La campaña de los «sin tierra» en un conurbano espinoso

Son los candidatos de Cambiemos que compiten en municipios gobernadores por el PJ

Lo escucharon todos, pero dos de ellos lo reconocen lejos de los micrófonos. «Yo te voté, ¿dónde está el cambio que prometían?», les lanzaron, en la cara, a dos de los jóvenes candidatos de Cambiemos en distintas zonas del Conurbano bonaerense, en el timbreo del fin de semana pasado.

La frase pinta con crudeza el clima hostil que enfrentan, cada vez más seguido, los «sin tierra», como se denomina a los postulantes a concejales que compiten en distritos dónde gobierna el PJ en sus distintas versiones.

La crisis económica que golpea duro a los más necesitados complica las chances de quienes no tienen aparato ni estructura oficialista que los respalde en el terreno.

Lucas Delfino (Hurlingham); Pablo Alaniz (Florencio Varela); Evert Van Tooren (Esteban Echeverría), Lucas Pazos (San Miguel) y Albi Czernikowski (Malvinas Argentinas) son algunos de los jóvenes Pro que dejaron de ser funcionarios para «bajar» de categoría: aspiran a ser concejales para, en 2019 y siempre y cuando les vaya bien, competir por la intendencia.

La situación económica en el Conurbano les pega de cerca. Ellos confían, de todos modos, en tener buenas performances y que las críticas directas que reciben no se vean reflejadas en los votos el 13 de agosto.

«Hay una situación negativa producida por los aumentos de tarifas, el alza de los precios. Y te lo dicen, aunque por ahí nos dan otra oportunidad en esta elección», se sinceró uno de los candidatos con mejores chances de hacer un buen papel en las Paso municipales.

A diferencia de quienes juegan sus cartas en distritos donde ganó Cambiemos, los «sin tierra» dependen del apoyo logístico partidario y del Gobierno nacional y el provincial para crecer.

Darwinismo

«Esto es darwinismo político. Si ganamos en esta, nos apoyan para 2019. Si perdemos, se olvidan de nosotros», razonó un prometedor dirigente de Pro.

Ante la escasez de fondos, los candidatos sin territorio apelan al ingenio. Pablo Alaniz, joven discípulo de Marcos Peña, apuesta a una campaña «vía Facebook» para derrotar a los candidatos del eterno Julio Pereyra, a quien sindica como «lo viejo»; Czernikowski, que sumó a su campaña al sobrino del Presidente, Rodrigo Valladares (hijo de Sandra Macri), apela al desayuno y almuerzo con vecinos de Malvinas Argentinas mientras se prepara para enfrentar, en internas de Cambiemos, a Maximiliano Cariglino, sobrino del ex intendente; Lucas Delfino, tal vez el más experimentado, construyó una red de 10 locales partidarios abiertos y colabora con 15 comedores en Hurlingham; Evert Van Tooren, que llegó al espacio de la mano del asesor presidencial José Torello y hoy responde al jefe de gabinete bonaerense Federico Salvai, intenta derrotar a Fernando Gray en Esteban Echeverría con una mezcla de redes sociales y trabajo territorial: fue, hasta hace poco, el subsecretario de Vivienda de María Eugenia Vidal.

Todos reconocen, casi sin matices, que la figura de la gobernadora-y su alta imagen positiva-es la llave para entrar a los barrios con climas más espesos.

«Vidal es como un talismánla describe uno de ellos se los nombrás y te dicen: ah sí, María Eugenia, la que pelea contra las mafias», asegura un joven aspirante a intendente de su municipio.

Algunos creen que hay situaciones todavía más difíciles: apuntan, sobre todo, a La Matanza, el principal bastión kirchnerista, dónde el ex diputado Miguel Saredi encabeza la lista de concejales de Cambiemos.

El comando de comunicación nacional de Cambiemos con Federico Morales y Guillermo Riera a la cabeza los asiste con logística, impresión de boletas y otros menesteres indispensables para el territorio.

De esa forma, y sin quejarse, los candidatos «sin tierra» del macrismo confían en sus chances, a pesar de que la coyuntura de más está decirlo no contribuye a sus planes de crecimiento en el espinoso conurbano bonaerense.

Jaime Rosemberg – LA NACION