En una década se duplicó la cantidad de basura que genera cada rosarino

Según datos oficiales, se pasó de 300 gramos diarios per cápita en 2004 a unos 600 diez años después. Luego se estabilizó la curva.

Repleto. Así lucen muchos contenedores en distintas calles de Rosario.

En diez años se duplicó la cantidad de basura que genera en promedio cada rosarino en la ciudad. Se pasó de unos 300 gramos diarios per cápita en el año 2004 a casi 600 gramos en 2014. Según el municipio el incremento se debió a razones económicas, sociales y culturales. «En la década pasada mejoró el poder adquisitivo y aumentó el consumo de bienes. Esto sumado a las políticas de envasado y packaging de las empresas generó un alza significativo de los residuos», explicó la subsecretaria de Medio Ambiente local, Cecilia Mijich.

   La funcionaria destacó que «en los últimos dos años esa tendencia se amesetó, no siguió subiendo por una mayor conciencia ambiental, por el impacto de las campañas de difusión y las políticas públicas que se vienen llevando adelante» desde los distintos niveles del Estado.

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   En ese marco Mijich anunció que este año la Intendencia implementará un esquema de recolección alternada de residuos en tres barrios del distrito Noroeste de la ciudad: Aldea, Hostal Del Sol y San Eduardo.

   Durante cuatro días el camión recolector sólo recogerá restos orgánicos (desperdicios de alimentos, frutas, verduras, yerba y restos verdes) para recuperar material para compostaje (ver aparte).

   Respecto al incremento en la generación de residuos, la subsecretaria de Medio Ambiente precisó que «en base a estudios y encuestas que hizo la municipalidad se detectó que se pasó de un promedio diario per cápita de 300 gramos en el año 2004 a unos 600 en 2014».

   La funcionaria contó que las conclusiones se obtuvieron tras hacer un relevamiento «durante un mes en distintas zonas de la ciudad, casa por casa y analizando también la cantidad de residuos que transportaban los camiones recolectores».

   Para Mijich, «hay varias razones que concluyen para explicar este fenómeno que se ha registrado no sólo en Rosario, sino también en la mayoría de las grandes ciudades del país».

   En ese sentido la subsecretaria de Medio Ambiente enumeró: «En la década pasada hubo una mejora en el poder adquisitivo promedio, que se trasladó en gran parte al consumo, como marcaban los indicadores económicos de los años anteriores. Y eso incrementó la cantidad de desperdicios y basura que produjo cada habitante de la ciudad».

   »Además —continuó—hubo un crecimiento poblacional de la ciudad y en particular del área metropolitana. A Rosario vienen a diario muchas de las personas que viven en localidades vecinas, consumen y generan residuos. Incluso hay cada vez más estudiantes que se asientan aquí aunque viven en otras ciudades».

   En paralelo, en los últimos años «hubo cambios en la generación de envases y en la política de envasado y packaging de las empresas que ha generado una mayor cantidad de restos que no tienen valor comercial y no se pueden comercializar».

   De allí que para la funcionaria es clave que el Congreso sancione una ley nacional que «extienda la responsabilidad de la recuperación de los envases a las distintas etapas del proceso de producción».

Un freno

   Mijich resaltó que aún así «en Rosario la tendencia de aumento de la producción de residuos domiciliarios se detuvo en los últimos dos años, por una mayor conciencia ambiental, por el impacto de las campañas de difusión y las políticas públicas que se vienen llevando adelante».

   Al respecto la subsecretaria de Medio Ambiente se esperanzó con la posibilidad de «avanzar hacia el cumplimiento progresivo de la ordenanza Basura Cero», que fijó como meta reducir a la mitad la cantidad de basura que la ciudad deposita en el relleno sanitario de Ricardone.

   Esa exigencia plantearon las ONGs ambientalistas y concejales opositores en el debate parlamentario sobre el nuevo vínculo contractual con Resicom, tras el millonario contrato directo que firmó el Ejecutivo que los ediles luego convalidaron parcialmente, a la espera de una solución ambiental metropolitana.

por Guillermo Zysman – La Capital