Villa Las Rosas prohibió la minería

A pedido de los vecinos, sancionan ordenanza que impide la explotación dentro del ejido. Va en contra de leyes nacionales.

Esta villa turística se declaró esta semana, mediante una ordenanza aprobada por unanimidad, «libre de explotación minera, no tóxica y ambientalmente sana». La decisión, surgida tras la queja de vecinos por las explosiones de minas cercanas, podría contradecir a leyes nacionales que fomentan la minería, una actividad intensa en la zonas.

Además del impacto ambiental que generarían, las explosiones alteran la vida de los vecinos y la estabilidad de sus viviendas. El municipio solicita una limitación del uso de explosivos y un sismógrafo para controlar la actividad. Una de las empresas afirma que no hay impacto ambiental y que la actividad está controlada por la Provincia.

Protección. La flamante ordenanza prohíbe la actividad minera en cualquiera de sus formas dentro del ejido municipal de Villa Las Rosas, además de cualquier tipo de actividad que incluya el uso de explosivos o de sustancias químicas a gran escala. También prohíbe la circulación de vehículos con explosivos y productos tóxicos por las calles de la localidad.

En otros artículos, la nueva ley municipal declara «protegidos» los recursos paisajísticos, arqueológicos y naturales de la localidad y su zona circundante. «La idea es invitar a otros municipios y comunas de la zona a sumarse a esta propuesta para que tenga una real validez», señaló Daniel Brito, uno de los vecinos impulsores de la modificación.

¿Agreste y tranquila? Villa Las Rosas tiene casi cuatro mil habitantes, y una cantidad similar de personas viven en el resto de la pedanía, la mayoría de actividades relacionadas al turismo. La localidad tiene un alto porcentaje de vecinos llegados desde ciudades grandes. «Agreste y tranquila» es el eslogan de promoción turística con el que la villa se difunde por el país, pero sus atractivos se ven amenazados con la cercanía de la actividad minera en alta escala.

El intendente Enrique Rébora señaló: «Es muy violento convivir con explosiones o con el tránsito diario de camiones con minerales, pero lo más grave es que se ahuyentará al turismo, que es nuestro medio de vida, nadie puede descansar en medio de estallidos». Y remarcó: «Vamos a trabajar para no contaminar y para preservar este lugar. No estamos en contra de la minería de subsistencia, de las pequeñas canteras, que apuntan a la supervivencia familiar, sí del uso de explosivos y de la explotación a gran escala», aclaró Rébora. El municipio ha solicitado a Minería de la Provincia un sismógrafo destinado a controlar las explosiones de las minas cercanas.

Según quienes reclaman, no hay controles frecuentes en la zona para regular la actividad minera. «Por día sentimos unas 15 detonaciones, son como los temblores», relató Valeria Bucco. Y amplió: «Ahora se empeora porque quieren ingresar por nuestras propiedades privadas para terminar con la naturaleza y los recursos de este lugar».

Gustavo Doratto dijo que su casa, ubicada a tres kilómetros de una mina, ha sufrido rajaduras que hacen peligrar su estabilidad.

Miguel Ángel Ortiz – La Voz del Interior