Reclaman un plan para cuidar los edificios patrimoniales de Rosario

El desprendimiento de mampostería en La Bola de Nieve puso en evidencia otra vez la falta de conservación de construcciones históricas

El desprendimiento de mampostería del edificio de La Bola de Nieve, de Laprida y Córdoba, volvió a advertir sobre la falta de conservación de muchas construcciones históricas. «El patrimonio arquitectónico de la ciudad ya tiene más de cien años y si bien no presenta problemas estructurales, es frecuente ver cornisas, voladizos o balcones en riesgo. Si vamos mirando un poco con atención para arriba nos daríamos cuenta que sería mejor salir a caminar por la calle con sombreros», advierte María Eugenia Prece, licenciada en teoría y crítica del arte, experta en restauración y alma máter de la Brigada de Rescate Simbólico, un grupo de profesionales y artesanos dispuestos a salir en auxilio del patrimonio urbano de la ciudad.

La BRS surgió hace unos 5 años, a medida que Rosario se iba «despojando de simbología, metáfora y leyenda» con el avance de las demoliciones. Por entonces, Prece dictaba un curso de restauración de ornamentos arquitectónicos en el Colegio de Arquitectos y surgió la idea de crear una «moldeteca», una colección de moldes para reproducir la ornamentación típica de los edificios antiguos. «La idea era poner en valor el significado simbólico que tienen esas piezas y a su vez también tener la posibilidad de contar con esos elementos en los proyectos de restauración porque son difíciles de reproducir lo que hace que, muchas veces, se decida simplificar sus formas o retirarlos», explica Prece.

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Mirar hacia arriba

Alrededor del proyecto, se creó un grupo de artesanos y albañiles especialistas en restauración que actualmente tienen entre manos dos de los proyectos de rehabilitación más interesantes que se están desarrollando en el casco histórico: la rehabilitación de la fachada del rectorado de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y del edificio histórico de la Bolsa de Comercio.

Semanas atrás, cuando la esquina de Laprida y Córdoba se llenó del material desprendido desde las plantas superiores de La Bola de Nieve, en el muro de Facebook de la BRS se publicó una nota advirtiendo tanto sobre el estado de abandono de los edificios patrimoniales como sobre las intervenciones poco afortunadas que, a la larga, terminan generando más problemas que soluciones.

Casi sobre el final, pedía que «reflexionemos sobre la ciudad que queremos, sobre la posibilidad de que convivan el arte antiguo y el diseño contemporáneo, poniéndose en valor uno con otro si ambos se hacen con responsabilidad y oficio». Para Prece, esa convivencia es posible.

EM_DASH¿Si tuvieras que calificarlo en general, cómo ves el estado de los edificios patrimoniales?

—El patrimonio arquitectónico de la ciudad ya tiene más de cien años y si bien no presenta problemas estructurales, es frecuente ver cornisas, voladizos o balcones en riesgo. Si vamos mirando un poco con atención para arriba nos daríamos cuenta que sería mejor salir a caminar por la calle con sombreros. Por cuadra se ven varias situaciones peligrosas. Sabemos que para los propietarios mantener estos inmuebles es costoso porque están catalogados y no cualquiera puede intervenirlos. Por eso, lo que quisiéramos es poder atender estas situaciones, para evitar también que el dueño diga «bueno, cambio mi casa por dos departamentos en un edificio». Porque si hace eso toda la ciudad pierde. Rosario tiene un programa de preservación y una muy buena catalogación de edificios. Y se trata de hacer todo lo posible con los dineros públicos, pero también son muchos los inmuebles y no alcanza para todo.

EM_DASHUna a favor es que existe a nivel social más conciencia sobre la importancia de preservar estos edificios.

—Hay más conciencia tanto a nivel privado como público, lo que pasa es que la ciudad está en un proceso de expansión inmobiliaria y, como pasa como cualquier ciudad del mundo, choca un interés con el otro. El valor del suelo en el centro histórico es altísimo y mantener una casa antigua, que es una unidad de vivienda, es costosísimo, entonces no da la ecuación. Es difícil el equilibrio entre el crecimiento urbano y la conservación del patrimonio. Hay fórmulas exitosas en otras ciudades donde el patrimonio es, por ejemplo, un movilizador turístico, pero en nuestra cuidad eso no es un valor tan seguro de cambio. Entonces es una pena porque se van perdiendo muchísimos solares que tenían una altura más humana y también una belleza particular.

EM_DASH¿Se puede revertir esta situación?

—Es una situación para debatir y pensar qué medidas se pueden tomar para paliar la situación de una arquitectura que ya tiene más de cien años y necesita atenderse. Para esto se necesita dinero, pero también criterios porque a veces se invierte mucho dinero y se hace mal. Desde nuestra parte creemos que lo que podemos aportar es un conocimiento, una habilidad y también un costo posible, porque son obras que siempre son costosas, pero son posibles.

– La Capital