La Municipalidad de Rosario descartó modificar el catálogo de edificios de valor patrimonial

El secretario de Planeamiento, Pablo Abalos, dijo que es «una muy buena herramienta para la preservación» de esos inmuebles

Los dueños de este inmueble de Laprida al 1300 pidieron en el Concejo que lo saquen del catálogo de edificios de valor patrimonial.
El secretario de Planeamiento del municipio, Pablo Abalos, defendió el catálogo de edificios de valor patrimonial vigente desde 2008. «Es una herramienta que nos ha permitido preservar nuestro patrimonio arquitectónico y me parece que los resultados son muy buenos», sostuvo ayer el funcionario.
El inventario fue puesto en dudas en las últimas semanas, cuando en el Concejo Municipal empezaron a aumentar los pedidos de excepción a la norma que protege las construcciones históricas del área central.

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Es más, los integrantes de la comisión de Planeamiento reclamaron una entrevista con los funcionarios del Programa de Preservación para establecer criterios que les permitan responder a estas solicitudes y «revisar las características del catálogo que protege a los inmuebles», según explicó el vicepresidente de la comisión, Alejandro Roselló (Pro).

Entre otros, en la comisión están los expedientes iniciados por los propietarios de una mansión en San Lorenzo 1954, frente a la sede local de Gobernación, y otras dos casonas linderas en Laprida 1319 y Laprida 1321.

El inventario de edificios de valor patrimonial se aprobó hace nueve años. Sin embargo, remarcó Abalos, es el resultado de más de 20 años de «una fuerte gestión para la preservación» de edificios históricos.

La norma que rige actualmente en el área central surgió después de un primer catálogo aprobado en 2001 y aporta como novedad la idea de «reordenar el proceso de construcción heterogéneo» del centro de la ciudad, donde conviven casonas antiguas y nuevos edificios de propiedad horizontal con distintos tipos de altura.

Los tramos

Con este objetivo, surgió el criterio de proteger determinados tramos de edificios, sucesiones de viviendas o comercios de características similares que suman unos 30 metros de frente. Así, «aquellas propiedades que no quedaron conformando un tramo, salvo que tuviesen un valor singularísimo, se descatalogaron», explicó el funcionario.

El titular de Planeamiento cerró la puerta a volver a introducir nuevas modificaciones en el listado de inmuebles protegidos dentro del área central.

«Este catálogo nos ha permitido preservar nuestro patrimonio arquitectónico y me parece que los resultados son muy buenos», justificó.

Y apuntó que en el Programa de Preservación apenas consta el pedido de excepción de dos inmuebles. «Nosotros no tenemos constancia de que exista una gran cantidad de excepciones pedidas. En cambio, me parece que hemos podido ir atendiendo los intereses de muchos rosarinos y creo que esto tenemos que sostenerlo y defenderlo», justificó.

Caso por caso

Tras su última modificación, el inventario de edificios de valor patrimonial alcanza a casi 6 mil edificios, de los cuales casi la mitad (unos 2.600) están en el distrito centro. Estas propiedades gozan de distintos grados de protección en función de su singularidad, su antigüedad o su ubicación en la manzana. Apenas 49 construcciones tienen el grado de protección A, aquel donde sólo se admiten intervenciones de restauración científica, previéndose el mantenimiento de los tipos de usos originales o actuales. El Monumento Nacional a la Bandera es uno de estos edificios.

En el resto se admiten distintas intervenciones que, incluso, pueden ser ampliaciones en superficie o en altura. «La norma de preservación nos obliga a interpretar el caso a caso. No puedo decir que lo que en este lote es válido en otro es exactamente igual. Probablemente sí, los criterios están, pero la resolución específica nos obliga a atender caso a caso».

Por eso, sostuvo, «podemos atender los casos que tiene el Concejo, escucharlos, y hacer un análisis en función del grado de protección que tenga cada inmueble. Pero no es el momento de una revisión general del catálogo», aseguró.

por Carina Bazzoni – La Capital