Los consultores han decidido cambiar el sistema de medición para que no se repitan los errores generalizados de las PASO presidenciales de agosto. En esa elección, ninguno detectó la diferencia de 15 puntos a favor de Alberto Fernández. Pero los «clientes» (los candidatos) tendrán que gastar mucho más dinero parra acceder a pronósticos certeros.
LAS ELECCIONES PRIMARIAS DE ESTE AÑO.
Los encuestadores quedaron otra vez en el ojo de la tormenta después del resultado de las PASO presidenciales del 11 de agosto. Ninguno pudo pronosticar la cómoda diferencia de Alberto Fernández sobre Mauricio Macri, a pesar de que la mayoría daba como ganador al primero.
Pero los 15 puntos que obtuvo el candidato del frente Todos casi dieron por terminada la puja con el presidente actual: ahora es bastante difícil que Macri pueda lograr el anhelo de llegar a un balotage. Eso no lo vio nadie hasta que pasó en las urnas.
El fenómeno tuvo una explicación, según reconocen varios consultores. «Se trabajó con un sistema telefónico que marcó errores fuertes», reconoció en este sentido Carlos Germano, quien se desempeña en Buenos Aires, pero participó de la campaña electoral del PJ mendocino hasta las PASO de junio.
CARLOS GERMANO, CONSULTOR POLÍTICO.
Según explicó Germano, la encuesta telefónica se venía utilizando desde febrero para testear el escenario electoral. Y el gran problema fue que, en agosto, no sirvió para detectar la intención de voto en localidades con poblaciones inferiores a los 100.000 habitantes, que son en las que se registraron las mayores diferencias entre sondeos y resultados electorales concretos.
Frente a esta decepción, ahora los encuestadores están volviendo a medir la intención de voto con el sistema presencial, cuya mayor diferencia es el costo: le salen al «cliente» (partidos y candidatos) más del doble que las que se hacen por teléfono.
«A pesar de ser mucho más caras se está volviendo a la encuesta presencial para tratar de evitar la mayor cantidad de errores posibles. Es mucho más caro todo, pero después de lo que pasó, ameritaba un recambio», sostuvo Germano.
Un profesional que utiliza este sistema en Mendoza es Elbio Rodríguez, quien probablemente es el consultor local más creíble.
ELBIO RODRÍGUEZ EN EL ESTUDIO DE MDZ RADIO
Rodríguez explicó que las encuestas telefónicas no son tan fidedignas como las domiciliarias, porque solamente captan las opiniones de aquellas personas que quieren expresarse sobre los candidatos.
«Yo podría ponerme con un megáfono en una plaza e invitar a la gente a hacer una encuesta sorteando una pizza. Pero entonces le haría la encuesta sólo al que tiene la voluntad de opinar», ejemplificó. Y agregó: «Sería como trabajar con un panel, sin controlar quién está en ese panel».
Los sondeos telefónicos o digitales tienen una logística mucho más sencilla que las encuestas domiciliarias. Rodríguez explicó en ese sentido que para hacer sus trabajos saca a la calle a 25 personas, con movilidad propia y un coordinador por grupo de encuestadores.
«La calle es dura y los encuestadores tienen un desgaste muy grande», señaló Rodríguez. Cada persona tiene el desafío de realizar 25 encuestas por día y muchas veces se encuentran con el rechazo del público al que van a consultar.
Antes de sacar a la calle a sus encuestadores, Rodríguez realiza 49 estratificaciones del territorio. Esa labor consiste en elegir en cada circuito electoral un puñado de localidades cuyo comportamiento en la elección interior ha sido reflejo del voto promedio de cada departamento.
El principal cliente de Rodríguez es el gobernador Alfredo Cornejo, pero el encuestador también es respetado y consultado por el PJ.
Su prestigio está basado en los aciertos de sus pronósticos. Sin ir más lejos, fue el hombre que le adelantó a Cornejo la victoria del radicalismo en las elecciones de intendente de San Martín, a pesar de que, en la previa, vaticinar un resultado era bastante difícil.
Acceder a una encuesta con el sistema domiciliario puede costarle bastante más de un millón de pesos al cliente en las mediciones más amplias, ya que cada entrevista presencial se cobra entre 800 y 900 pesos.
En cambio, cada entrevista telefónica sale unos 400 pesos. Aunque la gran pregunta es si conviene ahorrar dinero a cambio de una encuesta que puede ser errónea.
JUAN CARLOS ALBORNOZ – MDZ on line