
Ya fueron soldados 120 kilómetros de caños entre Allen y Chelforó y el proyecto emplea a 1.500 trabajadores en Río Negro y Neuquén.
Por La Nueva
E l Oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), uno de los proyectos energéticos más ambiciosos del país, avanza a paso firme en el Alto Valle de Río Negro.
La obra ya alcanzó 120 kilómetros de cañerías soldadas entre Allen y Chelforó, generando más de 1.500 puestos de trabajo directos en las provincias de Río Negro y Neuquén.
Con una extensión total de 570 kilómetros y una capacidad inicial de 390.000 barriles diarios de petróleo, el ducto conectará el corazón de Vaca Muerta con la futura terminal marítima de exportación en Punta Colorada, sobre la costa atlántica de Río Negro.
La obra es desarrollada por YPF junto a empresas contratistas y proveedoras de servicios estratégicos.

En un contexto de crecimiento sostenido de la producción hidrocarburífera en la Cuenca Neuquina, VMOS aparece como una pieza central para destrabar cuellos logísticos y permitir una mayor salida de crudo hacia mercados internacionales, particularmente Europa y Asia, según se viene informando.
Récord de soldaduras y cronograma acelerado
En el primer tramo, que une Allen con Chelforó, se logró un récord nacional de avance con 155 costuras soldadas en un solo día.
Esto representa más de tres kilómetros lineales de cañería montada. Ese ritmo, inédito en obras de esta escala en el país, acelera la proyección general de finalización.
Los caños utilizados son de 30 pulgadas de diámetro, diseñados para soportar altos volúmenes de presión y condiciones geográficas variables.
Las tareas incluyen movimientos de suelo, soldadura automatizada, inspecciones con rayos X, recubrimientos especiales y bajada a zanja.
Ya comenzó también la ejecución del segundo tramo, que va desde Chelforó hacia la costa, con base logística en cercanías de General Conesa y Sierra Grande. A
llí se prepara el montaje del gran tanque de almacenamiento de 120.000 m³, que será clave para la operación continua de la terminal portuaria.
Un impacto que ya se siente en las localidades
Más allá de los números de cañería instalada, el VMOS ya está teniendo un fuerte impacto económico y social en la región. Más de 1.500 trabajadores de la zona —muchos de ellos incorporados a través de la UOCRA— participan de las obras, sumados a técnicos, ingenieros y personal de apoyo logístico.
La obra también moviliza decenas de pymes regionales vinculadas a transporte, servicios industriales, catering.
A esto se suma servicios de mantenimiento y provisión de insumos. Allen, Chelforó, General Roca, Chichinales y Conesa son algunos de los puntos neurálgicos de la cadena logística que respalda el avance del ducto.
La coordinación con los municipios, el cumplimiento de normativas ambientales y el diálogo con comunidades locales forman parte del esquema operativo.
Según fuentes del proyecto, todas las intervenciones cuentan con estudios de impacto ambiental aprobados y planes de mitigación en marcha.
La terminal de Punta Colorada, clave para la exportación
El punto final del VMOS será la terminal de Punta Colorada, donde se montará un muelle de carga para buques tanque de gran calado.
Este nodo logístico permitirá despachar crudo directamente desde la Patagonia al mundo, sin depender de la infraestructura de Bahía Blanca – Puerto Rosales o del transporte ferroviario.
Punta Colorada, en la costa de la provicnia de Río Negro, fue elegida por su ubicación estratégica, calado natural y baja densidad poblacional.
La zona ya cuenta con obras de acceso, algunos caminos pavimentados, tendido eléctrico y movimientos de suelo avanzados.
La terminal incluirá tanques de almacenamiento, unidades de bombeo, sistemas de seguridad automatizados y una amplia red de monitoreo operativo remoto.
Cuando esté operativo, el sistema completo permitirá que más del 25% de las exportaciones energéticas del país salgan desde allí, optimizando costos logísticos y aumentando la competitividad del petróleo no convencional argentino en los mercados globales.
Para las provincias involucradas, el oleoducto representa un punto de inflexión: dejarán de ser solo territorios de producción para transformarse también en plataformas logísticas y exportadoras. Ese cambio tiene implicancias económicas, fiscales y políticas de largo plazo.
Durante una visita reciente al obrador de Allen, los gobernadores Alberto Weretilneck (Río Negro) y Rolando Figueroa (Neuquén) coincidieron en destacar el carácter “estructural” de la obra.
“Por primera vez, la Patagonia exportará su petróleo directamente, con su gente y desde su territorio”, señaló Weretilneck
Figueroa, en tanto, destacó la necesidad de que este tipo de proyectos sirvan como base para una “nueva etapa de federalismo energético”, que permita captar mayor renta para las provincias productoras y fortalecer las capacidades industriales locales.
Ambos mandatarios insistieron en que el proyecto solo será exitoso si se articula con una visión nacional de desarrollo, que incluya inversión en infraestructura, promoción tecnológica y respeto por los estándares ambientales.
Según informes del consorcio VMOS, el proyecto contempla la instalación de dos estaciones adicionales de bombeo a lo largo del tramo, lo que podría elevar la capacidad máxima del oleoducto hasta 690.000 barriles diarios en fases futuras.
Tanques de almacenamiento
Además, se confirmó que la UTE ya adjudicó a CB&I un contrato EPC para la construcción de los tanques de almacenamiento en Punta Colorada, con una capacidad total de 630.000 m³, equivalente a más de 4 millones de barriles, que se espera estén listos para finales de 2026
En paralelo, el consorcio VMOS dio luz verde a una segunda fase de expansión de capacidad, que permitirá escalar desde los 550.000 bpd previstos para 2027 hasta los 700.000 bpd
Asimismo, en el plano institucional, Río Negro firmó un acuerdo de U$S 1.000 millones a 13 años con VMOS SA para asegurar recursos fiscales destinados a obras complementarias, canon portuario y desarrollo local