Algunos candidatos contratan hasta dos consultoras en simultáneo. Dependiendo del alcance, un sondeo puede costar hasta 200 mil pesos. Aseguran que solo se trata de una “foto”.
El teléfono de casa suena y una operadora inicia su mensaje: “estamos realizando una encuesta”. Corte brusco. “Son los políticos”, dirá algún elector cansado de la repetición de sondeos. Otro se asomará a la mirilla de la puerta con el sonido del timbre y encontrará un joven con carpeta y cuestionario. Se debatirá entre abrir la puerta o quedarse quieto, en silencio, para simular su ausencia.
En épocas de saturación publicitaria, apatía política y vacaciones, lograr una encuesta de opinión representativa para orientar una campaña electoral puede resultar todo un arte. Los políticos no desisten de ellas pese a demostrados tropiezos y, en Neuquén, las principales fuerzas trabajan con dos, tres y hasta cuatro consultoras para afinar sus estrategias de cara al 10 de marzo.
La mayoría tienen sede en Buenos Aires, algunas eligen el perfil bajo y otras son casi tan conocidas como los propios candidatos.
Horacio Quiroga contrató el mes pasado a una de las firmas de más renombre y contó que busca en las encuestas conocer “la visión de la gente, los problemas que le preocupan y las necesidades más importantes”. Aseguró que las cifras aún no posicionan a un ganador claro para la gobernación neuquina, pero se entusiasmó con una “paridad de tres” entre su fuerza, Cambiemos, el Movimiento Popular Neuquino y Unidad Ciudadana Frente Neuquino.
Es el escenario más repetido entre quienes aseguran haber visto sondeos, aunque eso no define el resultado que arrojarán las urnas el domingo electoral. Mañana podría ser todo distinto.
“Para nosotros es una foto del momento. Nada más. Sirve porque varía de una semana a la otra. Vos, yo o cualquiera no está igual el lunes que el viernes o si es principio o fin de mes. Para nosotros es una herramienta más que nos ayuda a entender cada momento. No tomamos decisiones en base a las encuestas y no cambiamos el eje de campaña a mitad de camino. Eso no sirve”, aseguró un hombre del MPN con acceso a las encuestas.
El oficialismo tiene un grupo muy reducido con habilitación para mirar esos números, que no se comparten con el resto del equipo ni segundas líneas.
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El candidato de Unidad Ciudadana Frente Neuquino, Ramón Rioseco, reveló que trabajan con dos encuestadoras y van “cotejando los números de cada una”. “La idea es saber qué piensa la gente, cuáles son los intereses que tienen, cuál es la imagen de los candidatos nacionales y provinciales y la intención de voto. Eso se va midiendo cada diez o 15 días en las últimas semanas”, sostuvo.
El arte de hacer encuestas en época de campañas electorales
Los analistas reconocen que muchos se niegan a responder por las constantes consultas. (florencia salto)
Coincidió con sus pares en que “son orientativas, una foto del momento”, pero “van marcando dónde estás más débil, más fuerte, cuál tiene que ser tu discurso y comunicación con la gente”.
“En general se contratan como consultor permanente y se paga una tarifa por mes, por ejemplo”, señaló. Otras estimaciones indican que los sondeos se pagan entre 100.000 y 200.000, según el alcance y la metodología de trabajo.
“Nuestra consultora hace todo tipo de encuestas, pero la que más se utiliza es la telefónica. En Neuquén sólo hacemos esas mediciones”, indicó el director de Aresco, Federico Aurelio, quien detalló que las muestras para abarcar la provincia “sin tener lectura de una localidad en particular”, requieren de 1.000 casos que, a su vez, demandarán unos 10.000 llamados.
“Hoy en día es difícil que la gente responda las encuestas con cualquier metodología. En la década del 80 no creían en ellas porque la gente decía ‘a mí nunca me hicieron una encuesta’. Hoy es al revés, te dicen que están re podridos de las encuestas porque las paran en la calle todos los días, les mandan mensajes o llaman por teléfono. Entonces, es difícil”, explicó.
Desde una consultora local, cuyo titular prefirió seguir cultivando el perfil bajo, explicaron que los sondeos que más utilizan son de celular y con operadoras “humanas” no automatizadas. “Nos dan resultados bastante parecidos a los domiciliarios y los encuestadores que tenemos están cancheros para convencer”, indicó.
Sin embargo, coincidió con su colega en que “cada vez cuesta más que respondan porque tenés la competencia de los vendedores telefónicos que te torturan todo el tiempo, entonces la gente se harta y cuesta sacarle el dato”.
El consultor, que trabaja en una de las campañas locales, afirmó que el consejo para los candidatos es que no tomen las encuestas “como si fueran un dato”. “Se deben tomar para saber las tendencias y tener información para ratificar, modificar o agregar a la estrategia. No es el pronóstico del hipódromo”.
Para completar un relevamiento de 1.000 casos por vía telefónica se estima que son necesarios unos 10.000 llamados.
Las encuestas políticas compiten contra otros sondeos.
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ANDREA DURÁN – Diario Rìo Negro