La noticia todavía no fue confirmada. Pero la decisión del actual presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Minero, de no repetir en el cargo, sería irreversible.
El hermetismo de los integrantes del Comité Ejecutivo de la organización no permitió confirmar como han decidido disponer en el armado de la conducción que deberá decidir los nombres de la nueva comisión para el futuro 23 de septiembre, dia de asamblea de socios y elecciones.
Si bien el tema nombres será una cuestión formal, quedaría ya definido que lo actuados en los dos últimos años tendría continuidad y no reeditarían el “barajar y dar de vuelta”, a los efectos de consolidar los progresos y cambios que se han puesto en marcha dentro de la institución desde el arribo de Carlocchia y la conducción que lo acompañó.
Valer destacar, subrayar y recordar, que desde la salida de la presidencia de CAEM efectuada en la persona del Ing. Jorge Fillol Casas, la CAEM fue tema de abogados. Algunos relacionados por años con la actividad minera, otro, en cambio, un arribista que “pintó” y aceptó el reto de asumir la presidencia, ser reelegido, y como resultado haberse beneficiado en lo personal. Los otros, como para refrescar, uno fue funcionario público y el restante representaba a una empresa de dudosa existencia. Pero, esto ya es cosa del pasado. No obstante es importante no olvidar la historia.
En cambio, con la llegada de Alberto Carlocchia, se impuso un tema intermedio para zanjar la grieta de dos bando bien definidos dentro de la CAEM. Hace casi 24 meses arribaba a la presidencia alguien que se preparó para representar al sector. Su perfil, archiconocido, estaba relacionado a la industria desde el año 1998 en que supo caminar el socavón; viviendo en comunidades emparentadas con la industria, tal el caso de Cerro Vanguardia en Santa Cruz y luego posicionarse en distintos cargos en empresa mineras como Oroplata, Yamana, Panamerican Silver y por último Patagonia Gold, entre otras. Por eso en el año 2019 volvió a ocupar la presidencia otro abogado, pero en esta oportunidad, con ADN minero.
Esto, para empezar no era poco.
Al comenzar a desempeñar su nueva función armó equipos de profesionales; abrió las puertas de la CAEM; una activa participación en foros empresariales, del trabajo y multidisciplinarios. Como si fuera poco, administró bajo la amenaza del Covíd 19.
Más allá de que Carlocchia revea su decisión de no seguir siendo presidente; todo indicaría que de confirmarse esta noticia no se alejaría del cuerpo de los jerárquicos de las mineras, seguiría en el Comité Ejecutivo.
Entendemos que su inminente ida no es una grata noticia. Una vez que la CAEM había empezado a consolidar su rol dentro de la industria, y con la factibilidad de administrar dos años más por delante, de interpreta que esta decisión nada tiene que ver con la actividad. En ciertas oportunidades, las coyunturas, demandan tener que postergar proyectos. Decisión que se debe respetar.
No obstante, vale reconocer que esta gestión reposicionó a la industria y se aportaron importantes conceptos que definen el cambio. A la contratación de especialistas en diversas profesiones, se habló de política cuando reconoció al asumir que “a la industria minera no le fue nada mal con los gobierno peronistas”; o sentenciar que el flagelo de contaminación que padece San Antonio Oeste en la provincia de Río Negro “afecta a la sociedad y debe ser remediado”. Imprimió ser proactivo en materia de salud – ante el coronavirus – estableció las mesas de diálogo sectorial y multisectorial. Acciones que fueron prolijas y a la vez demostraron que era factible no someterse a las condiciones de los gobiernos de turno – que llegaron a definir presidentes de la institución – y ser un auténtico referente gremial del empresariado minero.
Por último para destacar, es la primera vez que una empresa metalífera de capitales nacionales, como Patagonia Gold del grupo Miguens, accede a la máxima representación privada de la industria.
Faltaron abordar diversos ejes que componen la agenda de la industria. Quedaron pendientes definir premios y castigos a conductas muy cuestionables de empresas y jerárquicos. Como así también un buen plan de comunicación sectorial.
No obstante estas observaciones, el balance para la CAEM es altamente positivo. Mucho de ello es como consecuencia de la dedicación y la persona de Carlocchia. Es de esperar, que si se concreta su renunciamiento, cuando vuelva en un futuro, lo haga en plenitud, con el fin de seguir ejerciendo su optimismo, su superlativa condición humana y profesional.
“El Beto” le hizo muy bien en estos años a la actividad minera nacional. Demostró que es posible poseer una entidad empresarial con ideas, impronta y representatividad. Esto, si lo comparamos con lo anterior, es muchísimo. Pero, sinceramente, dos años fueron muy poco tiempo.
Su existencia al frente de la CAEM confirmó que las grietas pueden tener su fin si existen convicción, dedicación y solvencia ética y moral. Si se confirma su decisión, el sector lo esperará para reeditar una futura gestión positiva.
Prensa GeoMinera
– Once Diario – Prensa GeoMinera