Municipios suman tasas que cargan a los servicios

Carlos Paz. Un «plus» de dos por ciento se destina a un fondo para comprar cerros y evitar que se urbanicen. (LaVoz)

LO MÁS IMPORTANTE
Los más grandes del interior y la Capital cobran tributos por esa vía “indirecta”.

También crecen los adicionales sobre impuestos existentes.
Sólo algunos tienen destino preciso.
Desde siempre, los municipios han tratado de mejorar sus ingresos por tributos propios. Más aún desde que dejaron de ser, hace ya mucho tiempo, sólo prestadores de servicios básicos (los clásicos “alumbrado, barrio y limpieza”) y pasaron a ocupar roles (que demandan recursos) en materia de salud, seguridad, acción social y educación, entre otros.

Pero en los últimos 15 o 20 años han agudizado la “creatividad” tributaria para generar tasas de un modo tal que los contribuyentes no lo perciban tan directamente. Una que se va expandiendo es el cobro de tasas municipales sobre las facturaciones de empresas de servicios públicos: por ejemplo, con la energía que cobran Epec o las cooperativas, con el gas natural de Ecogas, o con las prestaciones de agua y de cloacas. De ese modo, el ingreso está más asegurado (los vecinos pagan con mucha menor mora luz, gas y agua que los impuestos inmobiliarios) y, a la vez, no ven recargados los valores de los cedulones que les envía el municipio, sino las facturas que les entregan las empresas prestadoras de servicios.

En la mayoría de los casos, esos “adicionales” que se crean sobre tasas y servicios son recursos que engrosan el presupuesto municipal, sin destino específico. En otras, financian obras o rubros puntuales. Y en algunos casos, se derivan a instituciones locales, como bomberos u hospitales.

Sólo un relevamiento entre las 10 ciudades más grandes del interior cordobés permite ver la variedad de “adicionales” creados.
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Una por una

Un punto de partida: casi todos los municipios cobran una tasa a los usuarios de gas natural, que ronda entre el seis y el 12 por ciento del monto facturado, según los casos. El argumento es que esos recursos se destinarían a nuevas extensiones de redes.

Luego, en cada ciudad aparecen otras variantes impositivas.

Río Cuarto. Sobre todas las tasas municipales (propiedad, comercio e industria, automotores, y demás) se paga un adicional del 30 por ciento. También se les cobra a todos los usuarios de agua y de cloacas, servicios prestados por el propio municipio. Se dividen en dos “adicionales” del 15 por ciento cada uno: el Fondo de Obras Públicas (FOP) y el Fondo de Desarrollo Institucional y Social (Fodis). Los recursos tienen un destino general, pero sin afectación específica. Hace una década, el municipio intentó crear también una tasa sobre los servicios privados de telefonía fija, de telefonía móvil, de internet y de televisión por cable: la ordenanza fue aprobada, pero nunca pudo ser aplicada debido los amparos judiciales de las empresas que reclamaron por su inconstitucionalidad.

Villa María. Además de las tasas corrientes, el municipio les cobra a todos los usuarios un plus del dos por ciento sobre el servicio de agua (que presta una cooperativa local) y del 10 por ciento para usuarios residenciales de energía (que brinda Epec), que es del seis por ciento para comercios e industrias. Esos recursos van a las arcas municipales, sin una afectación específica.

Villa Carlos Paz. El “Rubro Obras” lleva años de conflictos: lo cobraba la Cooperativa Integral que presta el servicio de agua, pero desde 2012 el municipio lo tomó para sí: representa entre 800 y 2.100 pesos por año por contribuyente, según los casos. Además, rigen algunos adicionales sobre las tasas, pero de “afectación específica” (no deben tener otro uso). Uno es la “contribución por faldeos montañosos”, del dos por ciento sobre las tasas a la propiedad y a los comercios, y se destina a la expropiación de las tierras sobre los cerros con el fin de evitar que se urbanicen, a modo de resguardo ambiental. Otros son un 2,5 por ciento que pagan todos los contribuyentes para un “fondo de seguridad urbana” y un 10 por ciento del “fondo de obras públicas”. Hay más: un 0,75 por ciento se deriva directamente al cuartel de Bomberos Voluntarios, un cuatro por ciento constituye el “fondo de promoción turística” y otro 0,75 es para el “Fondo de Infraestructura Deportiva”. Todos se suman a las tasas municipales “puras”.

San Francisco. El municipio cobra un plus del 15 por ciento para el Fosp (Fondo de Obras y Servicios Públicos). No es para una obra determinada, sino para un rubro muy general, y no sólo se factura como adicional sobre las tasas a la propiedad, automotores y comercio e industria, sino que ese porcentaje también se carga en la facturación de energía de Epec y en la de agua y cloacas que presta una empresa municipal.

Alta Gracia. Sólo tiene un plus aplicable a la tasa municipal que pagan comercios e industrias, del 13 por ciento, sin destino específico. Además, a cada comercio e industria el municipio cobra un fijo (hoy es de 3,70 pesos por mes) para girar directamente a una cuenta del cuartel local de Bomberos Voluntarios.

Río Tercero. El municipio cobra adicionales por dos vías. Sobre sus propias tasas, agrega un siete por ciento del “Fondo de Obras Públicas” y un 15,4 más para “mantenimiento vial”. Hasta este año, también figura otro plus del 7,5 por ciento más para financiar obras de desagües, pero ahora está en revisión: el Gobierno municipal propone que se sostenga, pero cambiando su destino para crear el Fondo de Financiamiento Institucional y Deportivo, que reuniría más de 15 millones de pesos por año para distribuir entre los clubes y las entidades benéficas de la ciudad. Ese cambio está en pleno debate por estos días. El municipio cobra, además, adicionales a través de la facturación de la Cooperativa local, con una tasa del 21 por ciento sobre agua y cloacas, y del nueve por ciento sobre energía. En ningún caso, esos fondos tienen destino específico. A esa lista se agrega otro dos por ciento sobre cada factura de energía, que se deposita para Bomberos Voluntarios.

Bell Ville. Sólo tiene vigente un plus del 12 por ciento que el municipio aplica como tasa sobre la facturación de energía de Epec, y que no tiene un destino predeterminado ni específico.

La Calera. Además de los tributos corrientes, aplica un cinco por ciento de adicional sobre la tasa local a los automotores, para sostener un “fondo de mantenimiento vial”, y otro de igual porcentaje sobre las facturas de agua, con la promesa de destinarlo a mejorar y a ampliar las redes del servicio.

Jesús María. Actualmente, queda un solo adicional, del 17 por ciento, que el municipio les cobra a todos los vecinos con las facturas de energía de la Cooperativa local. Durante 2016, pero sólo por un año, aplicó además una tasa especial en toda la ciudad para financiar obras de reconstrucción tras las inundaciones de 2015.

Villa Dolores. No impone hasta ahora adicionales obligatorios para los contribuyentes. Con la factura de energía de la Cooperativa local, los vecinos pueden aportar, aunque de modo voluntario, el monto que deseen para el hospital provincial y una cifra de 0,57 pesos para bomberos voluntarios. Por estos días, en tanto, se debate la propuesta de incluir desde 2018 un adicional, aunque ya obligatorio, para apoyar el funcionamiento del Cres (Centro Regional de Estudios Superiores), que funciona con presupuesto nacional y dicta varias carreras universitarias gratuitas.

Diferencias

Que un municipio aplique adicionales no siempre implica que la suma de sus tasas tenga valores superiores a los de otros que no aplican esa modalidad. Aunque claramente representa una vía para recaudar más.

Por Fernando Colautti y corresponsalías – La Voz del Interior