La geopolítica prima por sobre los fundamentos del mercado agrícola

La inestabilidad económica que es común a Estados Unidos, la Unión Europea y a China inquieta a los inversores; en tanto, los stocks de maíz y de soja estadounidenses son históricamente bajos

En un contexto de crisis financiera, los inversores ponen en un segundo plano los fundamentos del mercado agrícola

No es momento para buscar en los fundamentos del mercado una razón para explicar la evolución de las cotizaciones granarias en el último mes en el nivel global. Estanflación, la palabra más temida por los economistas, en un contexto de crisis mundial inimaginable meses atrás, pareciera ser la respuesta a las bajas.

El mundo no será el mismo luego de lo que hizo Putin, decíamos en marzo. El brote inflacionario en EE.UU. (el último registro mensual anualizado llega al 9,1%); la crisis en la Unión Europea (Alemania con balance deficitario en su comercio exterior inédito desde 1990), y China enfrentando una muy fuerte ralentización de su crecimiento económico luego de 20 años generan una tensión geopolítica mundial muy severa.

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Así, la fortaleza del dólar derrumba las commodities. Un clásico. Aunque pensemos que los alimentos debieran tener otra evolución, lo cierto es que los fondos de inversión no discriminan y las caídas han sido fuertes y generalizadas. Tal vez habría que señalar que las alzas también habrían sido algo exageradas y la recomendación (últimos meses) de efectivizar coberturas era correcta (¿la “hora de los puts” ya ha pasado?)

En semejante contexto, los fundamentos del mercado (en nuestra opinión, claramente alcistas) se ven opacados. Los niveles de reservas en EE.UU. de maíz y de soja (verdadero termómetro de los precios) son históricamente bajos para el cierre del actual ciclo comercial (el 31 del mes próximo) y así se mantendrán durante el ciclo 2022/2023 de acuerdo con las proyecciones del USDA de hace dos semanas. Y ello, asumiendo rindes récord para la campaña en curso (algo discutible) y proyectando una producción sudamericana de soja para 2023 superior en 36 millones de toneladas respecto de la verificada en 2022 (algo fantasioso con una tercera Niña por delante). Pero la “foto” del mercado es la que es. Los números no cierran…el año que viene.

En pocas semanas los silos se van a llenar de maíz y soja en EE.UU. y la presión estacional sobre los precios es habitualmente inevitable. Es muy probable que la “película” sea más amigable. Una vez más, es necesario saber manejar los tiempos del mercado. Mientras tanto, el clima en el cinturón sojero/maicero estadounidense (en instancias críticas para la definición de rindes de la gruesa) genera día a día en Chicago una volatilidad no apta para cardíacos.

Contexto doméstico complejo
En el plano local, la historia también se presenta compleja. Con faltantes de gasoil; una ecuación económica que empeora; lluvias nulas y/o insuficientes en casi toda la pampa húmeda con amenazas de una triple Niña; un contexto político extremadamente frágil, y una política económica que no encuentra respuestas, las decisiones de los productores no son sencillas.

Es probable que el avance del calendario derive en condiciones más provechosas para quienes aún no han operado sobre la campaña 2022/2023. Aun así, es saludable preguntarse si los precios que se ofrecen hoy son buenos (respuesta afirmativa) y si están bien en materia de paridades teóricas (respuesta afirmativa, también).

Otra alternativa es evaluar ingenierías comerciales/financieras utilizando valores futuros de soja noviembre y maíz diciembre, descontando cheques y cerrando tipo de cambio en el Matba Rofex. Vale la pena explorarlas.

El autor es presidente de Nóvitas SA

Enrique Erize

Enrique Erize – LA NACION