Barioche.Unas 2.000 familias llevan cuatro días sin electricidad

La mayoría vive en el sector oeste de Bariloche. Los vecinos que dialogaron ayer con “Río Negro” aseguraron que nadie del municipio recorrió la zona para saber cómo se encontraban

La nieve permanece en las ramas de los árboles y cada tanto quiebra el silencio.

Hace tres noches que los hijos de Federico Marín se duermen con la luz de una vela. “Joden un rato hasta que les da sueño y se duermen”, explicó, con una sonrisa, Federico. Agustín tiene 4 años y Gael 3. Son pequeños inquietos, que extrañan a horrores la televisión. “Me preguntan todo el rato: ¿a qué hora llegará la luz? porque quieren mirar dibujitos”, contó.

En la calle Padre Miche, del barrio Villa Don Bosco, ubicado a la altura del kilómetro 19 de la avenida Bustillo, están desde el viernes por la mañana sin luz. Las intensas nevadas causaron la caída de decenas de postes de tendido eléctrico, varios árboles y numerosos ganchos que se desprendieron y cortaron cables.

“El problema es que ya no se consiguen velas”, lamentó Elba Rodríguez. Las velas se agotaron en las despensas del barrio y ni siquiera hallaron en los supermercados más próximos que están ubicados a la altura del kilómetro 13 de Bustillo. Y son muy pocas las viviendas que cuentan con generadores propios.

No es el único problema. La falta de energía mantiene paralizadas las bombas de agua instaladas en el lago Nahuel Huapi y se cortó el suministro de agua potable. “Derretimos la nieve para tener agua”, explicó Federico. En su patio aún hay casi 30 centímetros de nieve, ahora el principal entretenimiento de los chicos.

En la extensa Península San Pedro cientos de familias sufren el mismo problema. Hasta ayer aún quedaban algo menos de 2.000 usuarios sin servicio, informaron desde la CEB. La mayoría se encuentra en ese sector.

Por las calles nevadas y cubiertas de hielo de la Península San Pedro el silencio sorprende al caminar. Sólo se rompe por el canto de algunos pájaros o el sonido de la caída de la nieve que se desliza de las ramas de los árboles.

Los más afortunados tienen gas natural. Otras familias que viven hacia el interior de la Península deben arreglarse con leña para combatir las bajas temperaturas. Ayer la temperatura descendió hasta los 17 grados bajo cero, según el Servicio Meteorológico Nacional.

“Nadie viene a preguntar: ¿están vivos?”, ironizó, indignada, Roxana, que vive en el corazón de la Península. Están sin luz y además incomunicados. “No hay señal de nada. No estamos informados de lo que pasa desde que se cortó la luz. Nos vemos entre vecinos para ver si alguien sabe algo”, comentó.

La impotencia de la mujer es porque no es la primera vez que pasa. Cada temporal de viento o de nieve sufren el mismo problema, aunque en esta ocasión el impacto de las nevadas fue de mayor magnitud.

JORGE VILLALOBOS – Diario Río Negro