Hace falta voluntad política y un verdadero compromiso de las autoridades, pero también de las comunidades para exigir que se ensayen otras vías, más sustentables y superadoras que la simple y creciente acumulación.
No es que con la separación y el reciclado se acaban los problemas del destino de la basura. Pero la realidad muestra que es el modo más razonable de mitigarlos. Si cada ciudad enterrara o enviara a vetustos basurales el 50 por ciento de lo que recolecta –porque al resto lograra reutilizarlo–, tendríamos al menos la mitad de los problemas. Y no es poco.
Si la mitad de los casi cinco millones de kilogramos que por día tiramos los cordobeses a la basura pudiera ser reutilizado, el panorama sería otro. Pero estamos demasiado lejos. La Capital apenas recicla un bajísimo 0,5 por ciento del total que genera. Entre las 10 ciudades más grandes del interior, sólo Villa María y Villa Dolores tienen experiencias en marcha aún muy parciales.
De las 427 comunas y municipios que llenan el mapa provincial, sólo unas 45 desarrollan proyectos para reducir el volumen de la basura que generan vía reciclado. En algunas otras, hay aisladas experiencias en manos de ONG, sobre la base del voluntariado social, siempre parciales.
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No es cierto que no se pueda. O que lleva años. Esas son excusas para los municipios que ni siquiera lo intentaron. Es posible, además de razonable. Y los plazos se demorarán más mientras más tarde se lo inicie.
Varias localidades avanzaron varios casilleros hacia una salida. Hace falta voluntad política y un verdadero compromiso de las autoridades, pero también de las comunidades para exigir que se ensayen otras vías, más sustentables y superadoras que la simple y creciente acumulación
Por Fernando Colautti – La Voz del Interior