Sólo en el maíz, la cifra supera ese monto; a eso hay que sumarle la afectación en la soja y en la producción de leche y de carne ¿Cómo está la situación en cada zona la provincia?
Entre el lunes 10 de enero, cuando recorrió el campo, y el jueves 13, cuando volvió a monitorear el estado de los cultivos, Adriana Arnaldo se sorprendió con el deterioro progresivo en el que encontró a la soja sembrada en la última quincena de noviembre en la zona de Monte Cristo.
“La combinación de temperaturas máximas tan extremas y mínimas tan altas durante una secuencia de varios días, sumada a la falta de agua, han funcionado como un soplete para los cultivos”, grafica la productora e ingeniera agrónoma que trabaja en el centro y el norte de Córdoba.
La figura que utiliza Arnaldo tiene que ver con lo relevado por la mayoría de las estaciones meteorológicas que integran la red de la Bolsa de Cereales de Córdoba, que entre lunes y viernes marcaron en forma consecutiva más de 40 °C de temperatura.
Sólo una lluvia inminente y un alivio térmico le permitirían a estos cultivos subsistir, aunque el daño productivo ya está hecho. “Ya están resentidas. Hay sojas que están sembradas en buenos lotes de la zona, sobre rastrojos de maíz, y que sólo se van a recuperar de forma parcial si llueve de manera adecuada. Es que las plantas no han crecido de manera normal, lo que va a afectar su rendimiento”, observa Arnaldo.
LA SEQUÍA ES GENERAL EN LA PROVINCIA
A menos de 300 kilómetros de distancia, en la zona de Monte Buey, el panorama tampoco es alentador para el maíz sembrado temprano. Inclusive en esta zona –donde están los mejores suelos de la provincia–, el cereal ya perdió contra la sequía en algunos lugares entre el 15 por ciento y el 30 por ciento de su potencial de rendimiento. Mientras que la soja lo hizo entre un 25 por ciento y 20 por ciento.
“Los que más están sintiendo el calor son los maíces sembrados a fines de septiembre y principios de octubre pasado, y las sojas implantadas en octubre”, describe Santiago Lorenzatti, ingeniero agrónomo, asesor técnico en el sudeste de Córdoba e integrante de la consultora agropecuaria Okandu.
Si bien cuantificar un recorte de rendimiento en medio de una sequía resulta aún prematuro, Lorenzatti hace una diferenciación por ambientes. “Los mejores suelos y con presencia de napa tendrán recortes nulos, pero en aquellos que no tengan la influencia del agua desde la napa, los recortes en el maíz podrían andar entre 15 por ciento y llegar hasta el 30 por ciento de un rendimiento potencial máximo; y en el caso de la soja entre 15 por ciento y 20 por ciento”, dimensiona.
No obstante –aclara–, la foto podría cambiar en algunos lotes con una lluvia en los próximos días.
Los cultivos tardíos, es decir, aquellos sembrados más tarde en el sudeste de Córdoba (a partir de noviembre), están con mejores condiciones. Si bien tienen algún síntoma de estrés, al estar aún en etapa vegetativa no hay por ahora importantes recortes en los rendimientos. “De llover bien los próximos días, podrían recuperarse y acercarse a sus potenciales de rendimiento”, asegura el asesor.
IMPACTO ECONÓMICO DE LA SEQUÍA
A partir del impacto que han dejado las temperaturas y la falta de agua sobre la producción agropecuaria, ya hay algunos indicios sobre la pérdida económica que podría generar el fenómeno. En Córdoba, por ejemplo, la cosecha de maíz perdería 1,65 millones de toneladas respecto al año pasado, según una proyección de la Bolsa de Comercio de Rosario.
La merma representa, a los valores FOB del cereal para el mes de mayo (entre 260 y 265 dólares la tonelada), cuando comenzará a cosecharse la mayoría, una disminución en los ingresos de más de 430 millones de dólares.
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Sobre una estimación de área implantada de alrededor de 100 mil hectáreas más respecto a la campaña pasada, el cereal tendría una cosecha de 19.90 millones de toneladas, 7,6 por ciento menor a la campaña pasada, cuando se recolectaron 21,55 millones de toneladas.
Además del impacto por la menor cosecha de maíz, el fenómeno va a generar en la provincia pérdidas en otros cultivos de estación (especialmente la soja), además de mermas en la producción de carne y de leche que aún no fueron contabilizadas.
POCO MARGEN PARA SEMBRAR
Mientras se esperan lluvias para los próximos días, los productores del norte de Córdoba que aún tienen que terminar la siembra de maíz siguen mirando el calendario.
En algunas zonas, los aportes pluviométricos de los primeros días del año ayudaron a que las sembradoras avanzaran en la superficie implantada. Pero en otros lugares hace más de 20 días que están paradas.
“Al norte de la ruta nacional 17, hay un 70 por ciento de maíz, soja y poroto mung que aún no se pudo sembrar. Y lo que se sembró está en muy malas condiciones, por eso se está evaluando, en algunos casos, hacer una resiembra con el costo que eso significa”, asegura Daniel Chincuini, ingeniero agrónomo y jefe de la sucursal de la Cooperativa Máximo Paz, que nuclea a 90 productores agropecuarios del norte de Córdoba.
Al norte de Cañada de Luque, entre el departamento Totoral y Río Primero, hay maíces sembrados los primeros días de noviembre que no miden más de 50 centímetros, que ya son pérdida total por la falta de agua.
A pesar de que las condiciones no están dadas para la tarea, algunos productores han decidido sembrar en seco a la espera de las lluvias. “Es una labor que en 15 años de profesión nunca había visto en la zona y que tiene sus riesgos, más si tenemos en cuenta que la temperatura ambiente supera los 40 °C, pero en el suelo la semilla tiene 60 °C. Pero todo se hace a la espera de las lluvias”, reconoce Chincuini, quien además es socio de la Sociedad Rural de Jesús María.
SE CIERRA LA VENTANA
Pablo Solfanelli, coordinador del Grupo Río Seco, conformado por empresas agropecuarias que siembran alrededor de 27 mil hectáreas con el cereal en el centro y en el norte de Córdoba, también advierte una demora en las implantaciones, como consecuencia de la seca.
“En maíz estaría quedando por sembrar entre un cinco por ciento y un 20 por ciento de la superficie; y en algunas empresas, las más demoradas pueden llegar a un 30 por ciento”, calcula. En el caso de la soja, lo que restaría por sembrar sería un cinco por ciento.
Ante este panorama, la ventana de siembra podría quedar abierta hasta el 20 de enero, sabiendo que cada día de demora significa una reducción en el potencial de rendimiento.
Según Solfanelli, la casuística muestra la posibilidad de sembrar hasta esa fecha manteniendo un potencial de rendimiento entre 60 a 70 quintales por hectárea. “Va a depender del clima, una helada a mediadas de abril puede afectar los rendimientos, de igual manera que si entre el 15 de marzo y el 15 de abril está muy nublado, también puede afectar los rendimientos”, sostiene el coordinador técnico.
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La llegada de las precipitaciones posibilitaría a las sembradoras terminar con la implantación del maíz y de la soja, de acuerdo con un relevamiento llevado a cabo por la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA).
GRANO POR GRANO
Maíz. El cereal muestra 83 por ciento de avance de siembra sobre los casi 3,2 millones de hectáreas que se esperan implantar en la provincia. “Casi la totalidad del maíz temprano atraviesa su período crítico, mientras que el maíz tardío se encuentra en etapa vegetativa de desarrollo de hojas”, precisa el informe de la entidad bursátil.
Soja. Un 94 por ciento de los 3,9 millones de hectáreas ya están sembradas. Según el reporte de la BCCBA, 33 por ciento de la soja temprana ya está en etapa de floración, por lo que demanda más agua.
Las altas temperaturas y la falta de lluvias secaron gran parte de los lotes de maíz en la zona centro de la provincia. (Martín Llampayas)
Las altas temperaturas y la falta de lluvias secaron gran parte de los lotes de maíz en la zona centro de la provincia. (Martín Llampayas)
Sorgo. Ya están sembradas 98 por ciento de las 206.600 hectáreas estimadas.
Maní. Es el cultivo que mejor ha transitado la ola de calor. La foto de la principal economía regional de la provincia muestra dos escenarios diferentes, pero ninguno de riesgo, según sostiene Gustavo Rinaudo, encargado de la siembra de maní en la empresa Aceitera General Deheza (AGD).
“Al norte de la ruta nacional 158, el cultivo es donde peor está porque ya venía complicado de antes de fin de año. No obstante, con la llegada de las lluvias se puede recuperar”, confía el ingeniero agrónomo.
El escenario más alentador es al sur de la ruta nacional 158. “La foto de hoy lo muestra en buen estado; recibió en algunos lugares los primeros días de enero lluvias de hasta casi 100 milímetros, lo que le recargó el perfil. Está aguantando bien”, describe Rinaudo
Alejandro Rollán – La Voz del Interior