Contaminación visual en rutas y calles

No se trata de despejar totalmente la publicidad de la vía pública, pero sí adecuarla a los requerimientos viales por seguridad.

Un tema que preocupa cada vez más es la invasión de la publicidad comercial no regulada y clandestina en calles urbanas y rutas del Gran Mendoza y otras partes de la provincia.

De esa forma se concreta un evidente caso de contaminación visual y se incurre en un potencial peligro para el tránsito automotor cuando vemos vías de circulación saturadas de carteles de propaganda de distintos artículos, comestibles, oferta de servicios y demás sugerencias para que el automovilista y sus acompañantes se informen.

Excluimos de esta consideración a la publicidad pautada a través de las cámaras que regulan la actividad y que son autorizadas por los municipios respectivos.

El acento lo ponemos en la cartelería que sobreabunda en algunas calles y caminos y que es colocada espontáneamente por quienes tienen sus negocios en las cercanías, y que pretenden -de manera honrada y sin creer que causan perjuicio alguno- ofrecer desde alimentos hasta cabañas, reparaciones de todo tipo, conformando un muestrario multifacético de proposiciones comerciales.

Las dos reparticiones viales -la nacional (DNV) y la provincial (DPV)- tienen disposiciones que organizan la posibilidad de establecer carteles a la vera de las vías de circulación, pero no siempre pueden lograr un acatamiento total por parte de los usuarios. En la institución vial local se prevé que no haya obstáculos visuales en la «zona de camino», que son unos quince metros hacia los laterales desde el eje de la calzada y hasta de treinta metros, dependiendo en este último caso de la jerarquía y condición de la ruta y atendiendo a las zonas de frenado y otras situaciones.

La DPV ha conseguido eliminar esa cartelería que hemos mencionado como irregular en buena parte de la ruta Panamericana y en la provincial 82, especialmente en el tramo entre Las Compuertas y el acceso al túnel que comunica con el dique de Potrerillos.

Se aprecia como favorable esa limpieza propuesta y ejecutada por el organismo, que podría determinar que los comerciantes y lugareños que tienen establecimientos turísticos en el área ejecuten una señalética con criterios modernos, que redundará en la mejor oferta de sus servicios y contribuirá a realzar la belleza de los paisajes circundantes, como se observa en zonas del Valle de Uco.

No se trata entonces de actuar agresivamente contra quienes desenvuelven esas actividades, pero sí ir formando una conciencia para remediar y reducir la polución visual. Hay excelentes recursos en la publicidad moderna para satisfacer tanto el valor ambiental como las aspiraciones y metas de quienes trabajan en el comercio.

Pero, la proliferación nociva de carteles en las banquinas sin ninguna estética aconseja que los mismos sean progresivamente erradicados, primero que nada por seguridad.

En Chacras de Coria están cubriendo fachadas enteras de viejas construcciones con paneles de chapa sobre los cuales se adosa la pegatina de propaganda. En algunas calles de la localidad hay cercos de obra que subsisten por largos años con el mismo uso desafortunado para la estética e incomodidad para los transeúntes de veredas reducidas por la cartelería.

No se sabe si la instalación de estas estructuras se encuentra regulada por ordenanzas municipales o ley provincial. Da la impresión de que no se lleva a cabo un proceso de solicitud de permisos y aprobaciones previamente estudiadas por comisiones asesoras de calificado rango profesional.

En cuanto a los vistosos carteles luminosos de tecnología led deberían establecerse, en armonía con las empresas que los colocan, de manera que no representen un riesgo de distracción de los conductores de vehículos ya que, lamentablemente, se los ubica buscando la visual directa de los ocupantes de los automotores en movimiento.

Mendoza posee un paisaje que es admirado en el contexto nacional y también en el exterior, por la combinación de montaña, magnífica forestación y campos cultivados con viñas, olivos y frutales. Es por eso que hay que considerar los aspectos negativos que «ensucian» ese panorama que nos ofrece la naturaleza y proceder a eliminar la contaminación del ambiente por la publicidad clandestina o el abuso de las densidades físicas de los carteles

– Los Andes