En la toma San Antonio todo el mundo se cuida de “hablar de más” cada vez que se refieren a una persona de nacionalidad paraguaya, sindicada como la que se dedica a la compra y venta de tierras en el vasto sector neuquino.
En el intento de usurpación de terrenos del domingo pasado, uno de los vecinos exhibió un boleto de compraventa por 10 mil pesos, en concepto de cuota, por el cual había adquirido un terreno.
“Nos amenazaron con quitarnos la tierra si nos atrasábamos en las cuotas”, sostuvo el vecino, en medio del conflicto al que acudió personal de la Comisaría Quinta de Centenario, que tiene jurisdicción precisa en ese sector.
La toma San Antonio es “tierra de nadie”, ya que los mismos vecinos han cortado una calle pública (La Vid) para lotearla y hacer casas. Esta situación ya fue advertida el año pasado por la comunidad de ese sector, pero ninguna autoridad pública se hizo presente en el lugar para restablecer la vía de circulación de la calle.
María Cipres es una suerte de vocera de ese sector, ya que sus vecinos de nacionalidad paraguaya evitan el contacto con los medios. “Es gente muy trabajadora que quiere vivir mejor, pero hay otra gente que se quiere quedar con todas las tierras”, expresó.
En la toma, las calles son irregulares y están trazadas en medio de los cañadones. No hay alumbrado público y todos los vecinos están colgados del servicio eléctrico y del agua potable.
En invierno muchos se calefaccionan con leña, en casas sin ventanas y en condiciones precarias.
Omar Novoa – La Mañana de Neuquén.