El municipio puso en marcha un proceso de regularización. Se aprobaron estatutos, reempadronaron socios y eligieron autoridades
Más participación. Los jóvenes fueron un segmento clave que mostró ganas de juntarse para trabajar por la calidad de vida en cada barrio.
Más participación. Los jóvenes fueron un segmento clave que mostró ganas de juntarse para trabajar por la calidad de vida en cada barrio.
00:00 hs – Lunes 08 de Enero de 2018
La suma fue positiva. Las ganas de los vecinos de participar para mejorar su barrio y el apoyo de un plan para la regularización de las asociaciones vecinales permitió recuperar 15 entidades y normalizar otras 14 en apenas dos años. En muchos casos fueron los más jóvenes del barrio los que se pusieron a trabajar para mejorar la calidad de vida de quienes viven en Fisherton, Nuevo Alberdi o el centro de la ciudad.
«Hace muchos años que la vecinal estaba cerrada y con amigos empezamos a pensar en recuperarla. Nos acercamos a la Dirección Municipal de Vecinales, donde nos asesoraron sobre todo lo que teníamos que hacer para poder volver a contar con una vecinal», recuerda Rodrigo Lobos, un joven de 29 años.
Desde hace meses, Lobos integra el grupo de vecinos de barrio Fisherton que se puso a trabajar para volver a poner en funcionamiento la entidad ubicada en La República 7973, sin actividades desde hacía casi 8 años. «Hicimos un gran esfuerzo de militancia, golpeando las puertas de los vecinos casa por casa. La verdad es que el apoyo de la gente fue muy grande y pudimos conseguir los votos que necesitábamos para ser la comisión directiva», relató el joven.
La experiencia de Rodrigo es representativa de muchas otras que se sucedieron en los últimos años en diferentes barrios, gracias a un plan del municipio que en dos años posibilitó que 15 barrios vuelvan a tener estos espacios clave para la participación y acción colectiva como son las vecinales.
«Desde la municipalidad promovemos una fuerte política de fortalecimiento de las redes institucionales que permiten la participación de los vecinos en los distintos ámbitos. Las vecinales son actores fundamentales que permiten el diálogo y el consenso potencian el trabajo articulado con el Municipio para mejorar los barrios de la ciudad», sostuvo el secretario General, Gustavo Zignago. Trabajo y estudio
La vecinal Bernardo Irigoyen, ubicada en Ambrosio Alzugaray 936, del distrito sur, volvió a funcionar hace poco más de un año. Olga, integrante de la comisión directiva, recordó el esfuerzo realizado para volver a poner la asociación en marcha. «Tuvimos mucho apoyo de la Municipalidad, sobre todo en el aspecto jurídico para hacer el reempadronamiento, la presentación de la lista y la conformación de una nueva comisión directiva», recordó.
La mujer participó de los cursos de capacitación que se hicieron en la dirección de Vecinales. «Aprendimos sobre las diferentes funciones de la comisión directiva y eso nos ayudó mucho a hacer las cosas bien, poder hacer una gestión transparente, que eso incentiva a que la gente se anime a participar, a colaborar».
Tras el objetivo de fortalecer las asociaciones vecinales, desde el año 2016 la Secretaría General, llevó adelante un proceso de normalización de acuerdo a un convenio firmado con la Inspección General de Personas Jurídicas en 2015.
Actualmente, funcionan en Rosario 93 asociaciones vecinales, en cuyo ámbito se canaliza la participación ciudadana. A partir de las normalizaciones impulsadas por el municipio y con la participación de los vecinos, se logró reabrir 15 vecinales y otras 14 regularizaron su situación ante la IGPJ. Esto significa un impulso a estas asociaciones para su mayor participación en políticas públicas vinculadas al desarrollo cultural, urbanístico y al funcionamiento de los servicios públicos.
Cabe destacar que, a fin de seguir fortaleciendo este trabajo, el municipio firmó convenios con la Facultad de Derecho y con el Concejo de Ciencias Económicas para brindar asistencia técnica a las asociaciones vecinales y capacitación a sus dirigentes.
Con nuevos proyectos
Los testimonios evidencian que la apertura o regularización de una vecinal requiere de compromiso pero, al mismo tiempo, genera un impacto positivo para la realidad del barrio.
Así lo expresa Rodrigo en representación de los jóvenes integrantes de la Amiga de Fisherton. «La vecinal fue habilitada la semana pasada y en los primeros días ya logramos que la Municipalidad repare unas luminarias que no estaban funcionando en la cuadra, y desde el Centro Municipal Distrito Noroeste retiraron toda la basura que habíamos sacado del predio de la vecinal, que empezamos a poner en mejores condiciones».
Por más largo que se presente el camino a recorrer, los jóvenes de Fisherton se muestran convencidos de trabajar en los primeros pasos y seguir proyectando. «Lo primero que queremos hacer es poner el edificio en condiciones porque al estar cerrado tanto tiempo se deterioró mucho. Para más adelante estamos pensando organizar actividades culturales, educativas y cosas para que la gente se encuentre», relató el presidente de la flamante comisión directiva.
Con más camino recorrido, Olga se mostró muy contenta con lo realizado durante el año pasado y todo lo que eso significó para el barrio en el primer año desde la reapertura.
«Al principio nos costó mucho tener actividades, pero lo logramos. Hoy ofrecemos folclore, fotografía, ritmos latinos, zumba, cocina, karate, patín. Todo ayuda a que los niños no estén en la calle y a muchos adultos les permitió descubrir que pueden hacer otras cosas», enfatizó.
Para Olga, a medida que la vecinal comenzó a funcionar fue generando en la gente un gran sentido de pertenencia. «Cuando se empezó a ver más movimiento, la gente fue encontrando cómo puede ayudar, qué puede dar. Muchos profes, como son del barrio, se ofrecieron a dar clases ad honórem, con el afán de ayudar».
«Los talleres ayudan a que los niños no estén en la calle y los adultos puedan aprender algo nuevo»
– La Capital