“La corrupción está encriptada en el poder sin importar quién nos gobierne”

El periodista habló de una red de em­presarios, periodistas, operadores, jueces y hasta policías que llevan dé­cadas de corrupción.

“La raíz de todos los ma­les” es el libro que Hugo Alconada Mon presentó en Corrientes en el marco de la 9ª Feria Provincial del Li­bro. Locuaz, verborrágico y con una gran capacidad para cautivar al público que, según explicó, la consiguió tras diez años de estar fren­te a un aula universitaria en la que los jóvenes tienen la audacia de indagar más allá de lo posible; cuando dialo­gó con la prensa no esquivó ninguna pregunta y se au­todefinió como “un cobarde profesional, medio bipolar” porque todo el tiempo está entre el miedo y la pasión por el periodismo de inves­tigación. En este contexto conversó con NORTE de Co­rrientes.

—¿En un momento la corrupción era una especie de tabú?

—Sí, pero al mismo tiem­po era como esos secretos a voces. Y en lo que a mí res­pecta, a medida que me fui metiendo en el tema había nuevos datos que sacaban otras cosas a la luz.

—Supo interpretar la necesidad de saber de la gente.

—Sí, aunque también cosecho insultos de lo lindo,sobre todo en las re­des sociales. Algo que no me sucede en la calle. Esto, por­que por lo general termino nadando contra corriente. Investigué los gobiernos de Menem, De la Rúa, Duhalde, Kirchner, ahora el de Macri. Entonces, por ejemplo, en medio del apogeo del kirch­nerismo escribía sobre Lá­zaro Báez, Cristóbal López y ahora en pleno Cambiemos escribo sobre Rivas -el jefe de la Side- o de Ángelo Cal­caterra. Meto el dedo en el enchufe todo el tiempo.

—Y eso incomoda.

—Y… los enchufes a veces dan patadas.

—¿Cuándo sintió más esa incomodidad, en qué época?

—Varía, no siempre es igual. A veces las reacciones vienen de los lugares menos pensados. Cuando escribiste y pensás que tenés que po­nerte el casco porque van a volar piedrazos, no pasa nada, y en otras sentís que todo está tranquilo y se te viene un tsunami y te pre­guntás: ¿qué está pasando?

—¿Un ejemplo?

—El sábado pasado escri­bí sobre una empresa MSU. El dueño es el de las inicia­les, Manuel Santos Uribe­larrea, que probablemente no te dice nada. La primera llamada telefónica para re­clamarme fue a las 8 me­nos cuarto y la última a las 14.30. Una tras otra y todo el tiempo me preguntaba, ¿qué pasó?

—¿Adónde tocó ahí?

—Es una de las empresas más cercanas al poder ac­tual.

—¿No le da temor?

—Sí. Todo el tiempo. Yo soy un cobarde profesional. Pero tengo una cosa medio bipolar porque me encanta lo que hago. Estoy ahí, entre lo que me da miedo y lo que me apasiona.

—¿La información se retroalimenta con los lec­tores?

—Ésa es la clave. Se re­troalimenta todo el tiempo, es como el proceso de Wiki­pedia. Los mismos lectores te van ayudando a dar el si­guiente paso.

—Para el periodista, ¿es difícil vivir con esta expo­sición?

—La verdad, es muy incó­modo, no me gusta. Lo tomo como el aspecto menos agradable de mi trabajo.

—¿Es verdad o mito que el gobierno kirchnerista fue el más corrupto?

—No, eso es muy injusto, hay que tener mucho cuida­do, hay que ver cómo lo eva­luás, y con esto no esquivo la pregunta; pero por ejemplo, hay procesos que toman años para poder determinar. Al mismo tiempo hay que ver con qué lo comparás. ¿Cómo lo comparás? Ejemplo: Julio Argentino Roca, ahora los li­bros revisionistas hablan de si era un genocida o no, pero olvidan recordar otros as­pectos. Julio Argentino Roca, dos veces presidente, apoda­do “el Zorro”, tenía un her­mano que cuando Roca se encargó de la Conquista del Desierto él era proveedor del ejército y se llamaba Ataliva. Era tan pirata que cuando Sarmiento usaba el nombre como verbo en las sesiones el Congreso, decía: “Hoy iba caminando por la calle y me atalivaron la billetera”. Uno de los aspectos que en 1980 causo la implosión econó­mica fue la corrupción.

—Cambian los tiempos o las metodologías, pero el fin es el mismo.

—Eso sí. No importa quién esté en la Casa Rosa­da. Trabajan para saquear el Estado o por ejemplo, la his­toria de los bancos habla de que se los roba con firmas. Lo hicieron en 1890 y lo si­guen haciendo hoy. Todos los bancos que colapsaron no fue porque ingresó el gor­do “Valor” a punta de pistola y se llevó los bolsos. Fue con transferencias bancarias, autopréstamos, préstamos cruzados, y de pronto los dueños del banco salieron corriendo. Hay prácticas que se repiten de manera recu­rrente y como periodistas tenemos que ir actualizán­donos.

—¿Hay un hilo conduc­tor entre todos los gobier­nos que investigó?

—No todos hicieron lo mismo, pero sí hay un entra­mado que no importa quién esté en la Casa Rosada; con­tinúa e incluye a muchos empresarios, políticos, ban­queros, periodistas, dueños de medios, policías. Ese en­tramado está allí. Un ejem­plo paradigmático: Oyarbide no fue juez federal sólo con el gobierno anterior, sino que lo fue durante 20 años, y así como te doy ese ejemplo puedo hablar del gran operador judicial de Argentina de los últi­mos 30 años. Se llama Javier Fernández. Era el operador judicial que se encargó de manejar a los jue­ces de la infame servilleta de Carlos Corach y Carlos Menem. Cuando Domingo Cavallo decía “éstos son los jueces que manejamos como títeres”, el titiritero era Ja­vier Fernández. Ese mismo operador judicial fue el que durante el kirchnerismo se encargó de cerrar la causa por enriquecimiento ilícito de los Kirchner con Oyarbi­de y es el mismo operador judicial que se encargó aho­ra de encapsular el tema del Correo Argentino para Ma­cri. Vos tenés un operador de esta magnitud 30 años y si viniera acá caminando por la Feria del Libro no lo reco­nocés. Está enquistado en el poder

– Norte Corrientes