Un flagelo que comenzó a crecer desde el régimen militar y que ningún gobierno desde el regreso a la democracia aún pudo resolver. La opinión de especialistas
“Los números de indigencia y pobreza difundidos por el Indec constituyen los valores mínimos que se alcanzó tanto en el nivel de indigencia como en el de la pobreza en el período 2003-2017. El dato mejora la marca que se había observado en el segundo trimestre de 2013, cuando la pobreza se ubicó en 27,4 %”, explicó el economista Leopoldo Tornarolli, del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata, sobre las nuevas cifras oficiales que registran a los que menos tienen.
Como se sabe, el Indec informó el miércoles pasado que en el segundo semestre de 2017, el 25,7 % de los argentinos vivió con ingresos por debajo de la línea de la pobreza: 1.9 millones menos que un año antes. La tasa de indigencia fue del 4,8%, lo que indica que cerca de 2,1 millones se mantuvieron con ingresos por debajo de la canasta básica de alimentos.
Esto significa que después de la crisis de 2001, el indicador de pobreza anunciado por el Gobierno la semana última, fue la mejor medición. Aunque hay que remarcarlo: aún existen 11,3 millones de pobres en la Argentina.
“Quienes lograron salir de la pobreza es la espuma, la crema de los pobres”, planteó crítico Agustín Salvia, director del Observatorio de Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Para Salvia, la pobreza estructural no desciende.
Fue la menor medición desde 2001. Pero aún hay 11,3 millones de pobres en Argentina
Si se analizan las mediciones de pobreza desde el comienzo de la recuperación de la democracia, pocos fueron los años donde los índices fueron menores al dado a conocer por el presidente Mauricio Macri la semana última. Pero de allí a la promesa de “pobreza cero” aún hay un largo camino que recorrer.
La pobreza, el desempleo, la inflación y el escaso desarrollo de nuestras exportaciones, sumado a un déficit fiscal crónico, han acompañado, y afectado, a la economía de los argentinos desde 1983 (la vuelta de la democracia) en adelante.
EL “RODRIGAZO” Y LA CRISIS DE LOS ‘70
“Entre 1946 y 1974 hubo un promedio del 28 % de inflación anual con una tasa de crecimiento del PBI promedio de un 4,5 % anual y una participación de los salarios en el ingreso cercana al 50 % en el período 1946-1955, un promedio apenas mayor al 40 % en el período 1955-1973, para acercarse al 50 % antes del golpe de 1976.
Durante ese largo período donde no abundan estadísticas, la medición de los niveles de pobreza según ingreso no superaba el 10 %”, explica el economista Pablo Osvaldo Fucci en Economía Política para la Argentina.
En 1975 se produce un violento corte de este debate al aplicarse un plan de ajuste, con alzas impositivas superiores al 100 %, popularizado como “rodrigazo”.
“El rodrigazo, preludio de la política económica de la dictadura de Videla, se explica en el contexto de la crisis mundial de la década de 1970, como una feroz ofensiva contra los asalariados sumando al arma del desempleo y la inflación”, agregó Fucci.
LA HERENCIA DE LA DICTADURA EN LA PRIMAVERA DEMOCRÁTICA
A 14 meses de que asumiera el doctor Raúl Alfonsín, la política económica de la dictadura militar, con Martínez de Hoz como abanderado del ajuste, generó un 21,6 % de pobres sólo en el Gran Buenos Aires, según datos del Centro de Población, Empleo y Desarrollo de la Universidad de Buenos Aires (CEPED-UBA).
Dos años después del inicio del mandato del presidente radical, en octubre de 1985, con el Plan Austral en marcha, bajó la pobreza al 14,2 por ciento (Orlando Ferreres habla de un 15 %).
En este sentido, explica el sitio Chequeado.com, en mayo de 1989 (dos meses antes de dejar anticipadamente su puesto) subió al 19,6 % de los hogares y en octubre de 1989, apenas dos meses después de la asunción de Carlos Menem (PJ), el 38,3 % de las viviendas estaba por debajo de la línea de la pobreza.
Para Agustín Arakaki, economista del CEPED, este aumento de la pobreza está “principalmente asociado a la hiperinflación”, aunque también se relaciona con un “deterioro del mercado de trabajo” iniciado a mediados de los ‘70, cuando comenzó “una caída en la calidad del empleo, que desembocó en una baja de los ingresos”.
AUGE Y CAÍDA DE LA CONVERTIBILIDAD
Menem logró bajar la pobreza en su primer mandato, según el análisis de Matías Di Santi y Martín Slipczuk. De acuerdo a datos del Indec para el Gran Buenos Aires (GBA), en octubre de 1989 la pobreza llegaba al 47,3 % de la población, mientras que en mayo de 1995 (mes en el que se realizaron las elecciones en las que renovó su cargo) este número llegaba al 22,2 por ciento. Para Arakaki, esto se debió al control del proceso inflacionario mediante la convertibilidad.
En el segundo mandato de Menem, la pobreza volvió a aumentar.
“La recuperación y expansión de la economía entre 1991 y 1994 tuvo un efecto que favoreció la disminución de la pobreza”, consigna un informe de la Cepal.
Y agrega: “Entre 1994 y 1997, el debilitamiento del ingreso real y el empeoramiento distributivo se combinaron, dando por resultado un nuevo aumento de la incidencia de pobreza absoluta”. Señala que “en los años subsiguientes hasta llegar al 2000, fue el continuado deterioro distributivo el único responsable de la elevación de la pobreza”.
DE LA RÚA Y LA CRISIS DE 2001
En octubre de 1999, mes en el que se realizaron las elecciones presidenciales que ganó Fernando de la Rúa (Alianza), la pobreza afectaba al 26,7 por ciento.
Di Santi y Slipczuk explican que durante la Presidencia de De la Rúa la pobreza aumentó nuevamente y alcanzó en octubre de 2001 el 35,4%, antes de que renunciara en diciembre de ese año.
La pobreza siguió aumentando y llegó al 49,7 % tras la sucesión de presidentes
Tras la sucesión de tres presidentes en una semana, en mayo de 2002, bajo el mandato de Eduardo Duhalde, la pobreza siguió aumentando y llegó al 49,7 por ciento.
LOS KIRCHNER
En el gobierno de Kirchner se logró bajar este indicador, llevándolo al 26,9 % en total país en el segundo semestre de 2006, último período con datos antes de la intervención del Indec, en 2007. Según Arakaki, esta caída de más de 20 puntos se debió principalmente “a las políticas de recomposición de ingresos” fomentadas por el gobierno de Kirchner.
Di Santi y Slipczuk afirman que para medir la evolución durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner (FpV) “es necesario recurrir a fuentes alternativas ya que, además de la manipulación de las estadísticas desde 2007, el instituto oficial dejó de publicar datos de pobreza a partir de 2013”.
Y señalan: “Fernández de Kirchner asumió en diciembre de 2007. En su primer mandato, según el Centro Cifra de la CTA liderada por el sindicalista docente Hugo Yasky -que actualizó su serie con la nueva canasta del Indec- , logró bajar este indicador ocho puntos porcentuales, al 29,6 por ciento”.
“Sin embargo –agregan- los datos de su segundo gobierno -entre 2011 y 2015- varían según la fuente que se considere: Cifra sostiene que prácticamente se mantuvo igual (terminó en 29,7 %), mientras que el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) afirma que pasó del 24,7 % en 2011 al 29 % en 2015.
“Al volver la inflación en 2007, la caída de la pobreza se desaceleró fuertemente”, explicó Arakaki, quien además destacó como condicionante la crisis económica internacional de 2008.
LA ETAPA DE MACRI
Leopoldo Tornarolli, investigador del Cedlas, sostuvo que “en el primer año del gobierno de Macri la pobreza se incrementó respecto del final del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, pero desde entonces se observa una tendencia decreciente”.
Tornarolli explicó en declaraciones a un matutino porteño que “las razones de la mejoría se pueden encontrar en estos factores: 1) La reducción en la tasa de inflación entre 2016 y 2017; 2) Los buenos números de empleo que se dieron a conocer en los últimos días; 3) Ciertas mejoras distributivas que se observaron en el tercer trimestre; 4) El sostenimiento de políticas sociales que transfieren ingresos a los hogares más vulnerables.
Pero no todos están de acuerdo en que esta recuperación del empleo (sobre todo por monotributistas y empleo no registrado) se sostenga.
Por FERNANDO CORADAZZI fcoradazzi@eldia.com – El Día