Un municipio sin espacio

El intendente Héctor Gay retomó la idea de construir un edificio administrativo ocupando parte del patio, que el municipio hoy destina a estacionamiento vehicular de sus funcionarios, como una alternativa a la necesidad de disponer de lugares donde desarrollar la creciente actividad municipal.

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Si bien es un dato que no se conoce con precisión -el Concejo Deliberante pidió información al respecto a principio de año-, se sabe que desde hace décadas el municipio se ve obligado a alquilar inmuebles para el funcionamiento de muchas de sus dependencias, los cuales no siempre resultan adecuados para sus usos o terminan comprometidos debido a su insuficiente superficie.

En la década del 50, el entonces intendente Norberto Arecco ya sufría la necesidad de espacio en el palacio comunal, por lo cual decidió ocupar lo que es hoy el hall central de ese edificio -en alguna época conocido como el Salón de los Pasos Perdidos-, ubicando allí escritorios y armarios.

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En la década del 70 abandonó el edificio el Concejo Deliberante, lo cual descomprimió la situación.

Pero la realidad es que el palacio, proyectado en 1904, está lejos de dar respuesta al crecimiento demográfico de la ciudad y a las nuevas necesidades operativas, organizado además con un planteo que no generó los metros cuadrados necesarios.

La obra fue resistida por muchos en ese momento, calificada como “un palacio oriental”, porque muchos entendían que excedía las necesidades de la ciudad y cuyo dinero se podría destinar, por caso, a la salubridad pública.

LO cierto es que plantear la construcción de nuevas instalaciones no deja de ser una decisión racional, nada más reconociendo el dinero que el municipio (con el aporte de los vecinos) paga en concepto de alquileres. No sería aventurado además compartir la inversión con el Estado provincial, que también alquila una enorme cantidad de inmuebles.

Se podrá discutir si el lugar adecuado es el patio del municipio, respetando el frente sobre Belgrano, de carácter histórico, o si se puede aprovechar la circunstancia para descentralizar las funciones administrativas apoyándose en una delegación municipal.

Cualquier sea el criterio, lo razonable es no seguir pagando alquileres que, sumados y no en mucho tiempo, equivalen a la obra que se pretende.

– La Nueva Provincia