Comodoro Rivadavia es una de las tres únicas ciudades del país que tiene una reglamentación con respecto a las camas solares. Solamente Buenos Aires y Santa Fe cuentan con este tipo de norma que tiende, fundamentalmente, a preservar la salud de las personas que utilizan estos elementos, los que están considerados de sumo riesgo, según el decir de la concejal justicialista Cristina Ziebart, también médica, que presentó un proyecto al respecto.
Este tema días atrás tomó trascendencia nacional cuando se conoció el caso de una joven que en Buenos Aires sufrió severas quemaduras por el uso de dichas camas y la iniciativa de la médica local recibió destacados elogios.
La concejal puso de manifiesto que el proyecto en cuestión, que desde la última sesión del Concejo Deliberante se transformó en ordenanza, “tiene dos aspectos uno de los cuales habla de la habilitación de los comercios que tienen dentro de ellos camas solares” y “la especificación técnica de éstas que tienen que estar habilitadas por el AMMAP, que es el organismo nacional que regula los medicamentos y la tecnología médica”.
Por otro lado, “está la parte informativa que no es otra cosa que la obligación de informar al usuario, por parte de la prestadora, los riesgos que tiene utilizar las mismas”, para ello “tiene que haber cartelería que diga que la utilización de las camas solares y, por ende, los rayos ultravioletas pueden provocar enfermedades irreversibles, no únicamente el cáncer de piel, habiéndose triplicado la casuística en los últimos cuarenta años”. Esto se atribuye a dos cosas: “el sol, por el conocido agujero de ozono, y por la cantidad de sol que toma la gente para tostarse” y “a las camas solares”.
Un riesgo
Ampliando detalles, la concejal médica dijo que entre los daños provocados, además del cáncer de piel, está el relacionado con “trastornos de inmunidad en la piel que favorece las infecciones” y, a su vez, “al alterar la inmunidad las vacunas no tienen el mismo efecto que deberían tener porque no genera inmunidad”. Asimismo está teóricamente prohibido para mujeres embarazadas y menores de edad, pero sobre esto último “en esta ordenanza no lo prohibimos sino que requerimos que haya una autorización por escrito de los padres”.
Ocurre que “hay memoria celular y hasta los 20 años se amplía el período en el cual uno cubre toda la memoria de las células quedando marcada ésta por la memoria genética y se va a tener muchísimas más posibilidades de tener cáncer de piel que alguien que no haya recibido rayos ultravioletas”.
Asimismo, recalcó que provoca “un envejecimiento precoz de la piel, además de trastornos visuales, desde cataratas, conjuntivitis, creatitis y una serie de cosas que son perjudiciales” por lo que “la gente debe estar advertida si quiere usar la cama solar”.
También indicó la edil que la ordenanza establece que en los lugares donde funcionan las mismas “tienen que tener una ficha personal con un certificado médico en el cual, simplemente, tiene que estar el nombre y apellido de la persona que ha sido revisado para descartar un cáncer en actividad y que ha sido informado de los efectos de los rayos ultravioletas”.
Cáncer de piel
Ziebart dijo que, en función de los daños que provocan las camas solares, “la Organización Mundial de la Salud solicita a las legislaturas de todo el mundo que se legisle al respecto y se trate de controlar”, además “de informar a la población los efectos”.
En consecuencia, expresó que más que como concejal, como médica, recomienda a la población “la no utilización de camas solares porque no tiene ningún efecto beneficioso excepto el cosmético”. Además de ello “porque provoca muchísimo daño en las personas, llegando a provocar el cáncer en la piel y un montón de efectos que son graves”, pero no solamente esto “si no que también aconsejo que cuando se vaya a la playa se utilicen protectores solares porque el efecto es grave e irreversible”, de allí las recomendaciones “de no tomar sol en horas pico y si uno se expone en ese lapso utilizar los protectores solares correctamente, no solamente el tipo o la graduación, sino bien colocados; asimismo cada vez que uno sale del agua volverse a colocar”.
– Jornada