La minería en San Juan reviste una gran importancia para la prosperidad de la provincia. En ese sentido, esta columna no tiene la intención de enumerar las acciones realizadas por una empresa determinada. Primero, porque no es, ni por cerca, un recuento completo de todo lo que hace, en este caso, Minas Argentinas, junto a los vecinos del departamento Jáchal. Segundo y principal, porque lo que se pretende es mostrar como desde un emprendimiento minero de mediana o pequeña envergadura, como es Gualcamayo, pueden generarse muchas obras que beneficien a las poblaciones cercanas.
En este contexto, cabe destacar que la mina Gualcamayo lleva ya 11 años de producción. Durante este período, además de haber generado cientos de puestos de trabajo, directos e indirectos, ha contribuido de manera diversa con el crecimiento de Jáchal.
En materia de obras de infraestructura, a través del Fondo Fiduciario de la Mina Gualcamayo se construyó un hospital en la localidad de Huaco. También, en ese distrito, se renovó y amplió la red de agua potable. Las obras más significativas se concretaron en San José de Jáchal, como fue la construcción de la red cloacal y su planta de tratamiento de efluentes, la renovación de toda la red de agua potable de la ciudad cabecera, la Planta de Tratamientos de Residuos Sólidos Urbanos o la terminación del Estadio «Papa Francisco». Estas últimas financiadas en conjunto con el Fondo Fiduciario del proyecto Pascua Lama.
En la actualidad, con recursos de Gualcamayo, se está completando la construcción de una nueva perforación y sus obras accesorias que permitirá solucionar la provisión de agua potable en Huaco, interrumpida desde hace unos 60 días.
En materia social, Minas Argentinas ha impulsado la concreción de proyectos productivos y sociales por parte de instituciones intermedias, mejoras edilicias de clubes y uniones vecinales e incorporación de equipamiento y tecnología para sectores sanitarios, culturales y productivos. Además, impulsa la práctica de actividades deportivas trabajando junto a las asociaciones de la comunidad.
Recientemente, trabajando en conjunto con el INTA, se terminó una muy significativa obra que beneficia a unas 15 familias de productores rurales. Se trata de puesteros que viven entre cerros y montañas próximas a la mina, cuya actividad económica principal es la cría de ganado. INTA preparó para ellos un proyecto que les permite captar el agua de vertientes, trasladarla y almacenarla en un tanque australiano. Esta obra, que fue cofinanciada por la empresa minera, es fundamental para ayudarlos a criar sus chivos y vacas. Contar con la posibilidad de almacenar agua les permitirá disminuir las pérdidas (sólo durante 2019 murieron unos 100 animales caminando para buscar agua) y mejorar el engorde y los rindes de los mismos.
Estas son sólo algunas de las actividades que lleva a cabo esta empresa para acompañar el progreso en la región de incumbencia. También podemos citar el impacto económico y social que significa que cientos de trabajadores tengan buenos niveles de salario, en blanco y con obra social de primera línea. No se ha mencionado a los comercios que mejoraron sus ventas y crecieron porque aumentó el nivel de circulante en el pueblo. No se hizo referencia ni a lo que se paga en impuestos ni tampoco en regalías.
Jáchal necesita más «Gualcamayos». Así como San Juan necesita más «Veladeros». Porque un emprendimiento puede hacer mucho para que una comunidad crezca y mejore muchos estándares de vida. Pero no puede hacer lo suficiente para que alcance su pleno desarrollo y, sobre todo, porque no podrá hacerlo por siempre.
Por Marcelo Agulles
Superintendente de RRCC y comunicaciones
Minas Argentinas SA
Marcelo Agulles – Diario de Cuyo