Los responsables del saneamiento del Riachuelo llevan más de una década sin considerar exitosas experiencias en ríos europeos.
El tiempo pasa y la contaminación del Riachuelo parece no tener solución en un país que ve de lejos otros casos similares que han tenido resolución favorable, en base a trabajo, ingenio y colaboración de todos los sectores implicados. Uno de esos ejemplos es el saneamiento del río Rin, un curso de agua de más de 1.233 kilómetros, que nace en los Alpes suizos y desemboca en el Mar del Norte, en Holanda. En 1968 alcanzó su punto máximo de contaminación al incendiarse una planta química suiza. La catástrofe hizo que toda la vida acuática río abajo muriera y que de inmediato las autoridades de seis países europeos (Holanda, Alemania, Francia, Suiza, Austria y Liechtenstein) acordaran acciones para reducir la descarga de sustancias tóxicas y otras medidas que con el tiempo dieron los resultados esperados, gracias a la colaboración de cada uno de los estados involucrados. El símbolo de este logro fue que el salmón volvió a habitar sus aguas y que la vida acuática se recuperara.
Otro caso parecido es el de la ría de Bilbao, en España, que tiene 72 kilómetros, atraviesa 30 municipios y que desde 1920 funcionó como motor de la industrialización. En 1960 fue su punto culminante en materia de contaminación al recibir efluentes de 800 fábricas (el Riachuelo tiene alrededor de 880 industrias) y basura de una población de un millón de habitantes (la cuenca del Riachuelo tiene casi dos millones de personas). Esto hizo que en 1983 se iniciara la construcción de una megaplanta de tratamiento que en 2008 puso fin a este problema, marcando un antes y un después y dando la posibilidad de que los peces volvieran a sus aguas y que todos los años unas 1.000 personas naden en sus aguas como parte de un triatlón que se disputa en la ciudad.
Con el Riachuelo de Buenos Aires no pasa lo mismo, el problema es de antigua data y acaban de cumplirse 10 años desde que la Corte Suprema de Justicia ordenó en 2008 recomponer el daño ambiental y remediar la cuenca y su entorno. Con ese objetivo se conformó Acumar (Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo) integrada por los gobiernos de la Nación, de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires. Disputas políticas hicieron, en un primer momento, que los trabajos de saneamiento programados no avanzaran, pero desde 2015 en adelante tampoco se observó una mayor celeridad en los trabajos. Actualmente la situación sigue sin mayores avances lo que hace que las condiciones de vida en la cuenca sean muy precarias.
– Diario de Cuyo