En Estocolmo, tras las huellas de los vikingos

Un recorrido por la capital sueca rescata la cultura de antiguos pueblos nórdicos que poblaron Escandinavia.

Estocolmo, la capital de Suecia, abarca 14 islas y más de 50 puentes en un extenso archipiélago del mar Báltico. Vista de Gamla Stan, la ciudad vieja.

La ciudad más visitada de Suecia y una de las más lindas capitales de Europa es Estocolmo. Rica en cultura, también es elogiada por su entorno natural, con catorce islas que la rodean y el extremo cuidado del medio ambiente por parte de sus ciudadanos.

Además, en los últimos años, con la “fiebre” occidental por conocer más sobre la historia de los vikingos, sumó diferentes atractivos a su oferta turística, que tienen relación con el pueblo originario que ocupó gran parte de su territorio.

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La propuesta de la ciudad obliga a los visitantes a trasladarse mentalmente hasta el siglo IX, fecha aproximada en que se estima que vivieron los vikingos en las regiones cercanas a Estocolmo.

Museo Vikingaliv. El punto de partida sugerido para buscar esas historias apasionantes es el Museo Vikingaliv, en el corazón de la capital sueca, totalmente dedicado a explorar el mundo de los vikingos.

En sus 2 mil metros cuadrados de superficie, este espacio propone experimentar cómo era la región nórdica hace mil años y su civilización: los vikingos. Según anticipa un texto exhibido a la entrada del museo, es muy probable que se trate de una de las poblaciones sobre la cuales más mitos se construyeron.

En este sentido, la atracción principal es la Saga de Ragnfrid, en la que se cuenta la historia de una mujer vikinga junto a su pareja a lo largo del día a día real de estos antiguos habitantes. La escena está situada en primavera, en un momento en que la comida está a punto de escasear y la familia está por perder sus pertenencias por culpa de las hordas enemigas que buscan alimentos.

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Durante la visita al museo se despejan muchas dudas sobre la vida de los vikingos. Por ejemplo, que ni los hombres ni las mujeres usaban cascos con cuernos como se ha mostrado en varias interpretaciones. Además, el museo se enfoca en las historias de las personas y en el intercambio cultural que hubo con otras regiones de Europa entre fines del siglo VIII y el siglo XI. También se explica, entre muchos otros legados, que la palabra inglesa thursday tienen origen en Thor, dios nórdico del trueno, y la palabra gate guarda relación con la expresión nórdica “gata”, que significa camino o calle.

Queda demostrado también que, según las sucesivas investigaciones realizadas por los arqueólogos, los vikingos eran pueblos de comerciantes (más que guerreros), que llegaron a tener conexiones desde Turquía hasta Terranova y en gran parte de su historia se reconocen hechos de saqueos a otras poblaciones y hasta tráfico de esclavos.
Restaurante temático.

La segunda parada puede ser gastronómica, más precisamente sobre la calle Gamla Stan, muy cerca de la avenida principal Västerlånggatan. Aifur es el nombre del restaurante con temática vikinga que no sólo contiene réplicas de objetos procedentes de excavaciones hechas en Suecia y Noruega sino que también reproduce los históricos banquetes festivos. Para ello, utiliza especias como azafrán o comino, que -se cree- abundaban en los platos vikingos y eran traídos desde Constantinopla, la actual Estambul, en Turquía. El personal luce atuendos de época, al tiempo que explica el origen y la forma de preparación de las comidas mientras atiende a los comensales, todo en perfecto inglés.

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Piedras rúnicas. Otra de las atracciones relacionadas con la vida vikinga son las piedras rúnicas y en el caso de Estocolmo se trata de la ciudad con mayor densidad de estas piedras del mundo. A pocos kilómetros al norte de la ciudad se encuentra Runriket (el reino de las runas) un punto de información y de rutas guiadas por las cercanías del lago Vallentuna.

Allí se relata la historia de algunos vikingos: Östen que llegó a viajar a Jerusalén, Holme que luchó en lo que hoy es Italia, y Jarlabanke, dueño y señor de toda la zona de Täby, donde se encuentra este punto turístico. Se trata de relatos con más de mil años de antigüedad, conservados en runas como en ningún otro lugar del planeta.

Arqueología al aire libre. Al noreste de Estocolmo, en las afueras de Norrtälje y a unos 90 km de la capital, se encuentran el poblado vikingo de Storholmen y un museo arqueológico al aire libre, junto al lago Erken, en el paraje Roslagen. Allí se puede participar en las actividades cotidianas de la época vikinga como forjar hierro, hornear pan o hacer manualidades con lana. En verano, esta localidad es sede del Festival Familiar Vikingo de Storholmen, una actividad que resulta imperdible para las familias suecas y que se convierte en un gran atractivo para los turistas.

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Birka. Una de las ciudades más destacadas para conocer la vida de los vikingos es Birka, en la isla de Björkö, que hace algunos años fue seleccionada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. En Birka se puede caminar entre casas vikingas reconstruidas y se contempla cómo era la vida vikinga cuando estaba en su máximo esplendor.

Allí está la cruz de Ansgard, que es objeto de fotos selfies por parte de la mayoría de visitantes que arriban a Björkö y que conmemora la llegada del misionero que introdujo el cristianismo al país en el siglo IX. Aunque los suecos practican en su mayoría la religión luterana, la cruz se colocó en 1834 para conmemorar los mil años de la llegada de Ansgard.

Según cómo se la mire, la imperdible visita a Estocolmo y su perfil vikingo puede ayudar a acrecentar o desterrar muchas de las historias que se construyen alrededor de esta milenaria cultura, que ha sido objeto de mitos, historias y fantasías como pocas en todo el mundo.

Miniguía
Cómo llegar. No hay vuelos directos de Buenos Aires a Estocolmo. Se debe hacer escala en otra ciudad europea. Hay pasajes desde US$ 1.250. La ciudad no es de las más caras, pero en verano se concentra la mayor cantidad de turismo, lo que obliga a planificar el viaje con tiempo.

Cómo moverse. A todos los lugares mencionados en el circuito se puede llegar por el transporte público, que combina buses y trenes de media y corta distancia, con un mismo boleto que cuesta unos 10 euros por persona y por día.

Cuánto cuesta. Entrada a museos y sitios históricos, desde 20 euros.

Dónde informarse. www.vikingaliv.se / www.runriket.se www.storholmen.org

– Los Andes