La Resistencia Ancestral Mapuche pretende reivindicar derechos territoriales con acciones violentas que están por fuera de la ley.
El diccionario define a la palabra sedición como «Alzamiento colectivo contra un poder establecido». Por eso se considera que las acciones de la denominada RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) para reivindicar derechos territoriales mediante daños materiales o agresiones a personas que viven en paz en el ámbito de la República constituyen actos de sedición que deben ser duramente sancionados para garantizar el estado de derecho y preservar el régimen democrático.
Si bien este conflicto, en el Sur de nuestro país, no es nuevo ya que comenzó a gestarse en la década del setenta del siglo pasado, en los últimos años adquirió mayor relevancia con la aparición de algunos líderes que llamaron a ejercer una «resistencia ancestral» de una violencia descomunal, cercana a las acciones propias del terrorismo. Entre esos líderes se destaca Facundo Jones Huala, uno de los ideólogos de la RAM, actualmente detenido en la Unidad Penitenciaria 14 de Esquel, quien está acusado por varios delitos y tiene un pedido de extradición por terrorismo por parte de Chile.
Nuestro sistema de gobierno establece que ningún ciudadano tiene facultad de atribuirse los derechos del pueblo y peticionar en nombre de éste, sin cometer delito de sedición. Los reclamos de cualquier grupo deben canalizarse y ajustarse estrictamente al marco de la ley y no ir por fuera con acciones violentas o que infundan terror, que es lo que está ocurriendo en estos momentos en varios puntos del país con el accionar de la RAM. Este movimiento niega la soberanía nacional sobre el territorio que ocupa, sosteniendo que allí no rigen las instituciones argentinas, sino las del pueblo mapuche. Hasta conforma «tribunales multiculturales» para juzgar y condenar a quienes los enfrenten, como ya ha ocurrido en varios casos.
La violencia de la RAM no es exclusiva del Sur del país, donde sus activistas están acusados de ocupar campos, provocar incendios, privaciones ilegítimas de la libertad, destrucción de maquinarias y robo de mercaderías, entre otros delitos. Sino que se ha extendido hasta la ciudad de Buenos Aires donde hace poco un grupo provocó graves destrozos, lo que demuestra que el radio de acción se está ampliando considerablemente.
– Diario de Cuyo