El ministro de Economía presentó un esquema con el objetivo de reforzar las escasas reservas; habrá sanciones para quienes no cumplieron con liquidaciones de divisas. Belkis Martínez LA NACION
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En medio de las necesidades del Gobierno de aumentar las reservas del Banco Central (BCRA) en un contexto de estrechez de divisas debido a la sequía que derrumbó la cosecha del campo, el ministro de Economía, Sergio Massa, presentó esta tarde el “dólar agro”. La medida, cuestionada en la dirigencia rural que teme un impacto negativo en el costo de alimentación sobre otras actividades, como la ganadería, el tambo y el pago de los alquileres agrícolas, incluye al complejo de la soja y a economías regionales. Massa no dijo cuántos dólares llegarán, pero trascendió en las últimas horas que habría un objetivo de unos US$7000 millones.
Será a través del Programa de Incremento Exportador que regirá para la soja del 8 del actual al 31 de mayo con un tipo de cambio diferencial a $300. De acuerdo con las estimaciones del mercado, con este dólar agro se podrían vender entre 8 y 9 millones de toneladas.
Para las economías regionales, el plazo del dólar agro que se liquidará en los mismos valores será hasta el 30 de agosto, en lo que desde el Ministerio mencionaron antes de las medidas como “una suerte de ventana temporal para ambas [actividades] que se abre y se cierra”. Habrá actividades contempladas que deberán cumplir con condiciones de elegibilidad.
Esta herramienta surge en medio de los efectos de la sequía que azotó el país, producto de tres años consecutivos del fenómeno climático de La Niña. Esto dejará como resultado una pérdida estimada de US$20.000 millones de divisas del sector agroindustrial.
“A lo largo del 2022, con el complejo agroindustrial oleaginoso vinculado a la soja hemos podido fortalecer en el segundo semestre las reservas de la Argentina encontrando un mecanismo de incentivo mutuo que llegó al productor agropecuario, fortaleció la capacidad industrial del sector oleaginoso argentino, mantuvo mercados en la agenda de seguridad alimentaria global de la que Argentina participa, pero quedó ceñido a lo que representaba el sector soja y sus derivados”, dijo el funcionario. El ministro de Economía apuntó que el programa para la soja “lo que hace es mejorar el precio para el productor, que hoy tiene menos volumen por la sequía, para paliar pérdidas pero además incentivar las exportaciones argentinas y fortalecer las reservas”.
A raíz del efecto climático, las bolsas de cereales y de comercio han proyectado fuertes recortes en la cosecha de soja. A modo de ejemplo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires tiene una proyección de 25 millones de toneladas, 18,3 millones de toneladas menos versus el ciclo agrícola pasado.
Con las versiones I y II del dólar soja, vigentes en septiembre y diciembre pasado, respectivamente, Massa consiguió que los productores vendieran mercadería almacenada e ingresaran más de US$11.000 millones, lo que sirvió para reforzar las reservas del BCRA. El primer dólar soja reconoció un tipo de cambio a $200 mientras que el segundo fue con $230.
Más allá de que las dos versiones del dólar soja le permitieron al Gobierno sumar reservas para el Banco Central, la medida genera preocupación en algunos sectores como la lechería, el engorde de hacienda, porcinos y avícolas, por el encarecimiento de la soja y sus subproductos para la alimentación animal. El nuevo dólar agro, además, podría generar una distorsión para aquellos productores que deban pagar alquileres.
Según un cálculo del productor Santiago del Solar, pese a que habría una mejora en pesos para la soja, los productores argentinos seguirán percibiendo el equivalente a menos de la mitad del valor internacional, por efecto de las retenciones y la brecha cambiaria. En rigor, el grano podría irse a unos $110.000 la tonelada, con una mejora en torno del 30%. El productor pasaría de recibir el 36 al 48% del valor internacional, lejos aún de prácticamente el 100% de países de la región.