Un equipo multidisciplinario anticipó que se cuenta con un importante potencial para modificar el balance de CO2 del país. ¿El objetivo? Contribuir a la mitigación del cambio climático a escala global.
Por Guillermo D. Rueda La Nueva ProvinciaEl nuevo mapa elaborado por un equipo de investigación del INTA; de la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación; de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), que pretende comprender la distribución espacial del C02 para el diseño de estrategias de conservación de suelos, terminó por aportar un dato trascendente.
“A partir de este trabajo se estimó que los suelos de nuestro país almacenan 13,3 mil millones de toneladas de carbono orgánico en los primeros 30 centímetros de profundidad”, dijo Juan José Gaitán, del Instituto del Suelo y coordinador del proyecto de monitoreo de degradación de paisajes y sistemas productivos con metas en la neutralidad de la degradación de tierras.
“Esto representa, aproximadamente, el 2 % de la reserva mundial de carbono orgánico estimada por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura)”, precisó.
La (novedosa) cifra surge de un trabajo de actualización sobre la reserva de carbono orgánico que poseen los suelos argentinos en los primeros 30 centímetros de profundidad. De este modo, estudios preliminares anticipan que poseen un gran potencial para modificar el balance de CO2 del país y contribuir a la mitigación del cambio climático a escala global.
Mapa de almacenamiento de COS (t/ha, 0-30 cm) en los suelos de Argentina.
La coordinación general también estuvo a cargo de Ana Beatriz Wingeyer, de la EEA del INTA Paraná y de Pablo Peri, a cargo del Programa Nacional Forestales de la EEA del INTA Santa Cruz.
Según se determinó, el carbono orgánico del suelo (COS) es la base fundamental para el desarrollo de una agricultura sustentable, debido a que es el principal indicador de la calidad del suelo y de su potencial productivo.
Debido a que el uso agrícola modifica las propiedades que posee el suelo (físicas, químicas y biológicas), conocer y comprender la distribución espacial del carbono es indispensable para el diseño de estrategias de conservación, en línea con la necesidad de continuar con la producción de alimentos para una población mundial en franco aumento.
El mapa actualizado que se presentó sobre la reserva de carbono orgánico de los suelos argentinos se encuentra disponible en una plataforma online y es de acceso libre y gratuito.
“Existe un interés creciente por estimar y mapear las reservas que quedan y su potencial de cambio para secuestrar carbono con mayor precisión y en resoluciones espaciales más finas y extensiones geográficas más grandes”, añadió Peri.
Por esta razón, un equipo de investigadores recopiló información de alrededor de 5.400 muestras de suelo, siempre hasta 30 centímetros de profundidad, de todo el territorio nacional que, luego, fue procesada por diferentes proyectos de investigación entre 2015 y 2022.
De las 16 ecorregiones del país, la Estepa Patagónica, la Pampa y el Chaco Seco son las que contienen la mayor reserva del COS.
Para la elaboración del mapa utilizaron técnicas de cartografía digital de suelos para estudiar la relación entre los datos medidos en 5.400 sitios y 40 variables climáticas, topográficas, edáficas y de la vegetación para generar un modelo de predicción que permite estimar la reserva de COS en los lugares no medidos y obtener un mapa de escala nacional.
De las 16 ecorregiones del país, la Estepa Patagónica, la Pampa y el Chaco Seco son las que contienen la mayor reserva del COS y, en total, las tres representan aproximadamente el 55 % de la reserva del país.
Por su parte, los campos y malezales, los Esteros del Iberá y las islas del Atlántico Sur son las ecorregiones con menor reserva de COS, con 1,1 % del total, influenciado por la superficie que ocupan estas ecorregiones.
De acuerdo con el informe, por unidad de superficie la ecorregión bosques patagónicos es la de mayor contenido con 130 toneladas por hectárea; mientras que el monte de llanuras y mesetas es la de menor aporte, con 32,5 toneladas por hectárea.
“De acuerdo con los principales tipos de suelo, el almacenamiento de COS por unidad de superficie fue mayor en los suelos de Orden Histosoles con 108 toneladas por hectárea. Mientras tanto, los suelos Entisoles y Aridisoles son los que almacenan menos COS con 38 y 41 toneladas por hectárea, respectivamente”, detalló Gaitán.
Los suelos del Orden Molisoles contienen la mayor reserva de COS del país con 5,17 petagramos (PgC), lo que equivale a 5,17 mil millones de toneladas. Luego se encuentran los Entisoles con 2,27 PgC; Aridisoles 2,14 PgC; Alfisoles 1,30 y PgC e Inceptisoles 1,01 PgC.
“Estos cinco órdenes de suelos contienen el 86,5 % del total de COS almacenado en la Argentina”, agregó Gaitán.
“El estudio indica que, con pequeños incrementos en el secuestro de C, los suelos tendrían un gran potencial para modificar el balance de CO2 del país y contribuir a la mitigación del cambio climático global”, añadió.
Asimismo, cabe destacar que las áreas protegidas de la Argentina abarcan una superficie aproximada de 20,3 millones de hectáreas y almacenan 1,16 PgC (media de 57,2 t/ha), lo cual representa casi el 9 % de la reserva total de COS del país.
“La coordinación interinstitucional fue clave para lograr este trabajo”, comentó Agustín Pérez Andrich, director nacional de Agricultura de la SAGyP, quien resaltó la labor de muestreo de suelos realizada por los delegados de las diferentes provincias, respecto de la contribución a la elaboración del mapa de almacenamiento de carbono.
El total de 5.377 suelos relevados en el país.
“La implementación de buenas prácticas de manejo de los cultivos extensivos en los suelos pampeanos, donde se encuentran del Orden Molisoles en los que se cultiva gran parte de los granos, puede maximizar la capacidad para secuestrar carbono, lo que representa una estrategia importante para la conservación, así como de mitigación del cambio climático”, aseveró Pérez Andrich.
“El trabajo proporciona una línea de base para desarrollar los esquemas de comercio de bonos y puede ayudar a identificar y priorizar ubicaciones potenciales para proyectos de secuestro de carbono basados en el suelo”, añadió —en tanto— Ana Wingeyer, del INTA Paraná.
“El concepto de que los suelos y la agricultura puedan representar al mismo tiempo soluciones para problemas globales, como el cambio climático y la falta de seguridad alimentaria, dio lugar a varias iniciativas internacionales que buscan conservar e incrementar la reserva de carbono orgánico”, dijo Wingeyer.
En línea con las acciones internacionales, el Acuerdo de París (COP21), en el contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015, promueve la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento de los sumideros para la mitigación del cambio climático, mientras que la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación adoptó el mapeo de las reservas de COS como uno de los indicadores para estimar el área de tierras degradadas en el contexto de monitorear la meta de alcanzar la neutralidad en la degradación de las tierras hacia el año 2030.
“Por esto, el mapa y sus futuras actualizaciones contribuirán a reportar el avance en las metas comprometidas, ante estas iniciativas internacionales, de realizar acciones locales para limitar las emisiones y para conservar y aumentar los sumideros y reservorios de los gases de efecto invernadero”, sostuvo Peri.
En esta línea, Carolina Sasal, coordinadora del Programa Nacional de Recursos Naturales del INTA, puntualizó que resulta fundamental sostener redes de sitios de monitoreo permanentes y a largo plazo que permitan la actualización periódica del mapa.
“Los muestreos y análisis de suelos que dan origen a este mapa surgen del esfuerzo conjunto entre instituciones del ámbito público y privado, fortaleciendo vínculos y abriendo paso a nuevas líneas de investigación y desarrollo para Argentina y con relevancia a nivel global”, concluyó Sasal. (INTA).
Acerca del área de estudio
—El territorio de la República Argentina abarca una superficie de 2,80 millones de km2 y es el octavo país del mundo en extensión.
—La geografía es muy variada, encontrándose mayormente llanuras en el este, serranías en el centro y montañas en el oeste. El país se encuentra atravesado, en su extremo occidental, de norte a sur por la cordillera de los Andes. El pico más alto de Argentina es el Aconcagua, de 6960,8 m s. n. m.
—Existe una gran variedad de climas determinados por la extensión del país y la presencia de la Cordillera de los Andes hacia el oeste. Dos tercios del país están definidos por condiciones áridas o semiáridas. La aridez aumenta hacia el oeste y el sur.
—Los climas subtropicales húmedos y húmedos predominan en la región Pampeana y noreste del país, mientras que los áridos y fríos se encuentran en el sur y oeste.
—La precipitación media anual varía desde menos de 100 mm en el oeste hasta 2.300 mm en el noreste. Las temperaturas medias anuales de Argentina se ubican entre los 23° (al norte de la región chaqueña, en el límite con Paraguay) y 5 °C (en la isla de Tierra del Fuego). La frecuencia de heladas aumenta hacia el sur, y casi ningún sector del país está libre de ellas.
Producción ganadera en el distrito de Villarino.
—La combinación de diferentes características geomorfológicas, edáficas y climáticas ha permitido diferenciar 17 ecorregiones que constituyen territorios geográficamente definidos, en los que predominan determinadas condiciones relativamente uniformes o recurrentes.
—Estas áreas están caracterizadas por una fisonomía vegetal de comunidades que comparten un grupo de especies dominantes, una dinámica y condiciones ecológicas generales.
—Para la estimación de la reserva de COS se eliminaron de la superficie total del país —mediante operaciones de “enmascarado”—, las áreas sin suelo o no vegetadas (afloramientos de roca, salinas y salares, áreas con infraestructura) utilizando el mapa de cobertura de suelo de la Argentina (2007). También se descartó la superficie cubierta por cuerpos de agua utilizando la capa global del estudio de Hansen. Por lo tanto, la superficie total para modelar la reserva de COS fue de 2,58 millones de km2 (92,14 % del total del país).
De qué se trata
Conocer y comprender la distribución espacial de las reservas de COS en Argentina es necesario para el diseño de estrategias para su conservación y la planificación de acciones para mitigar el cambio climático.
A nivel global, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), como organismo custodio del indicador 15.3.1 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ha adoptado el mapeo de las reservas de COS como uno de los indicadores para estimar el área de tierras degradadas en el contexto de monitorear la meta de alcanzar la neutralidad en la degradación de las tierras hacia el año 2030.
El trabajo presentado proporciona una línea de base para desarrollar los esquemas de comercio de bonos de carbono.
Los mapas de COS se pueden utilizar como variable de entrada para modelar mecanismos que inciden en la producción de cultivos y en los procesos de degradación de la tierra.
Además, un mapa de COS a nivel nacional proporcionará una línea de base en la que se puedan basar los esquemas de comercio de bonos de C y ayudar a identificar y priorizar las potenciales localizaciones para proyectos de secuestro de C basados en el suelo. Debido a esto, existe, a nivel mundial, un interés creciente por estimar y mapear las reservas de COS y sus variaciones temporales, con mayor precisión, en resoluciones espaciales más finas y en mayores extensiones geográficas