“La enorme discriminación que padece la soja la pone muy por debajo de su potencial”, señaló el presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSoja).
La soja es la principal cadena exportadora del país, fundamental para un país cada vez más necesitado de dólares. Y cerca del 80% de ese flujo se transforma industrialmente antes de embarcarse, generando mayor empleo, más destinos y mejores valores.
Lamentablemente la enorme discriminación que padece la pone muy por debajo de su potencial. La cadena de soja paga 70% más de impuestos que el promedio nacional; la mitad del valor de la soja se lo lleva el estado quien paradójicamente es el principal perjudicado de esta baja performance que se ve reflejada en una reducción de la producción de soja de casi el 30% en los últimos 11 años. Daño autoinfligido por una sucesión de políticas con sesgo anti exportador que nos condenan a la permanente falta de dólares que desvela a nuestra economía desde hace tantas décadas.
Pero los contrarios también juegan y sobrevuela una nueva amenaza a este sector, esta vez desde afuera, ya que uno de nuestros principales competidores, los Estados Unidos, en donde la protección del medio ambiente viene disparando acciones que le han puesto fecha de defunción a los combustibles fósiles, viene impulsando a uno de los más importantes combustibles alternativos llamado HVO (aceite vegetal hidrotratado) comenzando a utilizarlo masivamente en el corto plazo.
Luis Zubizarreta, presidente de ACSoja.
Este combustible se produce con aceites vegetales como materia prima y siendo el país del norte un enorme productor de soja cuyo contenido de aceite esta cercano al 20%, esta demanda extraordinaria está generando una enorme ola de inversiones en plantas de molienda en la región en donde hay 20 proyectos en la rampa de salida.
En definitiva, habrá un mercado de aceites estadounidense sobre demandado al cual la argentina en las condiciones actuales no tendrá acceso (hay flete + arancel de importación en torno al 20% a lo que se deben sumar trabas para arancelarias).
Esas nuevas plantas de molienda norteamericanas además de abastecer ese mercado de aceite tendrán enormes excedentes del principal subproducto de la soja: la harina proteica.
Recordemos que ese producto es por lejos el principal rubro de las exportaciones de nuestro país, en donde la Argentina es el principal proveedor mundial.
La sobreoferta de harina de soja estadounidense desplazara sin dudas a la nuestra, pues en definitiva ellos muelen para obtener aceite que venden a precios extraordinarios, por lo tanto, el ajuste de molienda mundial necesariamente debería hacerse en nuestro país. Paralelamente la industria China que históricamente se abastece del poroto americano deberá reemplazarlo comprando en Sudamérica.
En definitiva, una triple pinza que generara enorme daño a nuestra industria insignia: reducción en la producción de materia prima + sobreoferta de harina norteamericana + mayor competencia de la industria china por el poroto nacional.
Recordemos que además hoy la industria paga más retenciones que las exportaciones de poroto en estado natural.
Un combo realmente explosivo que si la Argentina no desarrolla fuertes paliativos tendrá un efecto nefasto en nuestra cadena, nuestras exportaciones y nuestra economía que verá una nueva traba a la generación de dólares de exportación.
(*) Presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSoja)
Por Luis Zubizarreta (*) – La Nueva Provincia