“La rigidez del mercado laboral proviene del poder sindical”

Doctor en Física y Master en Administración de Negocios, Sergio Pernice tiene una mirada aguda y a la vez polémica de la estructura económica nacional. En diálogo con Pulso, el especialista indicó que la Argentina es uno de los países más cerrados del mundo, y que el merdado laboral es demasiado rígido. A la vez, cree que el gradualismo era el único camino posible, aunque probablemente no sea efectivo.

PREGUNTA: ¿Qué factores son los que movilizan la inversión de los empresarios?

RESPUESTA: Las decisiones de los empresarios en un determinado contexto, están condicionadas por el contexto de negocios. Pasa en la naturaleza, donde las especies se adaptan al medio ambiente que habitan. Un oso polar no tendría chance de sobrevivir en la selva, pero el pelaje blanco es eficiente en el polo norte. El medio ambiente en el que los empresarios se mueven en Argentina es muy particular. Según el World Economic Forum en base a un relevamiento en 137 países, Argentina sigue siendo una economía relativamente cerrada. En cuanto a la cantidad de bienes importados como porcentaje del PBI, ocupamos la posición 134 de 137. En relación a bienes exportados como proporción del PBI, somos el país 125 de 137. Un segundo punto es que tenemos uno de los mercados laborales más rígidos del planeta. Ocupamos el puesto 133 de 137 en cuanto a flexibilidad para determinar salarios. Por último, ocupamos el último puesto del ranking en cuanto a la totalidad de impuestos en relación a las ganancias. Ese es el medio ambiente en el que las empresas intentan sobrevivir.

P: ¿Se equivocó el gobierno al practicar gradualismo?

R: A diferencia de lo que piensan muchos, yo creo que el gobierno no tiene demasiadas alternativas.

P: ¿A qué se debe la rigidez del mercado laboral?

R: La rigidez proviene del poder de los sindicatos. No existe el mercado laboral. El salario no se determina en base a oferta y demanda, sino en base a la influencia sindical y a algunas otras variables. En ese esquema los trabajadores son una especie de socios de los empresarios, y obtienen una renta mayor a la que lograrían si hubiera un mercado más flexible. Es el motivo por el que salvo eventos excepcionales y externos, hace más de 60 años que Argentina decrece en términos relativos en relación a otros países.

P: Los consultores hablan de un piso de inflación del 20% y las paritarias se cierran en 15% sin cláusula gatillo. Si no hubiera sindicatos ¿No sería mucho más grave la caída del salario real?

R: Luego de un 2016 en que la inflación le ganó al salario, el 2017 el salario real subió. Y este año hay que ver la letra chica de las paritarias. Yo creo que si la inflación supera el 20% hay cláusulas de ajuste. Dudo que a fines de este año estemos hablando de una caída del salario real del 5%. Pero el salario real no es la única variable de ajuste. Si así fuera, eso no resiste una elección.

P: En los últimos 40 años, los tres periodos de fuerte déficit comercial coinciden con etapas de apertura. ¿Cómo se hace para abrir aun más la economía?

R: Creo que en general hay que buscar una apertura mayor. Pero coincido con que en las condiciones que ya describí, abrir aun más la economía podría ser calamitoso. Si bien creo en un equilibrio en el que nuestra economía se convierta en algo mucho más razonable, con un mercado más abierto, no recomendaría una apertura abrupta en las actuales condiciones. Al mismo tiempo hay que analizar como está compuesto el déficit comercial. En un 80% las importaciones son bienes de capital.

P: El déficit de cuenta corriente ya es superior al 5% del PBI ¿Puede chocar el gradualismo?

R: Por supuesto. Podría suceder que el gradualismo fracase. Y es cierto que la única forma de sostenerlo es con un nivel de deuda que en el mediano plazo es insostenible. Pero a la vez una estrategia de shock es inviable políticamente y abre la puerta al regreso del populismo.

P: Hay que pensar en 2019…

R: Así es la política. Uno desea que a la Argentina le vaya bien. Pero no hay garantías de que con este sendero le vaya a ir bien. La evidencia más concreta de ello es la escasa llegada de inversiones externas.

P: Se habla de las inversiones extranjeras ¿Por qué no invierte el empresario argentino?

R: La realidad es que muchos de los empresarios argentinos de hoy, no son necesariamente los que van a sobrevivir en una economía más razonable. Hay muchos empresarios que se manejan mucho mejor en una economía cerrada, con acuerdos internos. Probablemente queden afuera si la economía se abre más. Por otra parte, las señales no son claras en cuanto a una recuperación o a un cambio de rumbo. En ese marco, para el sector Pyme, que en la Argentina de hoy es donde se ubica el 80% del trabajo, no invertir es racionalidad pura.

P: Desde el gobierno criticaron a los empresarios locales por la falta de inversión. ¿Qué opina?

R: Mire, si hay alguien que tiene que detectar lo que sucede en el mercado, ese es el empresario. Para el empresario no hay nada peor que la competencia. Por lo tanto el empresario va a hacer todo lo que esté a su alcance para que la economía no se abra y que no haya competencia. Lógicamente hay excepciones, y hay empresas locales que creen que están en condiciones de competir de igual a igual. La torta que hay para repartir es en Argentina cada vez más chica. Pero hay muchos empresarios que prefieren una porción muy grande de una torta chica, que una porción muy pequeña de una torta enorme.

Perfil
Sergio Pernice
Sergio Pernice es doctor en Física de la Universidad de Pittsburgh.
Master en Administración de Negocios (MBA) de la Universidad de Rochester. Trabajó en Wall Street en el Grupo de Derivados de Barclays Capital, New York.
Es director del MBA y profesor titular de la cátedra de Organización Empresariaen Ucema. Es también profesor titular de Ingeniería Financiera en la Maestría en Finanzas.
CORRESPONSALÍA CIPOLLETTI

– Diario Río Negro