El Cabildo, la Casona de Castañares y el Campo de la Cruz revivieron los momentos de 1813. En el homenaje, a 200 años de su muerte, se sumaron bailarines, historiadores y artistas.
Representación en el Monumento 20 de Febrero. Foto: Jan Touzeau
Despunta la mañana, es junio y pese a las bajas temperaturas el sol ilumina las esculturas del monumento 20 de Febrero. En el parque del centro, se ven correr chinas, gauchos y caballos. Entre ellos se distinguen dos personajes: uno con una chaqueta azul y un sable en alto; el otro lleva chaqueta roja un botas altas. Son los miembros del Ballet Folklórico Martín Miguel de Güemes que representan al general MANUEL BELGRANO y Pío Tristán, que se forman parte de las escenas que se revivieron para recordar y rendir honores al general en su paso por Salta, a 200 años de muerte.
Este 20 de junio, a nivel nacional se conmemoran los dos siglos del fallecimiento del creador de la bandera. Y desde los distintos entes culturales de las provincias se llevan adelante proyectos y presentaciones para recordar al héroe. En Salta, desde el Instituto de Música y Danza de la Secretaria de Cultura, se trabajó en conjunto con la Dirección de Audiovisuales, el Ballet Folklórico Martín Miguel de Güemes y el Ballet de la Provincia en un proyecto artístico que además tuvo como invitados a la coplera MARIANA CARRIZO y el músico Arturo Botelli. La dirección artística es de Gustavo Carrizo, con la coreografía de Víctor Campillay y el libro del documental del Bicentenario fue redactado por el historiador Víctor Fernández Esteban. Durante la filmación de esta producción, El Tribuno estuvo junto a Mauricio Carrasco de 23 años y miembro del Ballet Folklórico que fue el encargado de interpretar a Manuel Belgrano durante la producción del documental histórico que se filmó en el monumento este sábado. “El profesor Campillay fue el encargado de enviarme videos y documentales para que conozca gestos y formas del personaje. Hay que hacer ese viaje para poder crear a quien vamos a interpretar”, expresó el bailarín que hace un año es parte del grupo estable del Ballet. Carrasco ya representó en estos años al Diablo en “Salamanca de los mineros”, también fue Juan Manuel de Rosas en la obra “Mataderos”. Su rival histórico fue Pío Tristán, que fue interpretado por Daniel Espos, de 30 años y parte del Ballet de la Provincia, desde hace 9. “Todo esto fue un trabajo de estudio de los momentos históricos para la creación del personaje”, expresó el bailarín.
Unificando técnicas y creando personajes
Recrear la historia no es fácil, mucho menos cuando ya transcurrieron más de 200 años. Es el trabajo que llevaron adelante los miembros del Ballet Folklórico, el Ballet de la Provincia y el equipo técnico que contó con historiadores y músicos para llevar adelante este proyecto, que busca presentar el paso de Manuel Belgrano y la participación de los salteños en la lucha por la Independencia.
“Comenzamos con este trabajo hace varias semanas. Es un proyecto del IMD que apuntó a unir el trabajo de los grupos artísticos sobre todo el Ballet”, expresó Inés Rivero, directora del Ballet Clásico, quien destacó el trabajo del director Víctor Campillay, el encargado de armar el trabajo entre “lo clásico y lo folclórico”.
Vidala Barboza, directora del Ballet Folklórico, destacó que se logró un trabajo homogéneo, que además contó con el ejercicio de la danza contemporánea, para que pueda ser posible la presentación.
Solo el trabajo de la coreografía para representar la Batalla de Salta se trabajó durante la última semana, teniendo en cuenta que se tienen que cumplir con los protocolos de distanciamiento al momento de las filmaciones y el trabajo en equipo.
“El coreógrafo tuvo un gran trabajo para poder hacer el ensamble de las obras, con largas jornadas de trabajo, porque se tuvo que reordenar una presentación que estaba pensada de otra manera pero que quedó en medio de la pandemia”, expresó Vidala Barboza.
El jueves se trabajó en los frente del Cabildo Histórico y previamente con Arturo Botelli en la Casona de Castañares. “Esto es mucho más que un trabajo del Ballet que contó con la participación de 32 miembros. Se trabajó con músicos e historiadores para poder lograr un proyecto de magnitud”, agregó Rivero.
Campillay es de San Juan, y “ama esta Tierra”, y este fue el impulso que lo llevó a organizar el montaje de los Ballets. “Fue todo un desafío porque se tuvo que trabajar con la tercera parte de las personas y respetando el distanciamiento social”, expresó el coreógrafo que tomó estas nuevas formas de trabajo como un desafío, que además reclamó un estudio de diferentes autores e historiadores. “Buscamos ser lo más fiel a la época porque este trabajo es ahora un registro histórico de estos 200 años”, agregó el profesional que remarcó que el desafío fue unir pasado y presente.
Campillay alertó que el trabajo con los bailarines fue un proceso de volver a pensar cómo hay que acercar la cultura a las personas que ahora no pueden ir a un teatro. Pensar en presentaciones que están fuera del escenario y “debemos reinventarnos”, como cuando se crea los personajes.
Gabriela Torres es modista. Ella es la que se encarga que un traje quede perfecto. “Este una trabajo muy lindo. Es encontrarse siempre con nuevas ideas”, contó Gabriela mientras arreglaba una rastra
Carina Costello – El Tribuno