Día de Santa Bárbara: una fe que no se va a apagar nunca

Pasan los años y la fe en ella persiste de manera admirable. «Hay una seguridad única de que te está protegiendo», expresa el cura Sergio Soto a La Opinión Austral. Santa Bárbara, patrona de los mineros y de toda la Cuenca.

Cada 4 de diciembre, la fe católica celebra a Santa Bárbara, protectora contra rayos y tormentas y patrona de las profesiones que manejan explosivos.

En la Cuenca Carbonífera de Santa Cruz, la fecha es quizás aún más importante que los aniversarios de las localidades que componen la zona.

Tradicionalmente, la festividad inicia con una Novena. El 3 de diciembre se realiza una caravana y el 4, el ingreso de mujeres a la mina y la misa en el Monumento al Minero.

La primera vez que ingresaron mujeres fue el 4 de diciembre de 1970, señala la Gaceta del Carbón de enero de 1970 «Por primera vez en la historia del Yacimiento Río Turbio, más de 50 mujeres visitaron el interior de la Mina 3, el Día de Santa Bárbara. Por tradición, es el único día que se permite el acceso de «polleras» por galerías y chiflones. Ese año, las mujeres desde interior hablaron a sus hogares».

En el Día de Santa Bárbara habrá una visita a la central 240MW de la Usina Termoeléctrica
Sonia Solis, empleada de YCRT y coordinadora de las actividades por el Día de Santa Bárbara, explica a La Opinión Austral que es «el único día del año según nuestras creencias y costumbres que pueden entrar mujeres. Vienen de otros puntos de la provincia y del país, ahora está un poco limitado por la pandemia pero siempre hay grandes expectativas con relación a la visita».

Al ingreso a la mina, previsto para las 05:15 de este sábado, este año se sumará la visita a la central 240 MW de la Usina Termoeléctrica a las 07:15.

De acuerdo al programa de actividades, la concentración en la capilla será a las 10:30 y la misa central en el Monumento al Minero, presidida por el obispo Jorge García Cuerva, a las 11:00. Seguidamente tendrá lugar un acto homenaje con la presencia del gerente General de Explotación y el gerente de la Central y habrá ofrendas florales.

«Para nosotros todos los años especiales. En esta oportunidad se ve el entusiasmo, está más presente el espíritu de la fiesta ya que en años anteriores, el ingreso no se hizo. Este año es especial porque estamos retomando y se ve el entusiasmo de la gente de festejar y participar en el reconocimiento a nuestra santa y nuestros mineros», manifiesta.

«Es parte de nuestra identidad de nuestro pueblo, de nuestros mineros, todos nos debemos a la Mina, todos dependemos de ella», marca Solis.

Por su parte, el sacerdote Sergio Soto, quien estuvo entre 2001 y 2009 en Río Turbio, cuenta cómo se vivía la festividad.

«La Novena se hacía del 25 de noviembre al 3 de diciembre, se recorrían distintos barrios y todo el barrio se preparaba para recibirla y rezar. Los mineros la llevaban en sus hombros. La gente tenía de las 20:00 hasta la tarde del otro día que regresábamos para llevarla a otro barrio. El 3 de diciembre se realizaba la fiesta con caravana recorriendo las calles del pueblo, a las doce era la misa en la capilla de Río Turbio y el 4, la procesión y misa en el monumento».

Detrás de la santa
La Cuenca, la minería y la fe tienen un vínculo difícil de separar. Soto llegó en reemplazo de otro sacerdote que había acompañado en tiempos de incertidumbre respecto a cómo iba a seguir la mina de carbón.

«Hubo huelgas, paros y tomaron la mina. Hubo un momento en que el obispo monseñor Buccolini había intervenido para llegar a cierta paz. En un momento se intervinó la mina después de una gestión de Sergio Taselli que fue catastrófica, en el momento que llegué seguían en esa lucha. Todos los pedidos siempre fueron para reactivar el trabajo en la mina», señala.

Soto recuerda que a fines de 2003, el gobierno nacional había llegado para realizar una inversión de 3 millones de pesos. «Creo que fue la oración que llegó a plasmarse a través del gobierno pero la gente desconfiaba», comenta.

Los mineros no quisieron ir al acto pero sí asistieron sus esposas y el sacerdote llevando la imagen de su protectora, Santa Bárbara.

El 4 de diciembre de 1970 fue la primera vez que ingresaron mujeres a la mina
«Llegamos con una inmensa imagen y la gente de protocolo nos dijo que la santa tenía que salir. Le dije que si la santa no podía estar acá (adelante del escenario en el Centro Cultural de Río Turbio), nosotros también nos íbamos. Cuando comenzó el acto, entró el ministro, el intendente, los diputados y le hice señas al locutor, quien dijo ‘como corresponde comenzamos con el himno a nuestra patrona’. Le empezamos a cantar el himno a Santa Barbara, fue una cosa que estremecía», recuerda.

«La unión que hay entre los mineros y la familia minera es de un amor impresionante. Hay una seguridad única de que Santa Bárbara te está protegiendo. Estremece cada vez que hubo un acontecimiento donde veías las luces encendidas en el casco, esas lágrimas de los mineros, más cuando ocurrió la tragedia de 2004».

Cuando se produjo la tragedia que costó la vida de 14 mineros, dice el sacerdote que lejos de manifestar enojo con la santa o con Dios, la comunidad se aferró a la fe.

Santa Bárbara, dice el sacerdote, «es una tradición muy fuerte, Dios nos lo regaló. Cada día el minero que entra a la mina toca esa imagen o le reza, sin saber si va a volver a salir».

Unión del pueblo
El 4 de diciembre sostiene «es un momento en que el pueblo está unido, creo que nadie puede estar indiferente. Sabes que la santa protege a tu pueblo. Es muy fuerte porque sabemos que de esa mina depende la vida de todos, si ves que el 90 % del pueblo está apoyando en que se reabra, después no podes ser indiferente a la gente y a la fe que se le tiene a la santa».
«Después no salió todo como esperábamos pero se puso en acción una mina y la gente sigue esperando que se concrete más todavía», manifiesta.

Soto asegura que «si hay algo que nos mantuvo en pie en momentos tan críticos como con una gerencia como la de Taselli u otros, fue la fe, fue la que nos mantuvo unidos para poder seguir adelante. Que el pueblo no se olvide que si está de pie es porque tiene fe, no creo que nadie pueda estar indiferente un 4 de diciembre o un 14 de junio. Mantengan la fe».

«Santa Barbara da nombre a una escuela, barrio capilla, a muchas cosas porque está identificado con la gente. Es nuestra protectora, lo es y será en estas tierras, podemos decir que eso no se va a apagar nunca», cierra.

Santa Bárbara nació en Nicomedia, cerca del mar de Mármara, a principios del siglo III. Era hija de un hombre llamado Dióscoro, quien la encerró en un castillo cuando ella rechazó creer en los ídolos paganos y se convirtió al cristianismo.

En su reclusión, mandó a construir una tercera ventana en clara alusión a la Santísima Trinidad. El acto enfureció aún más a su padre, que quiso matarla, pero la joven logró escaparse y refugiarse en una peña.

Sin embargo, fue apresada y martirizada de forma muy cruel para terminar decapitada por su propio padre, sobre el que cayó un rayo que lo fulminó en el acto.

El símbolo del rayo es el motivo por el cual se recurre a ella en situaciones de peligro, como tormentas eléctricas y fuegos. Es patrona de armeros, mineros, artilleros, bomberos, ejércitos y pirotécnicos.

La imagen de Santa Bárbara suele aparecer sosteniendo en su brazo izquierdo una torre con tres ventanas y con el derecho levantando una rama de palma, símbolo de su martirio. También puede aparecer sujetando un cáliz con agua bendita en lugar de la torre, mientras que en otras ocasiones se muestran cañones

– LA OPINIÓN AUSTRAL