En “Experiencia Agroindustria” empresarios de diferentes sectores coincidieron en la necesidad de contar con una macroeconomía estable para apuntalar el desarrollo
El panel sobre economías regionales en Experiencia Agroindustria, organizado por IDEA
CORDOBA.- “El interior que empuja: las economías regionales” fue el título de la exposición de Ivana Cavigliasso, presidenta de la Cámara Argentina del Maní; Rosana Negrini de Agrometal, y Alberto Arizu, CEO de Luigi Bosca y Carlos Enríquez, de Vista Alegre (cerezas). Integraron uno de los paneles de Experiencia IDEA Agroindustria 2021. Los participantes avanzaron sobre su importancia en la generación de empleo local y la necesidad de capacitación. Y coincidieron en la necesidad de impulsar políticas que “fomenten el agregado de valor”.
Cavigliaso repasó el “impacto” del clúster manicero del que dependen unos 12.000 puestos de trabajo y el esfuerzo de la industria para retener talentos en la región. Como representante de Prodeman, empresa de General Cabrera que ocupa a 700 personas, mencionó que las firmas deben, inclusive, construir casas para que las propuestas laborales sean más atractivas para los potenciales empleados.
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“Mi papá, fundador de la empresa, siempre sostuvo que su sueño era llegar a una góndola con un producto del campo -indicó-. Con esa idea fuimos creciendo, industrializando la producción y ganando mercados. Siempre trabajamos pensando en innovar; el valor agregado requiere de estabilidad y de personal idóneo”.
Enríquez contó los inicios de su empresa con el cultivo de 200 hectáreas de cerezas que, en diciembre pasado, requirió de 500 personas para la cosecha (300 llegaron de Tucumán). “Es apasionante ver cómo esa gente le da vida a un proyecto, cada uno cosecha por día unos 200 kilos de cereza con buena remuneración”, dijo.
El 85% de la producción de las cerezas se exporta, “son divisas que necesita el país con un producto premium”. Las operaciones a China -principal mercado- salen por puertos chilenos; comparten logística con las empresas de ese país. “Se pueden hacer alianzas con ellos, la cordillera no nos divide sino que nos une”, dijo Enríquez, quien subrayó que los consumidores exigen productos seguros y que hay “una demanda sofisticada. “Hay que ser competitivos, tener tecnología y know how”, destacó.
En tanto, Arizu puntualizó que “la vitivinícola es una industria que derrama mucho, abarca 13 provincias y genera unos 15.000 empleos directos”, y recordó que la Argentina hizo una transformación muy grande desde los años noventa. “El Malbec llega a más de 150 países, es el producto más industrializado de la Argentina”, señaló. En vinos embotellados y a granel se exportan unos US$900 millones anuales, cuando “por lo menos deberían ser US$1600 millones”, según el ejecutivo.
Explicó que el sector requiere de condiciones macroeconómicas “estables y sustentables” y que obligadamente deben ser competitivos en precios porque el país tiene pocos acuerdos de libre comercio y los vinos argentinos pagan aranceles de entrada que los descolocan frente a otros competidores.
Por su parte, Negrini indicó que las sembradoras fabricadas en el país, “en años muy buenos, no alcanzan a cubrir la demanda y las empresas, en los años malos”, sobreviven. Respecto del avance tecnológico alcanzado en los últimos años, sostuvo que la mitad de una máquina “ya no es más fierros, sino tecnología”.
Además, sostuvo: “siempre nos destacamos por la innovación; trabajamos específicamente para cada necesidad -refirió-. Como avanzó el know how, hemos avanzado en incorporación de talentos, necesitamos personal capacitado. Por ejemplo, ninguna ingeniería enseña agricultura de precisión, que hoy es lo básico”.
Como conclusión, los empresarios coincidieron en que las economías regionales avanzan hacia la sustentabilidad en la producción, en mayores cuidados ambientales en toda la cadena y en la fuerte incorporación de tecnología. Advirtieron que los mercados externos son cada vez “más exigentes”.
Gabriela Origlia
Gabriela Origlia – LA NACIÓN