Un desconcertante Macri sin macrismo

El experto en comunicación, doctor en letras y autor de 8 libros sobre el tema Damián Fernández Pedemonte analizó a Macri en el contexto actual. Sus definiciones sobre un espacio político que, dice, no busca ser colectivo.

Se vive un tiempo en donde las reglas sobre cómo debe ser la política están en crisis. Más que releer los apuntes de la ciencia política para analizar los comportamientos de la ciudadanía y sus dirigentes, lo que está por verse es qué escriben los cientistas políticos sobre el presente. Y en esto no hay un egocentrismo argentino, sino que algo pasa en el mundo, en el que los pronósticos a los que se arriba por métodos clásicos, establecidos, aceptados y normados, finalmente fallan.

De allí que un experto en mensaje político hoy se encuentre empachado de tanto deglutir nuevos conceptos e imágenes de la política argentina actual, con Mauricio Macri en la presidencia. Eso parece sucederle a Damián Fernández Pedemonte, quien este sábado dio una conferencia atrapante ante un auditorio repleto en el Sheraton, en el marco de la Maratón de Comunicación y Gobernabilidad, un encuentro dirigido por Mario Riorda.

fernndez pedemonte
Fernández Pedemonte es director de la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral y del Master en Gestión de Contenidos. Profesor de Discurso y audiencias, investigador del CONICET, doctor en Letras (UNLP), posdoctorados en comunicación en Ohio University y Universidad Católica de Milán. Escribió 8 libros de su especialidad. Y ahora se anima a construir una idea sobre qué es Macri, con todo su bagaje de conocimientos a cuestas.

Así, definió que Macri no busca crear el «macrismo» que si bien el gobierno de Macri no fue lo que el kirchnerismo esperaba en la campaña electoral, tampoco es lo que el propio Macri decía que iba a ser y hacer. El experto señaló que se lo acusaba de neoliberal y no solo no privatizó ninguna empresa, sino que alimentó el gasto social por encima de lo que ya se venía haciendo. Por ello, no ve mayores problemas para Cambiemos en las elecciones de medio término, a pesar de lo que ratificó como «errores de comunicación», debido a que «no hay nada definido enfrene». Pero sí hay problemas e incertidumbre puertas adentro de las dos grandes fuerzas del país, porque los partidos que lo acompañan mantienen diferencias y el peronismo está claro que los tiene.

Fernández Pedemonte refutó, sin mencionarlo, a todos aquellos que, desde los diferentes roles sociales, siguen aferrados al espacio de confort que el pasado les deparó, mientras que el presente los expulsa y el futuro podría llegar a excluirlos si no comprenden la dimensión de la comunicación de este tiempo. Por ejemplo, dejó en off side a los que rápidamente, por ver que la gente se reunió para apoyar al Gobierno espontáneamente, se apuraron a decodificar aquello como «el nacimiento del macrismo».

No habrá macrismo, para el experto de la Universidad Austral, simplemente «porque Macri no lidera un proyecto colectivo, no quiere reemplazar al peronismo; simplemente tiene como objetivo que cada persona logre ser feliz en función de nuevas condiciones de vida que le asegure su gestión».

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Por ello calificó a Macri como un presidente «desconcertante». Y no es para menos. Nada es lo que era: ni los paros generales, ni empujar gente a las calles. De hecho, tampoco lo fueron las elecciones que le dieron ganador al que todos los presuntos expertos en este tipo de pronósticos le daban como perdedor.

Y esto, a pesar de que habilita diálogos en forma extemporánea. Para Fernández Pedemonte, la estrategia de comunicación es marketinera, por ello cuando se equivocan, como en el caso del caso del Correo Argentino o del tarifazo del gas, se ven obligados a explicar, y terminan quedando o mal vistos o bien, como torpes. La comunicación, explicó, debe darse antes y no solamente dirigida al público, sino entre instituciones, sectores y dentro del gobierno.

Agregó un dato sustancial de los traspiés que hacen desconcertante al gobierno: la renuncia de Alfonso Prat Gay justo cuando era el dueño, la cara y el nombre de una evaluación de lo cualificado como lo más positivo del primer año de gestión: la salida del cepo, el avance del blanqueo y la negociación con los holdouts. La gente terminó hablando de la renuncia y no de lo otro.

Desconcertante y sin ambición de repetir la historia, básicamente fue la etiqueta que el experto pegó en la frente de Macri. Lo curioso es que nadie podrá saber si eso es bueno o malo si se lo analiza con la misma vara con la que se midió históricamente al hegemónico peronismo o al alternante radicalismo. Esto parece ser otra cosa.

Gabriel Conte – MDZ on line