Anticipan nueva regulación para las bebidas azucaradas

El flamante ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, adelantó a La Voz que, además de medidas fiscales, habrá más regulaciones para desalentar el consumo de bebidas azucaradas. «Hay que ponerle un parate a la obesidad», dijo.

Radical, profesor de Salud Pública en la Universidad de Buenos Aires y con una maestría en epidemiología clínica de la Universidad de Harvard. Adolfo Rubinstein era el virtual viceministro de Salud de la Nación. Pero desde el 21 de noviembre reemplaza a Jorge Lemus como la máxima autoridad sanitaria del país.

En diálogo con La Voz, subrayó que la obesidad es la peor epidemia del siglo 21 y una fuerte preocupación en el país, en particular por su impacto en los niños. Y es que, según advierte, el sobrepeso aumentó el 40 por ciento en los últimos ocho años, por lo cual anticipó que impulsará políticas públicas para desalentar el consumo de bebidas azucaradas con medidas fiscales, pero también con etiquetado frontal, advertencias sanitarias y restricción de la publicidad orientada a los chicos.

“En mi gestión habrá tres ejes y el primero apunta a acercar los servicios de salud a la gente”, arranca.

Y detalla: “Esto tiene que ver con la implementación de la Cobertura Universal de Salud (CUS), que tiene que ver en primer lugar con acercar la atención a las necesidades de la población, modernizar el sistema de atención, asegurar los cuidados continuos, y que la gente pueda tener un médico de cabecera y un equipo de atención. También que haya un circuito formal entre el centro de salud y el hospital”.
“Queremos hacer esto en primera instancia en el sector público –agrega– que es el que viene más rezagado, y donde está la población más vulnerable, pero en realidad la estrategia de la CUS también incluye la seguridad social”, anticipa.

RELACIONADAS
Revisarán cambios en salud mental
El funcionario asegura que, a pesar de las críticas, en el país el acceso a la salud está garantizado para el cien por ciento de la población. “Eso no necesariamente significa que se reciba atención de calidad en tiempo y forma, cuidados continuos, y esto es lo que hay que asegurar”, advierte

Sobre el segundo eje, explica que apunta a cerrar las brechas de inequidad que existen en el sistema de salud argentino.

En concreto, quiere decir que es inadmisible que el tiempo que medie entre el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama sea diferente entre las distintas provincias y entre las diferentes obras sociales. “En estas enfermedades serias que dan cuenta de una importante carga de enfermedad en la población tenemos que garantizar que todos los sistemas de salud puedan ofrecer la misma atención de calidad”, admite.

–¿Esto significa que se van a protocolizar los procedimientos?

–Exactamente. Para la seguridad social y para el sistema público. Ciertas condiciones se van a priorizar y se va a garantizar que reciban atención oportuna, y para esto hay que desarrollar sistemas de información robustos, que permitan medir lo que hacemos, y monitorear cómo vamos o no progresando.

Foco en la prevención

El tercer eje, a su vez, se orienta a fortalecer la prevención, según adelanta.

“La epidemia que hoy nos azota y que tiene que ver con los estilos de vida y las conductas de riesgo, son los factores determinantes de las enfermedades crónicas como la mala alimentación, el tabaquismo, el sedentarismo, el exceso de alcohol, para citar algunos, que a su vez reconocen otros factores más profundos como lo son los determinantes sociales”, detalla.

Y agrega: “En estas epidemias de estilos de vida vinculadas a las enfermedades crónicas como la cardiovascular, la diabetes, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc) y el cáncer, tenemos que desarrollar políticas públicas activas», sostiene.

–¿En concreto hacia dónde van a avanzar?

–Algo fundamental se vincula con la prevención y el control de la obesidad, que yo diría que es la epidemia más importante del siglo 21, que se viene incubando desde hace dos o tres décadas y está explotando. En la Argentina hemos aumentado más del 40 por ciento la frecuencia de la obesidad y de sobrepeso en los últimos ocho años, Y esto es consecuencia de la malnutrición y el sedentarismo, en particular en los chicos. En la región estamos prácticamente liderando los rankings de obesidad y sobrepeso infantil. Le tenemos que poner un parate. Es parte de los objetivos de desarrollo sustentable que tenemos que cumplir y de las estrategias de reducción de la pobreza. La realidad es que la pobreza genera más enfermedad, en particular enfermedades crónicas, y estas generan y perpetúan la pobreza.

–¿Qué medidas piensan tomar?

–Tenemos que actuar y hacerlo con todos los instrumentos de políticas públicas de los que se dispone, se llamen políticas fiscales como la que se está discutiendo ahora de impuestos a las bebidas azucaradas, sobre las que ya se sabe que hay evidencia contundente del rol importantísimo que juegan en la frecuencia de la obesidad, en la diabetes y en particular en la obesidad infantil.

–Sobre todo porque Argentina lidera el consumo de gaseosas per capita en el mundo.

–Exactamente. Y esas medidas irán acompañadas de otros instrumentos como por ejemplo el etiquetado frontal, las advertencias sanitarias, los entornos escolares saludables, o la restricción de publicidad y marketing a los chicos.

–No parece muy fácil avanzar en esa dirección por los intereses en juego.

–Celebro la decisión del Concejo Deliberante de Córdoba (de retirar el azúcar de las mesas en bares y restaurantes) más allá de que el impacto real es mucho más limitado que el impuesto a las gaseosas, y el etiquetado frontal. Pero me parece que es un camino, que son señales que se van enviando. Creo que las respuesta que se generó fue desmesurada.

Por Marcela Fernández – La Voz del Interior