Zona Franca: abandonada pero con un plan de reforma

El predio administrado por el Idits se encuentra deteriorado y los servicios básicos funcionan con algunos inconvenientes.

Solo Aduana y dos empresas privadas de logística operan en el lugar.

El camino para llegar a la Zona Franca de Mendoza es poético. La ruta 7 muestra un paisaje con montañas de fondo, viñedos en los alrededores y bodegas emblemáticas de arquitectura envidiable.

Luego, doblando para ingresar a la Ruta Provincial Nº 84 en Luján de Cuyo, nos vamos acercando a un predio que deja atrás ese bello panorama y se va ingresando a un territorio que evoca la desolación y el abandono. Los Andes recorrió este espacio en primera persona para poder conocer de cerca cómo se trabaja.

La Zona Franca acarrea más de 10 años de apatía y desidia que dejan a simple vista un predio que lejos está de poder ser parte de un polo atractivo para inversiones.

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Actualmente el predio cuenta con 50 hectáreas. En una primera instancia eran 150 hectáreas, sin embargo, 100 fueron devueltas al Estado. En ese espacio solo hay dos empresas privadas de logística trabajando, Portasur y Sia Logística, cada una con dos galpones de almacenamiento.

El primer símbolo de abandono se da en el ingreso al predio donde se ubica el restaurante. A pesar de que continúa siendo un comedor para las personas que allí trabajan, ediliciamente está deteriorado, con escalones rotos, pasto sin cortar y techos totalmente comidos por la humedad, entre otros detalles.

El resto de este territorio está ocupado con una oficina de Aduana donde trabajan tres personas y por el otro, una oficina administrativa con espacio para 30 puestos de trabajos, donde solo hay tres personas. El resto son escritorios, computadoras, teléfonos y sillas sin ocupar.

Más allá de todo el espacio vacío, los principales problemas no recaen allí. Lo que sucede y denuncian las únicas dos compañías que explotan la Zona Franca es que los servicios básicos que deberían funcionar a la perfección para poder operar, están lejos de optimizar recursos.

Raúl Romero, director de Portasur, contó algunos de los inconvenientes que viene acarreando hace años. “Una gran preocupación es la falta de personal de seguridad en horarios claves, como en la noche.

La semana pasada hubo un intento de robo que no se concretó gracias a las medidas de seguridad que tomamos en nuestro espacio. Es un costo que tenemos que asumir, porque el Estado no nos lo proporciona», indicó.

En otro punto, «hace cuatro meses que no tenemos agua. Las cañerías están oxidadas desde hace años y ahora el tanque empezó a perder y no tiene presión. Tenemos que traer agua para poder abastecernos y el baño no funciona», explicó.

Sumado a ello, tanto Romero como Marcelo Moreno, gerente de Sia, mostraron a Los Andes cómo la sala de máquina está completamente abandonada, con una red de incendios que no funciona y una estructura eléctrica deteriorada.

Los directivos de las compañías protestaron también por las luminarias rotas, la falta de cámaras de seguridad en algunos espacios y la ausencia del servicio de Internet que deberían recibir con el alquiler, así como otros problemas edilicios que dan muestras de la falta de interés y negligencia del espacio.

Moreno contó además que la empresa busca invertir y ampliar su espacio, pero no puede hacerlo por una deuda que tiene el Estado con la Municipalidad de Luján.

Romero, por su parte, opinó que una Zona Franca debería tener un Comité de Vigilancia constituido por diversos actores que reciban los reclamos. “Éste no está creado y no podemos dirigirnos a nadie para resolver problemas”, indicó.

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Proyecto de recuperación

En 2010 el Gobierno de Jaque rescindió el contrato de administración de la Zona Franca a una empresa privada, por incumplimiento de las condiciones de trabajo. Desde entonces el Idits se hizo cargo. Actualmente, el gerente de Idits es Lorenzo Nieva, quien además es director de Desarrollo Tecnológico y Empleo en el ministerio de Economía.

En diálogo con Los Andes el funcionario remarcó: «Cuando asumimos nos encontramos con un espacio totalmente abandonado y de a poco hemos intentado hacer arreglos».

Según explicó Nieva, la Zona Franca es deficitaria. “Ingresan $ 180 mil al mes y se gastan $ 300 mil. De ese monto, $ 75 mil van a seguridad. Arreglamos las luminarias y el agua, pero aún no podemos resolver el problema de las cañerías, porque es un costo muy alto», agregó.

El funcionario aclaró que a comienzos de 2018 la Subsecretaría de Industria y Comercio dirigida por Guillermo Cruz planea entregar al gobernador Alfredo Cornejo un plan logístico en el cual se resolverá si la Zona Franca continuará en ese lugar, se trasladará junto con el Puerto Seco a otro espacio, o si se invertirá ahí mismo en Luján de Cuyo, con el objetivo de licitar el espacio a una empresa privada y atraer nuevas inversiones

Por Laura Saieg – lsaieg@losandes.com.ar – Los Andes