Las cuatro cadenas destacaron el gran momento de los mercados agrícolas y pidieron al gobierno no alterar las reglas
El vicepresidente 1º de la Asociación del maíz y sorgo argentino (Maizar), Federico Zerboni, alertó que el cambio de reglas y la incertidumbre constante de nuestro país, está frenando el alto grado de concentración, necesario, para poder captar los precios y oportunidades que el clima político mundial y la guerra están dejando.
“No queremos que nos pase lo del 2008, cuando un conflicto por la resolución 125 levantó los precios del complejo granario y luego, cuando se atenuó, todo bajó inmediatamente. No se capturó la renta que dejó ese momento. Lo mismo está pasando ahora, con cotizaciones muy elevadas de estos últimos 15 días”, subrayó el dirigente.
Al mismo tiempo, reconoció que las cuatro cadenas productivas están bregando porque la guerra pase rápido, aunque no dejó de reconocer que nuestro país no puede dejar pasar el tren que facilita a las regiones productivas a tomar un protagonismo especial en el comercio global de alimentos, la sustentabilidad económica de la actividad agropecuaria y la seguridad alimentaria de todo el planeta.
“Hoy sabemos que la suba de los precios le está generando al Estado u$s 3.000 millones más en concepto de retenciones; es decir, de u$s 12 mil millones a u$s 15 mil millones”.
Según Zerboni, y en el marco del cierre de una buena campaña de maíz y soja, el productor debería estar analizando como incrementar las siembras y, sin embargo, está plantado en un dilema que le imposibilita proyectar la campaña fina (trigo), lo alejan de la confianza y enredan en fideicomisos y otros temas que desalientan.
“El cierre del registro de exportación detiene la captura de dólares y saca de la cancha a los mejores jugadores que tiene el sector y son los productores”.
Esta semana, las cuatro cadenas de la producción le pidieron al gobierno que los convoque y se sienten en el diálogo. Dentro de las tantas preocupaciones, los segmentos productivos quieren alertar sobre la ausencia de dólares para comprar agroquímicos, fertilizantes y otros insumos, a menos de dos meses de la nueva siembra.
“No queremos que nos sigan diciendo que la idea es cerrarse, limitar las exportaciones y esperar a ver qué pasa a futuro. Las cadenas queremos dar una señal contundente y el título es: agarremos la oportunidad que se nos presenta”, remató.
El dirigente, junto a sus otros tres pares, que nuclean al circuito de la soja, trigo y el girasol consideran que hay una situación excepcional para el agro y un compromiso moral con el mundo que pide que se siembre más trigo argentino, porque muchas regiones no lo podrán sembrar.
“Lo mismo pasa con el girasol y todos los que estén en la línea de siembra nueva. En este continente y sobre este hemisferio, el principal productor de trigo para la campaña que viene sigue siendo la Argentina. Es una oportunidad y ventaja”, subrayó.
Salida
Esta semana, un grupo de productores le pidió a la mesa de enlace de entidades agropecuarias que de una visión clara sobre cual consideran que es la salida para el trigo. El entredicho se generó entre aquellos que piden frenar la siembra y los que apuestan a avanzar con más.
El precedente son los costos, el posible cierre de exportaciones o el aumento de retenciones sobre el grano. Detrás el antecedente que dejan los fertilizantes, ya que en la campaña pasada con una tonelada de soja se compraba un de urea y actualmente para ese volumen se necesita un 50% más del grano o dinero para pagar el insumo.
La alternativa es producir más, frente a cualquier circunstancia, tanto para el gobierno y la industria como para los productores
Por Leonardo Stringaro – Agroclave