de Carmelo, por unas 200 hectáreas agrícolas, se ha pagado US$14.000″, describió.
“Se ha recontra afirmado el valor de la tierra en Uruguay, estando casi a la par de la zona núcleo de la Argentina. En Paraguay, en tanto, la zona núcleo, en el Alto Paraná, límite con Brasil, se habla de valores de entre 7000 y 12.000 dólares la hectárea. También se ha afirmado esa plaza, donde hay mucha inversión de extranjeros, de brasileños y argentinos, siendo la única restricción en la compra una franja de 50 kilómetros de frontera donde un argentino no puede comprar, lo mismo sucede para Brasil y para Bolivia”, añadió.
Pasando al Hemisferio Norte, lo que sucede en los Estados Unidos, según especificó Madero, es que la actividad agropecuaria está muy fomentada, con un gran acceso a créditos. En la región del corn belt, en Illinois, en pleno cinturón maicero, el valor de la hectárea es de US$45.000. “Son tierras espejo con la zona núcleo argentina, a diferencia de las zonas núcleo de Paraguay y de Uruguay que poseen un potencial mucho menor a nuestra zona núcleo. En la actualidad, ese valor en Uruguay está casi a la par de lo que está en la Argentina. En tanto, en Paraguay es llamativo ver cómo se ha acercado al valor argentino”.
En cuanto al resultado operativo y las líneas de crédito que hay en disponibilidad, también existe una gran diferencia. “En Uruguay, hay muchos que compran y lo alquilan al campo, donde le deja una renta del orden del 4% (antes de impuestos). En la Argentina, la renta por alquiler (antes de impuestos) está cerca del 2%. Mientras que, aunque con muchos requisitos en el armado de una carpeta, en Uruguay hay créditos hipotecarios para comprarse un campo y son accesibles, con una tasa que está en el orden de entre un 7% y 9% anual en dólares. En Paraguay, también los créditos están en dólares, con una tasa de entre el 6% y el 8% anual. En la Argentina, prácticamente no hay crédito”, dijo.
Algo no menor que destacó es el estímulo que tiene la actividad productiva en los países vecinos: “A diferencia de la Argentina, al productor agropecuario se lo valora. No está visto como un enemigo, un oligarca, es alguien que forma parte de la sociedad y que hace ingresar divisas al país y dinamiza la economía”.
Por último, señaló: “Quizás el inversor, que ve a mediano y largo plazo, se ha dado cuenta que los precios de la tierra argentina, respecto de la tendencia mundial, está retrasada por la propia coyuntura del país”.
En este sentido, explicó que “la actividad se ha movido más hasta julio pasado, donde el dólar tuvo un gran salto. “Los inversores no se retiraron, solo se retrajeron a esperar a ver qué pasa, a esperar a que esto decante”, cerró
– LA NACIÓN Campo