Consolidando la inequidad

De seguir los criterios señalados por el informe, se ahondaría aun más la brecha de desarrollo existente entre Buenos Aires y el resto de las jurisdicciones.

Grafico de la nota «Por qué la obra pública rinde en Buenos Aires pero no sirve para Santa Cruz o La Rioja»

Bajo un sugerente título, El Cronista publicó días pasados un artículo que expone sin demasiados tapujos los argumentos para establecer los criterios de inversión pública en la Argentina, parámetros que han contribuido históricamente a la conformación de un país con graves distorsiones e inequidades en su desarrollo.

El artículo se titula “Por qué la obra pública rinde en Buenos Aires pero no sirve para Santa Cruz o La Rioja” y se basa en un estudio del BID, el Banco Mundial y dos universidades.

Según el trabajo, al gobierno nacional le conviene invertir en obra pública en la provincia de Buenos Aires, y no en provincias de bajo grado de desarrollo como las mencionadas, porque tiene un efecto multiplicador mayor. “Dado que la obra pública es un dinamizador de la actividad, varias provincias necesitarían inversión de capital, más aún en un contexto de ajuste fiscal. Pero a la hora de asignar el presupuesto de obras, un grupo de economistas demostró que en La Rioja y Santa Cruz generaría un efecto casi nulo en el PBI provincial”, dice el artículo.

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Sintéticamente, el informe de los economistas apunta a demostrar dónde le es al Estado más redituable invertir en función de los rendimientos que generan las obras. Llegaron a la conclusión de que en la provincia de Buenos Aires cada peso de inversión pública se multiplica entre $ 1,2, y $ 2 en la actividad económica. Es porque concentra el 42% del PBI y el 13% de las rutas del país. En el otro extremo, en La Rioja y en Santa Cruz, un peso de obra pública aportaría entre 0 y 30 centavos en el nivel de actividad. Se debe a que el porcentaje de rutas de esas provincias, que creció, no casualmente, durante las presidencias de Carlos Menem y de Néstor y Cristina Kirchner respectivamente, respecto del nivel nacional es mayor a su aporte al PBI. Exactamente al revés que en Buenos Aires.

“Estamos todos de acuerdo con hacer mas rutas, puentes, pero para financiarlos hay recursos escasos. La pregunta es dónde los hago: en el lugar donde da rendimiento relativo al resto mayor” argumenta uno de los autores del trabajo, Jorge Puig, de la Universidad de La Plata.

Parece un estudio hecho a la medida de los intereses de la provincia de Buenos Aires, distrito que junto a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentran entre los más favorecidos en estos tres últimos años en cuanto a la inversión del Estado nacional para obra pública y en el crecimiento de las transferencias automáticas y discrecionales de recursos.
De seguir los criterios señalados por el informe, se ahondaría aun más la brecha de desarrollo existente entre la principal provincia del país y el resto de las jurisdicciones de la Argentina. Se consolidaría la inequidad.

Si bien el impacto dinamizador de la obra pública en el resto de la actividad económica es un dato relevante a tener en cuenta por razones de impacto inmediato, su localización debe basarse también en otros criterios, mucho más estratégicos, como por ejemplo la necesidad de generar las condiciones para un crecimiento equilibrado y armónico de la infraestructura pública, que permita el desarrollo económico integral de todas las regiones

– El Ancasti