El país parece moverse entre el rascar el fondo de la olla, en la que está el gobierno de Alberto Fernández dando vida a movimientos desesperados y aquella consigna social-demócrata que afirma que se debe promover “tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario” que los radicales (de acuerdo con lo que ha descrito el periodista Marcelo Helfgot en una de sus crónicas), reunidos en la última convención de La Plata, han vuelto a rescatar y revivir, preparándose para una más que interesante confrontación política e ideológica interna con el Pro, dentro de la coalición opositora.
La falta de plata y de vías de financiamiento, que no sea la del aumento de impuestos y de las retenciones a las exportaciones del campo, jaquea a un gobierno de neto corte populista, referente de una ideología que siempre se jactó de ser el estandarte de la redistribución del ingreso en un mundo desigual. Ese gobierno ahora tiene enfrente no solo a un sector de la oposición que se está preparando para dar con un plan de gobierno dispuesto a defender e impulsar desde Juntos por el Cambio como una alternativa intermedia al liberalismo sin más o a la visión anarcocapitalista del ascendente Javier Milei, sino que tiene que lidiar ahora con los gobernadores de su propio espacio, peronistas de cuna, conservadores y pragmáticos que ven peligrar sus dominios por una mala praxis generalizada que se ha apoderado de la conducción de la administración nacional.
Muy pocas veces como hasta ahora, los gobernadores oficialistas habían decidido protagonizar una acción política que puede conducir al gobierno del que son parte, el que dirige Alberto Fernández, hacia una encerrona tan incómoda como la de rediscutir una parte de los subsidios, o toda la política, que distribuye la Nación para mantener el precio de los servicios públicos y evitar que los mismos se desboquen al ritmo de la inflación o del que marcan los valores internacionales.
En el Senado nacional, y con la firma de los senadores Pablo Yedlin, de Tucumán, y José Uñac y Cristina Valverde, de San Juan, los gobernadores peronistas impulsan la creación de un fondo compensador para la tarifa del transporte público de pasajeros. Lo han hecho a través de un proyecto de ley que dieron a conocer a comienzo de la semana pasada, justo antes del feriado del 25 de mayo. Llamativamente, la iniciativa es similar a la que impulsaron legisladores de la oposición días atrás encabezados por el mendocino Alfredo Cornejo, en un trabajo que develó, además, que el 85 por ciento de los recursos que el Estado nacional destina al subsidio del transporte de pasajeros se queda en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), y solo 15 por ciento es lo que se envía al resto de las provincias. Eso ha provocado que, por caso, en el AMBA se pague una tarifa de entre 18 y 21 pesos, mientras que en otras provincias se llega a casi 80 pesos para el valor de un tramo mínimo. En Mendoza es de 35 pesos.
Se sabe que el Estado se ha quedado sin recursos. Se trata de un problema grave para la idiosincrasia del gobierno que encabeza Fernández, el que se ve acorralado por el kirchnerismo y ahora también por los gobernadores que han venido jugando un papel preponderante en la conformación de su frente de apoyo ante las embestidas de La Cámpora y de la vicepresidenta. La movida de los gobernadores se ha dado casi al mismo tiempo que aquella jugada de Sergio Massa, el presidente de Diputados, por forzar al ministro de Economía, Martín Guzmán, a elevar los mínimos imponibles por los que se paga el Impuesto a las Ganancias, como ha sucedido y se anunció días atrás, antes del inicio del último fin de semana.
Los gobernadores, ajustados por la falta de respuestas económicas, el avance inflacionario y la caída del poder adquisitivo del salario, parecen sumarse a la iniciativa opositora. Lo que pueda ocurrir con este sistema de subsidios, que hace años beneficia a los habitantes del AMBA respecto de los del resto, es una incógnita. Pero sí se trata de un punto de inflexión en toda la política de subsidios.
De aquí en adelante, se sabe, como debiese suceder en Mendoza tras el escándalo suscitado con los fondos que se había autorizado destinar a la fundación del pastor Héctor Bonarrico, es inevitable poner en discusión qué subsidiar, cómo hacerlo y bajo qué mecanismos de control y de garantías de transparencia llevarlos adelante. Es lo que, todo indica, pareciera que han comenzado a ver los radicales como una de las nuevas necesidades y obligaciones del actual momento, extremo, que vive la Argentina: no hay plata para todos, hay que ajustar y algunos deberán dejar de recibir una asistencia que no necesitan para los que sí dependen de ella.
En el particular caso de los millonarios fondos que se destinan al subsidio del transporte, los gobernadores proponen que los 360.000 millones que existen con ese fin formen parte de un fondo compensador. El criterio de distribución que impulsan es similar al de los opositores, dividido en tres: se repartiría según el número del parque móvil, los kilómetros recorridos y la cantidad de empleados registrados hasta un máximo de tres por unidad. De igual manera, el proyecto de los gobernadores peronistas contiene una marcada sutileza respecto del de los opositores Cornejo, Alejandra Vigo y Beatriz Ávila: no menciona al AMBA, aunque sí a CABA, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en manos de Horacio Rodríguez Larreta.
Según el economista Rafael Skiadaressis, de la UBA, mencionado por el sitio Chequeado que salió a buscar pruebas de la brecha existente entre los recursos que van al AMBA por sobre los del resto del país, la diferencia entre una tarifa y las del resto sería menor “si mediare una distribución más equitativa de los subsidios”, al punto que recordó que el origen de la brecha fue “la creación del Régimen de Compensaciones específico para el AMBA en el año 2006, creado durante la gestión de Néstor Kirchner y cuyo financiamiento depende exclusivamente de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y que ha marcado el inicio de la divergencia tarifaria y explican la dinámica exponencial de los subsidios al transporte”
Marcelo Torrez – El Sol