Las grandes incógnitas de 2017

¿Podrá Mauricio Macri finalmente reactivar al país con su receta económica? ¿Habrá alguna mejora palpable de la seguridad? ¿Cómo llegará y cómo saldrá el gobierno de esa bisagra que son las elecciones de medio término?
¿Cristina Kirchner irá presa y/o será candidata? ¿Cuántos peronismos habrá en las urnas?

Estas son algunas de las incógnitas que dejó planteadas el primer año de gobierno de Mauricio Macri, caracterizado por reformas estructurales del modelo económico, la recesión, y el cerco judicial que quedó montado sobre la ex presidenta.

Precisamente, las revelaciones en continuado del entramado de corrupción kirchnerista parecieron replegar el poder político de Cristina Kirchner a un sector muy fiel pero ya no mayoritario y dio aire a un Macri que no le encontró la vuelta a la recesión.

El equipo económico logró una salida ordenada del cepo, luego acordó con los fondos buitres y despide el año con un exitoso blanqueo que oxigena un tanto las cuentas públicas para el 2017, pero al mismo tiempo estimuló la inflación y la economía cayó en picada, especialmente la industria y la construcción.

Sobre el final de año, y más por cuestiones personales que de criterio, Alfonso Prat Gay dejó el equipo económico y se sumó Nicolás Dujovne, cuya principal misión será establecer una amplia reforma impositiva que permita reducir la carga tributaria, pero bajando el gasto, un desafío mayúsculo.

Algunas experiencias sobre el ajuste económico como el implementado por la Alianza en la Argentina o por Dilma Rousseff al inicio de su segundo mandato en Brasil deberían pesar a la hora de tomar el marcador para tachar gastos.

Lo cierto es que Macri entiende que un país es inviable con un déficit del 4 por ciento de su PBI -la meta para 2017 es de 4,2 por ciento- y al mismo tiempo pretende generar estímulos reduciendo impuestos que desalientan a inversores y empresarios.

El gobierno está convencido de que la economía comenzó a reactivarse en el último trimestre del año y que con esa inercia empezará a escalar la «U» en 2017, un año clave para su suerte política, teniendo en cuenta su debilidad parlamentaria.

A Cambiemos lo ayuda el hecho de que enfrente hay un peronismo fragmentado. El conglomerado del Frente para la Victoria está dividido entre quienes quieren renovar su liderazgo y quienes siguen venerando a Cristina.

La semana pasada el PJ bonaerense pareció plantear en el congreso partidario la posibilidad de que todos los sectores confluyan en una primaria que, a su vez, ordene la conducción. ¿Qué rol ocupará la ex presidenta?

Por otro lado están los renovadores de Sergio Massa, quien como Néstor Kirchner en su momento parece más interesado en armar una fuerza transversal con Margarita Stolbizer y el progresismo, que recostarse en un peronismo tradicional.

Gabriel Profiti / NA

Gabriel Profiti – La Capital de Rosario