Lo sancionó ayer el Concejo Deliberante. La contribución inmobiliaria para esos terrenos aumentará hasta un ciento por ciento. La iniciativa pretende favorecer la densificación edilicia, evitar la proliferación de basurales y poner límites a la expansión del ejido urbano. La oposición la calificó de “impuestazo”.
Los propietarios de baldíos en barrios de mediana y alta densidad urbana y buena capacidad contributiva, deberán pagar hasta el doble de impuesto inmobiliario municipal, según la ordenanza sancionada ayer por el Concejo Deliberante.
La iniciativa impulsada por los ediles juecistas Beltrán Corvalán y Alberto Hernández pretende con esta “sanción tributaria” favorecer la densificación edilicia, evitar la proliferación de basurales, desalentar las inversiones especulativas y poner límites a la expansión del ejido urbano, con sus consecuencias de encarecimiento de los servicios.
Para que entre en vigor, la norma debe ser aún promulgada por la intendencia. Formalmente, consiste en la modificación del Código Tributario y de la Ordenanza Impositiva vigentes, aunque igualmente comenzará a regir en 2007, al iniciarse ese período fiscal.
El aumento llegará hasta el ciento por ciento de la contribución inmobiliaria, con un gradiente anual del 20 por ciento. Es decir, el primer año la alícuota crecerá un 20 por ciento; el segundo, un 40 por ciento; el tercero, un 60 por ciento; el cuarto, un 80 por ciento; y el quinto año, un ciento por ciento.
No obstante, para los terrenos de reciente adquisición, la aplicación tendrá un efecto demorado. Esto es, el primer aumento recién comenzará a aplicarse a partir del segundo año de la compra, a contar desde la escrituración.
El proyecto fue aprobado con los votos de la bancada juecista, más el aporte del radical Guillermo Irós. Los dos bloques peronistas y Dolores Becerra (UCR) lo hicieron en contra y con fuertes críticas (ver “Para la oposición …”).
El voto favorable de Irós fue en la consideración en general de la iniciativa, ya que en su debate en particular se opuso. El edil dijo estar “conceptualmente de acuerdo” y recordó que durante la intendencia de Ramón Mestre, de la cual él formó parte, se aprobaron medidas similares.
No obstante, criticó el gradiente (escala) de la suba impositiva y planteó reservas sobre el listado de barrios que quedaban incluidos en el aumento del tributo.
Su postura se ajusta a un diagnóstico que desde hace muchos años existe entre los urbanistas cordobeses y que consiste en que el ejido urbano -un cuadrado de 25 kilómetros de lado que lo convierten en uno de los más grandes de Latinoamérica- es un verdadero “queso gruyere” por la cantidad de espacios vacíos.
En los años ’80, desde la Secretaría de Desarrollo Urbano que conducía Irós se llegó a calcular que en la mancha donde se asentaba el ejido, había 40 mil baldíos que podían absorber sin problemas una población de 400 mil personas, sin extender más el ejido.
El panorama en la actualidad seguramente ha variado y se ha extendido más todavía la zona urbanizada. Sin embargo, el proyecto sancionado viene a responder en un momento de auge de la industria de la construcción, lo que genera oportunidades para tratar de direccionar en parte el crecimiento de la ciudad.
Más allá del debate de ayer y de las razones de unos y otros para apoyar rechazar la iniciativa, lo cierto es que la norma -si no hay un poco probable veto de Luis Juez en el camino- comenzará a regir y a tener impacto visible en el desarrollo edilicio de la ciudad, en 2007.
GABRIEL OSMAN – La Mañana de Córdoba